El consumo carnes se recupera en la Argentina

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La ingesta de la proteína muestra un crecimiento del  4,2% para carnes bovina, porcina y aviar. El consumo vacuno recuperaría participación relativa frente a sus sustitutos.

El asado es uno de los platos más preferidos por los argentinos, a la hora de hablar de consumo de carne (Archivo NAP)

(NAP) Pese al paso de los años  y las oscilaciones en el consumo de carne por parte de los argentinos, que bajó y luego comenzó a subir pone de manifiesto una vez más que la  Argentina seguiría siendo el mayor consumidor mundial de carne bovina por habitante.

Así lo demuestra un reciente trabajo realizado por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), que se suma a otros estudios efectuados por entes como el IPCVA (Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina.

El consumo total de carnes bovina, aviar y porcina por habitante en Argentina podría ubicarse en torno a 115,2 kg en el año 2023.

De confirmarse el dato, representaría una mejora del 4,2% respecto al año anterior, y se alcanzarían niveles de consumo cercanos a los del año 2017.

Por otra parte, las proyecciones indican que cada habitante consumiría en 2023 un total de 4,0 y 3,4 kg por encima de los promedios de los últimos 5 y 10 años, respectivamente.

Esta estimación se realiza en base a los datos de consumo de carnes proporcionados por la Subsecretaría de Ganadería y Producción Animal, de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP).

Los datos que se encuentran disponibles corresponden a  marzo último, por lo que para hacer la estimación anual se realizó una desestacionalización en base a la información de los últimos años.

El efectivo consumo de 2023 podría diferir del estimado, máxime teniendo en cuenta que el presente es un año eleccionario y que la macroeconomía argentina está atravesando un contexto complejo, como bien se explica en esta nota del Informativo Semanal N° 2100.

La composición de la dieta cárnica del habitante promedio sería: 46% de carne bovina, 39% de carne aviar y 15% de carne porcina.

La proporción de carne bovina habría aumentado 2,3 puntos porcentuales respecto al 2022, alcanzando niveles cercanos a los de 2019.

Una manera interesante de analizar el consumo de carnes a lo largo del tiempo es comparando el porcentaje que se consume de carne vacuna contra el de sus sustitutos, cerdo y pollo.

Puede observarse en el gráfico que desde 2002 la primera ha ido perdiendo representación en la canasta de consumo, reemplazada por las otras dos fuentes de proteína animal.

En el 2016 el consumo de carne bovino empardó con los sustitutos, y desde entonces representa menos de la mitad de toda la carne que se come anualmente en las mesas argentinas.

Sin embargo, en los últimos 2 años la tradicional carne vacuna ha recuperado parcialmente su participación relativa, subiendo dos puntos.

Otro indicador de interés para este análisis es ver la evolución de la capacidad adquisitiva de los salarios en términos de carne.

Salario Vs. Carne

Para esto, se utilizan promedios anuales de las remuneraciones brutas desestacionalizadas, informadas por el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), y se dividen por la media anual del precio del kg de asado para el mismo período, relevado por el IPCVA.

De este modo, la remuneración bruta promedio del sector asalariado alcanzaría para comprar 163,5 kg de asado en el 2023.

Este dato indica una recuperación respecto del piso relativo alcanzado en 2021, cuando el poder de compra de los sueldos era de 134 kg, y puede ser uno de los factores explicativos del incremento en el consumo cárnico que se viene experimentando este año.

Sin embargo, a pesar de ser una recuperación en el corto plazo, el poder de compra de las remuneraciones en términos de carne todavía se encuentra casi 10 kg por debajo del promedio de los últimos 10 años.

Este indicador sirve para tener una idea del poder de compra en términos de la carne, pero se sobre estima porque se trata de remuneración bruta y no de remuneración neta.

Además, sólo se está considerando al sector asalariado privado, quedan excluidos los monotributistas, trabajadores autónomos y asalariados del sector público, entre otros.

Otra variable que resulta de interés para explicar la dinámica de los diferentes consumos cárnicos es la relación que existe entre el precio de la carne vacuna y el de sus opciones sustitutas.

Para ello, se computa un indicador que calcula el precio relativo entre la cotización de la carne vacuna, medida por el kg de asado, y la de las carnes sustitutas, conformado por un mix compuesto por 0,5 kg de pollo entero y 0,5 kg de pechito de cerdo, según los datos provienen del IPCVA.

Desde 2021 la carne vacuna se abarato en términos del mix de pollo y cerdo. En 2021 se podían comprar 2,1 kg de mix con lo que salía 1 kg de asado, en 2023 esta cantidad bajó a 1,9.

Sin embargo, puede afirmarse que la carne vacuna aún está cara si se la compara con el promedio de los últimos 10 años, que es de 1,7 kg.

El poder adquisitivo de la población, medido en términos de carne vacuna mejoró en los últimos dos años, respecto e su relación con los salarios y de los precios de otras carnes, por lo cualaumentó su participación relativa en el consumo.

Sin embargo, si se aleja la lupa y se observa un período más largo, como puede ser el promedio de los últimos 10 años, se observa que el consumo de carne de vaca perdió terreno con respeto de sus productos alternativos como resultado de un menor poder de compra de los salarios y de un abaratamiento relativo del pollo y el cerdo(Noticias AgroPecuarias).

 

 

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