Acacia negra, una especie invasora que se controla con el ganado

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Posee espinas de gran tamaño y unas chauchas dulces muy apetecidas por el ganado, que al comerlas disemina las semillas con el bosteo. Pero la ganadería es la clave para combatirla.

BUENOS AIRES (NAP). La Acacia negra, o Gleditsia triacanthos, es una especie arbórea que en Argentina se convirtió en invasora ya que avanza rápidamente sobre tierras productivas y los costos de erradicarla son muy elevados.

La misma afecta diferentes ecosistemas desde Buenos Aires hasta Tucumán y desde Córdoba a la Mesopotamia.

La Acacia negra posee espinas de gran tamaño y unas chauchas dulces muy apetecidas por el ganado, que al comerlas disemina las semillas con el bosteo.

Una vez que se establece en un campo, eliminarla es difícil y costoso económicamente.

En un intento por establecer las características que hacen de esta especie una invasora tan exitosa, investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (Fauba) determinaron que muestra indicios de haberse adaptado a distintas condiciones ambientales de nuestro país, lo que le permite germinar bajo ambientes muy diversos. Además, una vez establecido, este árbol responde creciendo más y a una velocidad mayor en lugares disturbados.

Para profundizar en la hipótesis de la adaptación genética, Pedro Tognetti, junto con Noemí Mazía y Gonzalo Ibañez, realizaron experimentos en laboratorio usando semillas de acacia que recolectaron en Buenos Aires, Córdoba y Tucumán.

“Las pusimos a germinar en cámaras, en condiciones ambientales controladas, y encontramos que las de Buenos Aires germinaban perfectamente en condiciones similares a la sequía, típicas de estos pastizales. Pero las de Córdoba y Tucumán lo hacían en un rango de condiciones hídricas más amplio, muy relacionado con la precipitación en esos sitios. Esto nos indicó que existe una adaptación a las condiciones locales de los diferentes ambientes”.

A la luz de estos resultados, los investigadores indicaron que las que G. triacanthos es tan exitosa como leñosa invasora de los diferentes biomas son dos: está adaptada para germinar en las condiciones típicas de cada ambiente y posee una gran capacidad de ajustarse a la variabilidad del ambiente y seguir creciendo. «En todos los experimentos, la tasa de germinación superó el 70%».

La vaca como herramienta

Las investigadoras de la Fauba, Lucía Mochi y Melina Aranda, también becarias del Conicet, coincidieron en que el pastoreo vacuno puede servir perfectamente para controlar a las especies leñosas invasoras, sobre todo en estados tempranos de la invasión.

En este sentido, especificaron algunas pautas de manejo a tener en cuenta. “Cuando las plantas tienen entre 7 y 13 cm, como las que usamos en este estudio, el efecto principal del consumo y el pisoteo de las vacas es reducir su capacidad de rebrote. Sin embargo, las plantas más grandes requerirían de una presión de consumo más grande, ya que poseen una capacidad de rebrote mayor”.

“Por otra parte, en la Región Pampeana, la densidad de Acacia negra está creciendo a causa de la expansión agrícola. Esta especie produce un fruto —una chaucha— muy apetecible para el ganado, que luego de comerlo disemina las semillas en sus heces. Es decir, los productores deben asegurarse de que los animales no la dispersen, no dejándolos comer cuando los árboles ya fructificaron. Alternativamente, a los animales se los puede purgar antes de que sean movidos a lotes sin Acacia”, afirmaron.

En el estudio, las vacas atacaron el 100% de las plantas. “No sabemos si es que las prefieren o si es un resultado aleatorio y que, simplemente, a medida que caminan se encuentran con las plantas de acacia y dan bocados. Por eso pensamos que es recomendable usar altas cargas bovinas”, señaló Mochi.

“Finalmente, queremos hacer hincapié en algo que es fundamental para usar el pastoreo como herramienta de control de especies leñosas: debe sostenerse en el tiempo. No alcanza con ‘atacar’ las plantas una vez porque, en general, estas especies invasoras poseen una gran capacidad para rebrotar. No es raro encontrar situaciones en las que se abandona el control y los campos regresan a estados previos y dramáticos, llenos de árboles”, cerró Aranda. (Noticias AgroPecuarias)

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