El comercio es el medio que viabiliza la transformación alimentaria

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El comercio internacional es fundamental para compensar diferencias geográficas entre la producción y el consumo.

La producción global de alimentos creció más rápido que la población mundial (Imagen: Gentileza INAI)

BUENOS AIRES (NAP) En un escenario de crecimiento poblacional, el sistema alimentario global fue capaz de incrementar su producción a un ritmo mayor al del crecimiento de la población.

Esa situación permitió atender a una demanda creciente de alimentos asociada también a los aumentos de ingresos promedios per cápita, especialmente de los países emergentes.

El comercio mundial, junto al aumento de la productividad de la agricultura, resultante de innovaciones tecnológicas, jugó un papel fundamental, al permitir el aumento de la oferta de alimentos y una disminución de los precios como tendencia de largo plazo.

Pero todavía quedan 690 millones de personas que padecen hambre en la actualidad, y se suman nuevos desafíos, relacionados con la mejora de las dietas y la calidad nutricional de los alimentos.

A ello se suman la sostenibilidad ambiental y la biodiversidad, y la calidad de vida de los agricultores y el desarrollo rural.

En el mundo quedan 690 millones de personas que no tienen acceso a la alimentación y padecen hambre.

Los sistemas alimentarios y las políticas públicas deberán evolucionar para alcanzar estos nuevos objetivos múltiples e interrelacionados.

En ese sentido, el comercio mundial se vuelve aún más importante, porque contribuye a la seguridad alimentaria y, a la sustentabilidad ambiental, consignó un trabajo preparado por el INAI (Instituto para las Negociaciones Agrícolas Internacionales)

La existencia de un comercio fluido y sin barreras dará garantías y viabilizará la transformación de los sistemas alimentarios en aquellas regiones que no cuentan con los recursos naturales necesarios, o los han deteriorado, o bien están implementando sistemas productivos intensivos y poco amigables con el ambiente.

Por ello el comercio internacional es fundamental para compensar diferencias geográficas entre la producción y el consumo.

Además actúa como estabilizador de los precios internacionales ante los frecuentes eventos climáticos que afectan de manera diferenciada a distintas regiones del planeta y, para favorecer un uso más eficiente de los recursos naturales y su conservación desde una perspectiva global.

Una visión sistémica de los procesos de transformación de los sistemas alimentarios como la que se propone implica un estrecho diálogo público-privado de todos los actores relevantes, desde los productores, a los proveedores de insumos y de servicios comerciales y logísticos, hasta los consumidores y los reguladores.

Son ellos quienes deberán liderar las transformaciones y los más indicados para participar desde el inicio en todo el proceso de la Cumbre, incluyendo para la definición de sus alcances y prioridades.

Es necesario afianzar el diálogo entre los público-privado de todos los actores relevantes, desde los productores, a los proveedores de insumos y de servicios comerciales y logísticos, hasta los consumidores y los reguladores.

Este proceso no puede estar liderado por algunos eslabones de las cadenas y mucho menos por agentes externos que no participan activamente en los sistemas alimentarios.

No parece lógica su total ausencia en la estructura institucional actual de la Cumbre, como es el caso del Comité Asesor y la conducción de los Action Tracks.

El continente americano  desarrolla un sistema productivo eficiente, dinámico y amigable con el ambiente, que le permitió ser el mayor exportador neto de alimentos a nivel global.

La producción de alimentos de América Latina puede crecer significativamente en las próximas décadas, en base a sistemas amigables con el medio ambiente y con balances de carbono muy eficientes.

La eficacia del comercio y las políticas relacionadas para apoyar la transformación de los sistemas alimentarios a largo plazo depende del tipo de políticas utilizadas y de su diseño, cumplimiento e implementación.

Dentro de estas medidas se propone: Atenerse a lo dispuesto en la OMC en la materia correspondiente; no utilización de MNA manera que impidan los normales flujos comerciales; adoptar medidas basadas en evidencia científica.

Asimismo, se deberá promover la transparencia mediante notificaciones a la OMC; promover el uso de certificaciones desarrolladas de acuerdo a las realidades de cada región; adoptar medidas de facilitación del comercio.

Se deberá, además , evitar la utilización de medidas de apoyo a la producción que generen efectos distorsivos en el comercio; y promover la reducción y progresiva eliminación de medidas restrictivas a la importación y a la exportación de productos alimenticios, para facilitar que se “encuentren” la oferta y la demanda con bajos niveles de incertidumbre (Noticias AgroPecuarias).

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