Las altas temperaturas y las fuertes tormentas ponen en jaque a la vitivinicultura

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El calentamiento global y la demanda social de producciones ambientalmente sustentables imponen cambios en los viñedos y en los procesos del vino. El problema de las lluvias.

Viñedo joven en el valle del Tupungato (Mendoza).

(NAP, por Facundo Cabrera*) La preocupación por el cuidado del ambiente marca una nueva etapa en la producción vitivinícola. Gustavo Precedo, sommelier y profesor en el Colegio de Cocineros Gato Dumas, advirtió que “es la primera vez que en la producción del vino se encuentra una variación tan importante en el cambio climático, debido a que cambia la forma de cultivo y se generan nuevas zonas de producción y cambios en los procesos de maduración”.

Además, Rogelio Rabino, director de enología y viticultura en Finca Flichman, destacó la exigencia del consumidor, ya que “tiene muy en cuenta todo lo que impacta en el cuidado del ambiente en la producción de vino”. El enólogo también remarcó que “a pesar de que no hay pruebas de que el sabor se vea perjudicado, cada año se cosecha más temprano para lograr los mismos objetivos debido a la temperatura”.

La disponibilidad de agua para riego es un problema cada vez más grande, por lo que, según Rabino, “hay que aplicar tecnología para lograr los mismos rendimientos, la misma calidad y cumplir los mismos objetivos, pero con menor cantidad de agua”.

Indicó además que “el cambio climático acarrea mayores temperaturas y eventos meteorológicos como las heladas y fuertes tormentas de manera más frecuente, por lo que las cepas que se producen en un viñedo deben ser más tolerantes a las variables meteorológicas”.

Nuevas regiones

A partir del cambio en las condiciones meteorológicas, la producción de vino se vió obligada a expandir sus fronteras regionales. En este punto, Precedo sostiene que “se están buscando zonas más altas y más frescas, como el valle de Tupungato o un poco más arriba, lugares donde era casi imposible pensar la vitivinicultura”. En la misma línea, Rabino señaló que además de la expansión de la frontera de producción, el cambio climático es un factor fundamental para seleccionar las cepas que se producen en un viñedo. De esta manera dice que “se están buscando cepas más tolerantes a la sequía, y ,sobre todo, al calor”.

Un poco de historia

La historia de la bebida nacional comenzó en Santiago del Estero, aunque Mendoza ostenta el título de “Capital Nacional del Vino Argentino”. En el año 1556, el sacerdote franciscano Juan Cedrón llegó desde Chile, y entre su equipaje y elementos religiosos, llevó vid, ya que la necesitaría para celebrar la misa.

Con el paso de los años, los jesuitas fueron quienes impulsaron la producción de vino también con fines religiosos. Los próceres José de San Martín, durante su mandato como gobernador de Cuyo, y Domingo Faustino Sarmiento, también fueron grandes impulsores de la vitivinicultura argentina.

Hacia fines del siglo XIX y principios del siglo XX, la producción se tecnificó y el consumo per cápita llegó a su pico en los años 70. A partir de los 90, el consumo disminuyó pero la calidad aumentó y se expandió el cultivo hacia diferentes puntos del país. (Noticias AgroPecuarias)

*Periodista. Publicado en la revista electrónica Influencia 

 

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