Las nuevas variedades de algodón permitirán aprovechar mejor la venta de siembra

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Se trata de tres variedades desarrolladas por el INTA, como ya se informó, y Gensus se encarga de la multiplicación y la comercialización.

Las nuevas variedades de algodón serán una revolución para la producción de textiles (Fotos Gentileza INTA Sáenz Peña)

BUENOS AIRES (NAP, por Eduardo Bustos) Si hay una actividad que es clave para las economías regionales es la producción algodonera, que en la campaña 2019/2020 involucró a más de 700 productores y una cosecha que alcanzó al 30 de julio (estimada) a 1,1Ms de toneladas, una cobertura de 450.000ha y un rinde promedio que osciló entre  de 2,5 t/ha. En la mayoría de los casos se utilizaron 29 variedades de siclo largo implantadas.

De acuerdo a los datos publicados por el SISA (Sistema de Información simple Agrícola) en la campaña de 2019/2020 participaron ocho provincias (Santiago del Estero, Salta, Formosa, Chaco, San Luis, La Rioja, Entre Ríos y Córdoba.

Frente a los desafíos que implica obtener mayores rindes a menores costos, el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), ya venía trabajando en el desarrollo de nuevas variedades porque en “los últimos 10 años la mayoría de las empresas en el mundo utilizan variedades de algodón de ciclo largo, son las que mejor se adaptan a cada región”, explicó el ingeniero agrónomo Mauricio Tcach, brider en semillas de algodón del INTA Saén Peña, Centro Regional Chaco Formosa.

“Nuestro país está ubicado, para definirlo de alguna forma, muy al sur del mundo y esas variedades largas no tienen los potenciales necesarias para lograr su máximo rendimiento, -excepto bajo riego-, por las características agroclimáticas de nuestro país. En este contexto, en el criadero del INTA comenzamos a trabajar en el desarrollo de nuevas variedades de ciclo intermedio que no sean demasiado cortas y que a su vez puedan crecer bien en estas latitudes”, explicó Tcach, en diálogo con www.noticiasagropecuarias.com

Nuevas variedades

Las nuevas variedades desarrolladas por el INTA son Guazuncho 4, Pora 3, Guaraní, son las variedades que estarán disponibles para los productores en la próxima campaña y que serán comercializadas por la semillera  GenSus, que participó en el desarrollo de las investigaciones.

“Una de las grandes ventajas es que nuestras variedades permiten obtener un mayor porcentaje de rinde en fibra que se ubica entre el 38 y el 41 por ciento, factor que se destaca entre las principales características, mientras que las variedades tradicionales no superan el 33 por ciento a cosecha”, amplía el técnico.

Hasta ahora los productores algodoneros utilizan las variedades largas que tiene un período de 160 días para su desarrollo hasta el momento de la cosecha, un ciclo medio pueda alcanzar a los 140 días y un ciclo corto tiene un periodo de 120 días.

“Estas variedades largas se las siembra tarde, entre noviembre y diciembre, que es el período de lluvias, pero en realidad se deberían sembrar en octubre y la capsula no alcanzaban a desarrollarse, en su totalidad porque en lugar de pesar 0,05 g, pesaba 0,03 g, con lo que los rindes resultaban menores. En cambio con estos materiales se puede aprovechar mejor la venta de siembra”, explicó Tcach.

Las nuevas variedades son resistentes a la enfermedad “azul” y a una virosis, entre otras enfermedades que afectan a las hojas.  

El empleo de variedades con ciclos intermedios permite un mejor aprovechamiento de los recursos  naturales de nuestro país como el agua y los nutrientes. En la Argentina, de las 450.000 hectáreas implantadas con algodón, entre 15 y 20 por ciento de la superficie de cobertura (entre  80 y 90 mil hectáreas) se siembra bajo riego, el resto se hace en secano.

De ese total de la superficie bajo riego, hay unas 7 mil hectáreas  ubicadas en las provincias de Santiago del Estero y San Luis utilizadas para la se simbra de semillas.

ENFERMEDADES

Uno de los principales logros de las nuevas variedades de algodón tienen que ver con la tolerancia a diferentes enfermedades que pueden afectar al cultivo y en ese sentido, Mauricio Tcach explicó que: “Una de las fortalezas del germoplasma desarrolla por el INTA es la resistencia a la enfermedad “Azul”, una virosis de gran  incidencia económica, que apareció en la década de los años 90, sin embargo las variedades nuestras resultaron resistentes a esta enfermedad”.

El germoplasma también posibilito obtener la resistencia a la enfermedad conocida como bacteriosis que produce la desfoliación de la planta: “Esto es como un sello de calidad, comparado con las variedades que no eran autóctonas o importadas, para definirlas de alguna manera”, detalla Tcach.

Para la producción y la comercialización de las nuevas  variedades el INTA desarrollo un convenio de colaboración con la compañía Gensus.

“El INTA tiene todo el conocimiento para el desarrollo de investigación y tecnología, pero no tenemos la infraestructura suficiente para la multiplicación masiva y la venta de las semillas, por eso nos hemos complementado con Gensus que puede generar la calidad y la cantidad que se necesita para atender toda la demanda a nivel país”

El INTA vende las semillas base para el desarrollo de las variedades y la compañía paga un canon por cada bolsa que se vende. Los productores tienen la posibilidad de hacer uso propio de la semilla y por cada  hectárea sembrada, el INTA también recibe regalías(Noticias AgroPecuarias).

 

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