Aapresid se sumó al rechazo de la suspensión de las exportaciones de maíz

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La entidad argumentó que, quien a la fecha no comercializó su producción de maíz, difícilmente lo haga más adelante.

ROSARIO (NAP). Tras conocerse la decisión oficial de restringir las exportaciones de maíz, fueron numerosos los sectores que se pronunciaron en contra de la medida, incluso, desde la Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias, ya evalúan llevar adelante un cese de comercialización.

La Asociación Argentina Productores de Siembra Directa advirtió que la media puede desembocar en una reducción de las inversiones en tecnología.

“Confiamos en que sea revisada y eventualmente suspendida, para dar lugar a la construcción de mejores estrategias junto a todos los actores de las cadenas productivas que permitan atender a las necesidades de corto plazo de nuestros compatriotas, sin afectar negativamente en el mediano y largo plazo a los sistemas productivos”, consignó Aapresid.

La entidad evaluó que “el cierre de exportaciones aunque anunciado como temporario, genera incertidumbre de cara a la próxima campaña agrícola, demorando los logros productivos descriptos previamente y el sueño de las 200 millones de toneladas de granos”.

Aapresid publicó en las últimas horas un documento en el que detalla las diferentes campañas y las cosechas de soja y maíz y demostró que en las épocas en que se limitaron las exportaciones cayó la inversión de los productores.

En ese sentido, aseguró que “la Sustentabilidad es un delicado equilibrio entre lo económico productivo, lo social y lo ambiental. Una hectárea de maíz produce en promedio más del doble de grano que una hectárea de soja y el cuádruple que el girasol”.

“Una reducción en su producción implicaría menos fletes, menor consumo de combustibles y lubricantes, menos acopio, menos trabajo y especialmente menos oportunidades por una menor disponibilidad de maíz”, alertó.

La restricción de las importaciones de maíz puede concluir en la sojización de la producción granaria

La entidad recordó que quien a la fecha no comercializó su producción de maíz difícilmente vaya a hacerlo, debido a que esta medida desincentiva la comercialización y al mismo tiempo lacera la confianza, entendida como la previsibilidad de las acciones.

“Al observar los efectos comerciales del cierre de exportaciones de maíz y trigo durante el quinquenio 2010-2015, en el corto plazo, efectivamente, se deprimieron los precios internos de los granos, con un fuerte impacto en el valor final de los alimentos que llega a los consumidores, es no obstante muy bajo”, detalló.

Sin embargo, en el mediano plazo los efectos colaterales negativos como la sojización, la pérdida de mercados externos y una menor disponibilidad de estos granos fundamentales para la alimentación humana, con picos de precios por escasez que impactaron de manera nociva en cada una de esas cadenas cerealeras, se habían vuelto moneda corriente.

Al mismo tiempo, en el plano ambiental, la reducción de rotaciones de cultivos en esos años generó un incremento del nivel del agua en las napas freáticas por falta de consumo productivo, hecho que constituyó una de las causas que potenciaron las inundaciones recurrentes sufridas en gran parte del territorio argentino, con elevados costos ambientales, sociales y económicos.

“A todos nos preocupa que en la mesa de los argentinos estén presentes los mínimos aconsejables por la ciencia en cuanto a proteínas, fibra alimentaria, carbohidratos y ácidos grasos esenciales”. (Noticias AgroPecuarias)

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