En Estados Unidos reducirán la emisión de gas metano en producción de carne
En el mundo avanzado, las emisiones de metano son de 35 kilos/año de alimentación por animal, en tanto que la de los países en desarrollo es 55 kilos/año/animal.
BUENOS AIRES (NAP) La mayor empresa agroalimentaria de Estados Unidos y del mundo decidió reducir en un tercio la emisión de dióxido de carbono –gas metano- (Co2) de sus actividades, entre ellas la producción de carne, en un plazo de 10 años.
El metano es una parte reducida pero extraordinariamente polucionante de la emisión de dióxido de carbono (Co2) en la atmósfera.
Prácticamente todo el negocio frigorífico norteamericano está en manos cuatro grandes compañías: Cargill, JBS, National Beef y Tyson Foods, todas ellas transnacionales de proyección mundial y las cuatro tienen también programas de reducción de emisión de gas metano.
Una publicación reciente de Clarín Rural, reproducida por La Opinión de Rafaela, hizo hincapié en que la ganadería norteamericana, así como la producción agrícola, es la más eficiente del mundo; y también, por lo tanto, la menos contaminante en términos de emisión de gas metano.
La FAO estableció que el consumo de carne aumentará más de 80% en 2030 en los países emergentes y en desarrollo, para trepar luego a 200% o más en 2050.
El cálculo del Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA) es que el ganado vacuno estadounidense (90 millones de cabezas en 2018) emite cinco millones de toneladas de gas metano por año, tres veces más que el conjunto del sector petrolero, a los que hay que sumar 135.000 toneladas de metano anuales provenientes de los desechos animales.
La industria proveedora de carne estadounidense es la que tiene menos intensidad de emisión de gas metano en el mundo, con la particularidad de que la mitad de la emisión de dióxido de carbono (Co2) de la agricultura norteamericana proviene de la industria cárnica y dentro de ella, la capacidad de emisión de metano de la ganadería vacuna es tres o cuatro veces superior a la derivada de la producción porcina o aviar.
El sistema digestivo bovino es un mecanismo extraordinariamente eficiente de conversión del material fibroso de altos contenidos de carbohidratos en alimentos de elevada calidad nutritiva, ante todo carne y leche.
Al mismo tiempo, este poderoso sistema produce metano en grandes cantidades. El metano es un gas con efecto invernadero que contribuye aproximadamente con 18% al calentamiento global, también denominado “cambio climático”.
El rasgo distintivo del metano es que es 20 o 30 veces más contaminante que el dióxido de carbono (Co2) y en segundo lugar que su tasa de acumulación ha crecido exponencialmente por encima del Co2, lo que significa que su importancia estratégica en el calentamiento de la atmósfera es cada vez mayor.
El cálculo de FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación) es que la emisión de gas metano por el ganado bovino ascendió en el mundo a 58 millones de toneladas en 2018, lo que representó 73% del total de las emisiones de las especies domésticas. La producción de metano depende en forma directa de las características de la dieta vacuna.
El concepto es este: la emisión de metano es energía alimentaria que se transforma en gas, y que, por lo tanto, es desaprovechada por el animal, lo que reduce su eficiencia energética. En términos energéticos, la emisión de metano es un desperdicio.
Por eso, el ganado bovino superó en el mundo los 1.000 millones de cabezas en 2017; y con Brasil liderando esta tendencia mundial, por su condición de poseedor de un rebaño de más de 200 millones de animales, se ha transformado en el principal exportador mundial.
India, con 1.400 millones de habitantes, dispone de más de 300 millones de vacunos, pero por motivos culturales e históricos derivados de la religión hindú, este inmenso stock vacuno está afuera del mercado y el consumo (Noticias AgroPecuarias).
eb