Autorizan la actividad comercial de los criaderos de yacarés

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Se les permitió el tráfico interjurisdiccional para que puedan comercializar la carne y el cuero. La actividad estaba prohibida para proteger la especie de la caza furtiva.

BUENOS AIRES (NAP). A través de una resolución el tránsito interjurisdiccional, la Secretaría de Ambiente de Argentina dio el vía libre al comercio en jurisdicción federal y la exportación de productos y subproductos de las especies Yacaré Overo y Yacaré Negro, siempre que provengan de operaciones de la cosecha de huevos para la cría posterior de los ejemplares en granjas “rancheo” habilitadas.

La actividad que llevan adelante algunos emprendimientos -en algunos casos, conservacionista- no podían comercializar los subproductos obtenidos del yacaré, tanto del overo tradicional como el negro. El más cotizado es el cuero, pero también se puede comercializar la carne producto de la faena.

Es que, para evitar la caza furtiva, en 1987 la ex Secretaría de Agricultura había prohibido “la exportación, tráfico interprovincial y la comercialización de productos y subproductos” de ambas especies protegidas.

Ahora la Secretaría de Ambiente recorre el camino inverso y la autoriza solo para los criaderos.

Cómo es

La norma publicada por el portal Bichos de Campo dice lo siguiente:

“Autorícese el tránsito interjurisdiccional, el comercio en jurisdicción federal y la exportación de productos y subproductos de las especies Yacaré Hocico Ancho u Overo (Caiman latirostris) y Yacaré Hocico Angosto o Negro (Caiman yacare) provenientes de operaciones de cosecha de huevos para cría en granjas rancheo habilitadas por las jurisdicciones competentes”, dice la norma conocida ahora.

El organismo también autorizó “el tránsito interjurisdiccional de ejemplares vivos” siempre que el destino sea la cría en esas granjas.

La resolución define además varios conceptos vinculados a esta actividad, que combina producción con conservación, como ya sucede en el caso de la carne de guanaco.

También establece que los operadores deberán inscribirse en un registro especial y cumplir con una serie de requisitos para evitar abusos. Por ejemplo, contar con un plan de manejo zootécnico y sanitario. O aplicar una trazabilidad de los cueros establecida en el “Sistema Universal de Marcado de Cueros de Crocodílidos” impuesto por la CITES, el convenio internacional sobre las especies protegidas.

“Al momento del sacrificio de los individuos, las pieles deberán ser inmediatamente individualizadas mediante la utilización de precintos no reutilizables”, se dispone. En esos precintos deberán figurar todos los dartos disponibles sobre el yacaré sacrificado.

La resolución firmada por el rabino Sergio Bergman crea además la Mesa Interjurisdiccional para la Conservación y el Uso Sostenible de Yacaré, que “estará compuesta por los organismos nacionales vinculados a la conservación y aprovechamiento sostenible de dichas especies y las jurisdicciones provinciales de su área de distribución”. La misma será el ámbito para el desarrollo de un Plan Nacional de Manejo Sostenible de esta especie.

Emprendimientos

Por ahora, hay muy pocos proyectos de criaderos de yacaré. Por un lado, el empresario Hugo Sigman armó en Corrientes, a orillas del Paraná, el proyecto “Yacaré Porá”, que articula con pobladores de la región para la recolección de huevos de yacaré y cría los animales bajo esa modalidad de “rancheo”. Una parte de ellos se devuelven al medio ambiente, pero la intención inicial es faenar los excedentes, para obtener carne y cueros. Una dificultad del plan era que hasta ahora se prohibía el tránsito federal y la exportación, y por lo tanto esos productos solo podían ser vendidos dentro de Corrientes.

En Formosa, en tanto, existe desde principios de este milenio la empresa Caimanes de Formosa, que cría las dos especies de caimanes supervisadas por la CITES (Convention on International Trade in Endangered Species on Wild Fauna and Flora) y pone el acento en la comercialización de los cueros.

En la ciudad de Santa Fe, en un predio de 13 hectáreas, también se encuentra la Granja “La Esmeralda”, un centro de rescate de animales silvestres autóctonos y ámbito de numerosos programas de conservación que es administrado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). El Proyecto Yacaré, que se desarrolla allí, es un programa de desarrollo sustentable que comenzó en 1990 el veterinario Alejandro Larriera, y que logró transferir de la lista de animales en peligro de extinción al yacaré overo. (Noticias AgroPecuarias)

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