¿Por qué la ganadería no levanta vuelo?

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La producción láctea está estancada hace más de 20 años, pero su potencial sigue intacto. El consumo interno se ubica entre los 180 l/c/a y 210 l/c/a.

(NAP, por Gustavo Oliverio*) Pasan los años y seguimos viendo en Argentina que la producción láctea sigue estancada en una producción anual de 10,5 a 11,5 mil millones de litros desde hace algo más de 20 años.

Datos publicados recientemente por la OCLA (Observatorio de la cadena Láctea Argentina)  dan cuenta de esta realidad para 2023, que marca cada vez menos unidades productivas, un stock de vacas cercano a 1,6 millones de cabezas y una baja producción individual promedio de 23 lts/Vc./día o 7.100 lts/Vc /Año.

A excepción del período 1991/2000, donde se produjo un fuerte crecimiento anual de la actividad (7,2%), en los últimos 20 años solo crecimos al 0,5% anual, mientras el mundo lo hizo al 2% anual, en el mismo período.

Con un consumo interno relativamente estable de entre 180 y 210 litros equivalentes por año y por habitante, las exportaciones han crecido en los últimos 5 años para volver a lograr un ingreso de 1300 a 1500 millones de dólares, cifra ya alcanzada en 2011-2013.

No hay ninguna duda del potencial de crecimiento que tiene la actividad lechera en el País, que permitiría por un lado mejorar el consumo interno a 200/210 litros eq. anuales por habitante y a la vez aumentar las exportaciones y generar un mayor ingreso de divisas.

La lechería, la producción de carnes (bovina, aviar y porcina) y otras tantas actividades requieren de inversiones importantes y miradas de resultados a mediano y largo plazo y no es precisamente lo ocurrido en la Economía del País de los últimos años lo que favorece estas miradas.

No es solo pensar en retenciones si o retenciones no, como se plantea por estos días en todo lo que involucra a la producción agropecuaria, sino que es necesario ver un nuevo rumbo para el País, con una Macroeconomía que tienda al equilibrio fiscal y a generar incentivos para las actividades productivas, con reglas de juego claras que se mantienen en el tiempo y generan Confianza a quienes invierten en estas actividades a mediano y largo plazo.

Generar incentivos NO es lograr ventajas sectoriales, sino lograr tener una presión fiscal lógica y no en base a impuestos distorsivos (Ingresos Brutos, Créditos y Débitos bancarios, Derechos de Exportación etc), controlar la informalidad, desarrollar una política exterior que promueva las Exportaciones y establecer reglas de juego que no se modifican permanentemente en el tiempo.

Partiendo del actual nivel de producción, es factible pensar en una lechería al 2030 de 14.000 a 14.500 millones de litros anuales de producción.

Esto implicaría crecer al 4 % anual promedio, alcanzar un aumento en las exportaciones de un 70 a 80%, llegando a un ingreso de 2300/2400 millones de dólares anuales y llevar el consumo interno de 190 a 210/220 lts/año y por persona.

Una Argentina que al 2030 debería producir 115-125 millones de Tn de Maíz y Soja necesita de las actividades que agregan valor a estos granos y la Lechería sin dudas es una de ellas.

No es relevante hoy la discusión que hace años tenemos sobre qué sistema de producción es mejor (pastoril, semi intensivo o estabulado), qué instalaciones son las más adecuadas, que razas deberían ser mayoritarias etc etc…

Hoy debemos lograr un marco Macro País que logre volver a generar CONFIANZA e INVERSIONES con los incentivos adecuados para ésta y otras actividades de largo plazo en ArgentinaSin dudas de ser así, la Lechería arranca.(Noticias AgroPecuarias)

  • Gustavo Oliverio es Ingeniero Agrónomo, es Coordinador y Asesor de la Fundación Producir Conservando.

 

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