La producción de soja en el NOA con luces de alerta
Apronor advierte que por las retenciones y la caída del precio internacional, el productor necesita cosechar más kilos por hectárea “para estar en equilibrio y no perder”.
SALTA (NAP) El cultivo de soja en bastas regiones del NOA se encuentra en alerta amarilla por las dilatadas precipitaciones que caracterizaron los primeros meses del año, sumado a la caída de los precios internacionales, complica el escenario al que se debe enfrentar el productor, consignó un informe técnico elaborado por APRONOR y asegura que esta es “una campaña muy heterogéneo”
“El escenario es muy complicado para el productor ya que en el NOA debido al esquema de retenciones actuales, costo del flete e insumos de producción y la caída del precio internacional estaría necesitando cosechar más kilos por hectárea para estar en equilibrio y no perder” advierte el documento luego de describir la disparidad de lluvias en los primeros meses de la campaña 2019/20.
Con precipitaciones dispares en Tucumán y zonas aledañas, esta campaña de soja se perfila más diversa de lo que se preveía. Hay zonas donde las expectativas de rinde son por debajo de las iniciales y otras en cambio, bendecidas por la lluvia, esperan buenos rendimientos.
El problema para los productores de la región es que al momento de la siembra la soja se negociaba a 2237 dólares y a la cosecha el valor se va a 200 dólares.
La curva de rinde varía de los 1.500 kilos por hectárea a los 3.500 kilos por hectárea, según los datos obtenidos por Apronor. No obstante, ante tanta variabilidad es aventurado hablar de promedios, considerando además que la cosecha se encuentra en un 30% de avance.
La gran diferencia se debe a muchos factores: el manejo, la fecha de siembra, la variedades, pero es, sobre todo, la disparidad de las lluvias lo que tanto incidió. El primer golpe de siembra se realizó los primeros días de diciembre. Luego se produjo un impase en el implante del cultivo como consecuencia de la falta de lluvias, que se extendió hasta mediados de enero.
“La lluvia volvió y la siembra se retomó. Pero no todos los productores pudieron terminar con la siembra de soja, porque la fecha de siembra dejaba de ser la óptima, y se vieron obligados a cambiar por poroto”, indicó la entidad.
La zona tuvo otro período seco a mediados de febrero y con altas temperaturas, que afecto, principalmente, a las sojas sembradas en diciembre y en las que hoy: “Estamos viendo esta gran variabilidad de rindes. La falta de lluvias provocó envejecimiento xilemático, perdida de vigor y acortamiento de entrenudos lo que después se vio reflejado en una disminución en la producción de granos.
Ahora, los productores están en una ansiosa espera para retomar con la cosecha de la soja que fue sembrada en enero. En los próximos días la maquinaria volverá a encenderse, esta vez con un poco más de esperanza ya que se esperan rindes más estables y no con tanta variabilidad. Al finalizar podremos saber cuál fue el promedio de este mosaico.
El escenario se complica aun más para el productor del NOA debido al esquema de retenciones actuales, costo del flete e insumos de producción y la caída del precio internacional estaría necesitando cosechar más kilos por hectárea para estar en equilibrio y no perder, lo que significa lograr un promedio que supere hoy el “Rinde de Indiferencia” que se encuentra en los 3.000 kilos por hectárea. Sí considera que el promedio anual en la zona en los últimos 10 años es de 2.450 kilos por hectárea, “estamos en el horno”.
PAra los productores de la región el problema se plantea porque se sembró una soja mayo 2020 a 237 dólares y están cosechando con un disponible de 200 dólares. La mitad de esa caída se explica por el aumento de los derechos de exportación y la otra mitad por la caída de los precios internacionales(Noticias AgroPecuarias).