El manejo variable de insumos es el nuevo peldaño de la agricultura

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Ambientar los lotes es el puntapié inicial para aumentar la producción, disminuir el riesgo, mejorar el uso de los recursos, la rentabilidad y la sustentabilidad.

El manejo de insumos variables es la nueva herramienta para la agricultura

BUENOS AIRES (NAP) El congreso Sembrar saber (sembrarsaber.com.ar) tuvo su primera edición y se convirtió en la foto más actualizada que existe en la Argentina sobre los avances del manejo variable de insumos. Una tecnología que busca aumentar la competitividad y sustentabilidad de los planteos productivos y que tiene al maíz como principal protagonista.

Este año se cumplen 26 años desde que el INTA Manfredi desarrolló el primer mapa de agricultura de precisión. Desde entonces se vio evolucionar la siembra variable, experimentando con diferentes dosis de semillas y fertilizantes según ambientes.

Luego vinieron los sensores, la visión artificial, los dosificadores variables en pulverizadoras y sembradoras, las imágenes satelitales, los drones y ahora el mundo pide certificaciones de procesos y cultivos, y ecosistemas AgTech dinámicos y colaborativos.

El avance no para. En campos de la zona de Mar y Sierras, con 10 años de ambientaciones y uso variable de insumos, se lograron aumentar un 25% los rindes promedio de todos los cultivos y disminuir la variabilidad interanual de los rendimientos un 40%.

¿De qué estamos hablando cuando nos referimos a manejo de insumos variables? Ni más ni menos que de un conjunto de herramientas que permiten hacer agricultura con sintonía fina, entendiendo que dentro de un mismo lote conviven distintos ambientes y que el uso inteligente de los insumos en base a datos permite evitar errores, ganar eficiencia, consolidar pisos de rendimientos y dar un gran salto en pos de una agricultura más sustentable.

Para Diego Aguilera, asesor del CREA Mar y Sierras, la eficiencia en el uso de recursos aporta una respuesta económica que termina aumentando la competitividad y en definitiva más sustentabilidad.

“Siempre estamos aprendiendo”, dijo y aclaró que hoy conviven productores que trabajan en macroambientes y otros que ambientan metro a metro. “Hay que empezar. No es necesario ir a full. Tal vez hay que encontrar 2 o 3 ambientes en el lote. Arrancar fácil e irse acomodando”, expresó.
El maíz, es sin dudas, un gran protagonista de esta forma de manejo. Para hablar de esto estuvo Javier “Chiqui”

Latorre, gerente regional de Desarrollo de Producto en Nidera Semillas. “Hace 5 años era impensado hacer maíces de segunda en bajas densidades en zonas como el sur de la provincia de Buenos Aires, en lotes donde el maíz estaba vedado”, apuntó.

Aguilera, Latorre y el periodista Diego Peydro –que ofició de moderador- coincidieron en que con la innovación se pone en marcha un engranaje que no para. “Cada vez hay mayor número de innovaciones por unidades de tiempo y eso obliga a estar todo el tiempo capacitándose”, acotó Latorre. “Pero la existencia de una comunidad colaborativa hace todo más fácil”, agregó Aguilera.

El papel del maíz

Juan Ignacio Cagnola es docente de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires y en Sembrar Saber habló del impacto de la correcta elección de la densidad de siembra en maíz.

El técnico destacó que las recomendaciones de densidad óptima son híbridos específicos y dependen del ambiente productivo, el cual puede ser modificado a partir de las prácticas de manejo.

Destaco la importancia de solicitar a los semilleros la recomendación especifica de densidad del hibrido a sembrar, información que cada semillero desarrolla en base a una red experimental de grandes dimensiones.

“El rendimiento del cultivo de maíz evolucionó positivamente principalmente por mejora genética y fertilización balanceada. Ahora, el nuevo salto lo estamos dando con ajustes en la densidad”, aportó a su turno Santiago Lorenzatti, de Okandú.

Para esto, es esencial conocer el comportamiento de cada híbrido frente a la variación de la densidad en cada ambiente, sin descuidar otras cuestiones más sencillas pero de alto impacto como la calidad de siembra, medida a través de la uniformidad espacial y temporal del cultivo.

“Atención al momento de la siembra, según nuestros ensayos podemos perder hasta el 18% del rendimiento potencial por una mala siembra”, dijo Lorenzatti y aclaró que para ajustar las variables como genética, nutrición y densidad, hay que conocer el ambiente -el de la zona y los distintos ambientes dentro de cada lote-.

Andrés Méndez, a cargo de la dirección de Innovación Tecnológica y Buenas Prácticas Agrícolas de la Subsecretaría de Agricultura del Ministerio de Agricultura de la Nación, destaco la importante que es crear ecosistemas dinámicos y colaborativos.

A modo de ejemplo, el especialista enumeró que todo empieza con el mapa de rendimientos, en el vínculo entre el contratista y el productor. Pero después se suman los ensayos provistos por empresas y organizaciones que permiten conocer la diversidad de ambientes y la densidad óptima para cada uno.

La densidad específica de los híbridos es muy importante a la hora de optimizar el resultado económico del productor, expresó Luis Mayer, gerente del cultivo de Maíz en Nidera Semillas.

“Los productos comerciales que salen al mercado ya fueron evaluados en más de 120 ambientes”, acotó y explicó que el posicionamiento de los híbridos frente a la densidad surge de experimentos multi ambiente donde se evalúa la respuesta de los híbridos en rangos que van desde 20.000/30.000 plantas/ha hasta 120.000/130.000 plantas/ha. También se trabaja con distintos niveles de fertilidad y fechas de siembra en cada caso.

Los aportes

Martín Sánchez, de Okandú, volvió a hacer hincapié en que el manejo variable es una secuencia de conocimientos que parten de entender cuáles son las variables que explican los rendimientos en cada ambiente.

“Si ambientamos bien, vamos a tener una buena experiencia”, dijo y destacó que es un buen momento para sumarse a esta tecnología: “Hay maquinaria, hay gran acceso a la información, hay experiencias exitosas y es muy fácil conocerlas”.

El manejo variable de nutrientes fue el tema abordado por Agustín Pagani, de la empresa de agricultura de precisión Clarion. “Tanto la demanda de nutrientes por parte de los cultivos como la oferta del suelo pueden variar en lotes que tienen cierta heterogeneidad edáfica y topográfica, y es clave conocerlas con precisión”, comentó.

“Hay zonas donde el rendimiento del cultivo es alto y la oferta de nutrientes por parte del suelo es baja, por lo que hay una brecha grande entre lo que el cultivo necesita y el suelo le aporta. En otras partes del lote puede haber un acople más sincronizado entre oferta y demanda. Y otras de alto rendimiento donde el suelo puede aportar altas cantidades de nutrientes y satisfacer la demanda”, detalló Pagani

Mapas de suelo mapas de napas y determinación de agua útil son algunas de las herramientas. “Se ha avanzado mucho en el estudio del nitrógeno como nitrato al momento de la siembra y en los momentos iniciales del cultivo para predecir la cantidad de nutrientes”, dijo Pagani y agregó que los sensores remotos han demostrado ser de utilidad para predecir con anticipación el rendimiento y poder intervenir con una buena fertilización durante el ciclo de cultivo.

Diego Aguilera es asesor CREA en Mar y Sierras. En su presentación, el técnico le puso números concretos al uso variable de insumos. En base a su experiencia en macro ambientación durante una década de trabajo en la zona, los rindes aumentaron en promedio un 25% y logró una disminución del 40% de la variabilidad entre años.

En lo económico, el resultado mejoró entre 200 y 250 U$S/ha. Al analizar los resultados de la micro ambientación en los últimos 5 años, con el mismo costo, se sumaron 465 kg/ha extra de rendimiento que significan unos 60 dólares por hectárea de resultado plus en maíz. Por último, Aguilera destacó que el impacto del manejo variable en el margen bruto del maíz es del 16.5% (Noticias AgroPecuarias).

 

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