El INTA Cuenca propone la ganadería silvo pastoril en la Pampa Húmeda

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El proceso se orienta hacia la selección de tecnologías y alternativas de producción capaces de reducir riesgos y optimizar el uso de los recursos internos.

La forma de producir posibilita mejorar la rentabilidad desde la combinación de la forestación con la ganadería.

RAUCH, Buenos Aires (NAP) La generación de riqueza en el sector agropecuario nacional enfrenta grandes desafíos relacionados a la mejora de su competitividad, la reducción de la pobreza de la población rural y el aumento de la sostenibilidad de los recursos naturales. Estos, por su complejidad, son objeto de atención pública a través de diversos mecanismos que los sostienen, basados en conocimientos y en la transferencia de éste a los productores del medio rural, denominados de manera genérica como “mecanismos de intervención – extensión”.

En este sentido, en la Estación Experimental Agropecuaria Cuenca del Salado del INTA la extensión es entendida como “un proceso de comunicación más que como provisión de conocimientos”, donde “debe de existir un diálogo entre sujetos activos que problematicen los hechos, generen retroalimentación y puedan llegar a acuerdos en común”. Fomentando acciones para acompañar el desarrollo territorial, sus técnicos promueven la innovación tecnológica y organizacional mediante actividades sustantivas de investigación aplicada, experimentación adaptativa en sistemas reales de producción, capacitación, extensión y transferencia de tecnología.

Según los profesionales del INTA los módulos demostrativos con los que cuenta la Experimental pueden considerarse como actores que actúan a modo de “fuente” en una red de innovación. Se trata de “parcelas en las cuales por un lado, se prueban y validan tecnologías desarrolladas en las plataformas o en áreas experimentales”, al tiempo que “se integran y adaptan las tecnologías generadas en la plataforma, dando origen a la validación o al ajuste de dichas tecnologías”. Este proceso de comunicación “se completa con la difusión de los resultados de lo que funciona y de lo que no funciona acorde a las condiciones agroclimáticas y socioeconómicas de la región donde se localiza”.

“En su búsqueda por fortalecer la viabilidad social y productiva, la Agroecología propone un abordaje más complejo que considera fuertemente la visión del productor. Este proceso se orienta hacia la selección de tecnologías y alternativas de producción capaces de reducir riesgos y optimizar el uso de los recursos internos, buscando alcanzar sistemas con niveles de productividad estables que no afecten negativamente el equilibrio ecológico-ambiental”.

Un módulo actúa entonces como un “actor” del escenario local; es decir, “posee cierto nivel de adopción de innovaciones deseadas, comparte sus experiencias a otros actores y se caracteriza por evaluar diversas tecnologías de su interés y ser el contacto inmediato y natural entre la plataforma de investigación, las áreas de extensión y los actores locales, de ahí su importancia”.

“Actualmente existen 9 módulos desarrollados por el INTA, solo considerando la región pampeana, en diferentes estados de adopción de la agroecología, abordando diferentes situaciones agrícolo – ganadera, incluyendo algunos la perspectiva silvopastoril”, y según detallan los técnicos, “abarcan realidades productivas de las zonas de Reconquista, Marcos Juárez y Oliveros en Santa Fe; Manfredi en Córdoba; y Castelar, Colonia Basualdo, Balcarce, Barrow, Bordenave, en la Pcia de Buenos Aires”.

La propuesta de la Cuenca del Salado, para el Sistema Agroecológico Bajo Estudio en Colonia Basualdo, se basa en la utilización racional de los recursos del sistema, tanto el pastizal natural – principal recurso forrajero de la región-  como así también el monte, y de los animales haciendo hincapié en el manejo agroecológico.

Según explican los técnicos del INTA “este tipo de ganadería, si bien puede beneficiarse de los saberes de productores ganaderos, incluso los más “tradicionales”, está lejos de ser  una ganadería “tradicional” extensiva. En el módulo se trata de respetar los principios ecológicos y a la vez utilizar los más modernos aportes científicos siempre y cuando cumplan con el objetivo de llevar adelante un sistema de producción “natural” con la mínima incorporación de insumos externos y la utilización de recursos locales, basándose en tecnologías de procesos en lugar de tecnologías de insumos”.

Para el caso particular de los productores ganaderos de la Cuenca del Salado, los cuales se ven afectados por frecuentes inundaciones que deterioran sus pasturas implantadas (recursos que muchas veces reemplazan a los pastizales naturales, logrando un ecosistema altamente transformado) y complican el manejo del pastizal, “la incorporación de estrategias que aumenten la resiliencia de su reserva forrajera, resulta un foco de fundamental importancia”, señalan los técnicos del INTA  (Noticias AgroPecuarias).

 

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