La oportunidad del biocombustible y otras afectaciones de la guerra Rusia-Ucrania para Argentina

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El país puede captar la oportunidad de la suba del petróleo con mayor producción de fuel oil y de bíos, pero se complicaría con el gas. El trigo está todo vendido; la suba del grano incidiría (mal) porque aumentarían los derivados.

BUENOS AIRES (NAP). Si bien una suba del precio de los alimentos podría mejorar la recaudación por la vía de las exportaciones, el encarecimiento de la energía, que este año la Argentina necesitará importar en mayor volumen que 2021 para satisfacer la demanda, presionará sobre la balanza comercial.

Rusia es el segundo mayor exportador de petróleo y gas, solo por detrás de Arabia Saudita, y provee al menos un tercio de la energía que se consume en Europa.

El conflicto amenaza el suministro y, de hecho, por la escalada de la tensión Alemania decidió suspender la aprobación final del gasoducto Nord Stream 2, que une a ese país con Rusia y estaba destinado a abastecer a 26 millones de hogares europeos.

El martes pasado, en la VI Cumbre de Países Exportadores de Gas (FPEG), realizada en Doha, el ministro de Energía catarí, Saad al-Kaabi, anticipó que “ningún otro país tiene capacidad para sustituir el suministro de gas ruso a Europa”.

Por el temor a que la tensión entre Rusia y las potencias occidentales derive en un corte del suministro, en las últimas horas el precio del barril de crudo subió y se ubicó cerca de los US$100, un valor récord que hacía años no se registraba.

El gas natural, por otra parte, creció en torno a US$25 el millón de BTU (el año pasado la Argentina importó gas a un valor promedio de US$8,3 el millón de BTU).

Además, ante un conflicto bélico los países involucrados buscan asegurarse energía, explicó a ElDiarioAr Daniel Montamat, exsecretario de Energía y actual director de Montamat & Asociados.

“Es necesaria para montar y movilizar la maquinaria bélica, dependiente de los combustibles fósiles”

En este marco, la Argentina podría ver valorizada su reserva petrolera y se generaría un incentivo para incrementar el desarrollo y la exportación de shale oil, pero sufriría un revés por el lado del gas.

“Nosotros no podemos crecer demasiado en producción de gas por las restricciones logísticas y se nos viene la temporada invernal, donde hay picos de demanda; en los hogares se triplica”, apuntó Montamat.

Por la reducción de la venta de gas proveniente de Bolivia, se prevé que este año aumente la importación en barco de gas natural licuado (GNL), pasando de 56 barcos en 2021 a 70. Según estimaciones de Montamat, demandará US$3.900 millones, más que los US$1.096 millones desembolsado el año pasado.

Guido Lorenzo, director de la consultora LCG apuntó que la suba de los combustibles impactará en la cuenta de los subsidios energéticos y complicará todavía más la posibilidad del gobierno argentino de llegar a la meta de reducción a la que se comprometió en la negociación con el Fondo Monetario Internacional.

Trigo y bios

Por otro lado, tanto Rusia como Ucrania son grandes exportadores de trigo (el primero y el quinto, respectivamente, en el ranking mundial), producto que escaló a los US$300 por tonelada. En contextos de tensión bélica se alteran las cadenas logísticas y los alimentos suben por temor a la escasez, más aún cuando los países involucrados explican gran parte de la provisión mundial.

David Miazzo, economista de jefe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), advirtió que la Argentina “tal vez no pueda captar una parte tan importante de ese efecto positivo en los precios porque ya está vendido casi todo el trigo de la cosecha de este verano”.

“Puede impactar pero tal vez sobre un 20% de la exportación total, porque el otro 80% ya se vendió. Incluso es probable que ese 20% ya tenga fijado el precio”, agregó.

De todos modos, se registra una apreciación de la soja y el maíz de la que el país sí podría sacar más provecho.

“Como la soja se utiliza para hacer biodiesel y el maíz para hacer bioetanol, al subir el precio del petróleo empiezan a ganar competitividad los biocombustibles en el mundo”, precisa Miazzo.

Esa suba podría ser “captada” porque la cosecha comienza en marzo/abril y el mayor nivel de exportación se registra en mayo/junio. “Los precios están entre un 10% y 15% por encima del año pasado, pero con la sequía se estima que la producción va a estar entre un 5% y 10% por debajo.

Entonces, si los precios se mantienen en los niveles de esta última semana no solo amortizaríamos el efecto de la sequía, sino que incluso podrían crecer las exportaciones netas”, detalló. (Noticias AgroPecuarias)

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