Se espera un aumento del consumo de carne de cerdo

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La actividad,  condicionada por los costos internacionales (la mayoría de los insumos se pagan en dólares), en lo que va del año muestra una recuperación con tendencia a mantenerse.   

La actividad muestra signos de recuperación. Aumenta el consumo de carne.

BUENOS AIRES (NAP) El consumo de carne de cerdo en la Argentina crece en forma sostenida desde hace varios años y se estima que este año se mantendrá la tendencia alcista y podría alcanzar un nivel récord promedio cercano  a los 16 kilos por habitante. El crecimiento del consumo local de los últimos años muestra, en perspectiva, una de las tasas más altas del mundo.

La expansión del mercado interno se alimentó, básicamente, con producción local y la producción estimada para 2019 será el equivalente a unos 15 kilos por habitante año, mientras que las importaciones equivalen a 1 kilo por habitante, mientras que en 2007, la producción local aportaba 7 kilos, menos de la mitad de lo que representa hoy, y las importaciones casi 1 kilo, es decir una cifra no muy lejana a la del presente, consignó un informe publicado por la Fundación IERAL.

Sin embargo, para este año se observa una desaceleración en la tasa de expansión de la producción, con variaciones interanuales que en algunos meses se ubican por debajo del 3%. De todos modos, parece poco probable que el volumen de carne ofrecida al mercado se estabilice, aunque las mejoras de productividad e inversiones en granjas medianas y grandes sostendrían la expansión.

Un 45% de la expansión de la producción observada en los últimos 10/12 años respondería a una  mayor dotación de madres (particularmente en granjas de mediana y alta escala), otro 45% a mejoras de productividad (aumento de lechones vivos con destino engorde por madre año) y un 10% restante (quizás hasta un poco menos) al mayor peso de los animales faenados.

Con respecto a los factores que explican el salto de productividad, dos de ellos se atribuyen al cambio tecnológico (la gran “modernización” de las granjas) y el crecimiento de la escala media. Un tercer factor que contribuyó a ese salto es la mayor eficiencia en la gestión integral de los establecimientos. Un poco más relegados, considerando que no hubo muchas experiencias, apareció una mayor especialización y una mayor integración de los actores de la cadena.

Argentina no es todavía un exportador de carne de cerdo, pese a que viene realizando envíos sistemáticos desde mediados del 2018. Se requeriría de más volumen, de más mercados asistidos y de más actores participando en el proceso (productores, frigoríficos) para entrar en un grupo bastante selecto de proveedores globales.

El año pasado se colocaron unas 11,7 mil toneladas peso producto de carne de cerdo (carne congelada con hueso, medias canales, piernas, paletas), básicamente en Rusia, y este año los envíos podrían crecer más de un 30%.

Las oportunidades de crecimiento en el mercado de exportación son considerables, consignó el informe de la Fundación IERAL.

Para él Departamento de Agricultura de Estados Unidos los envíos de Brasil y Chile, dos países de la región, promediaron las 760 mil y 180 mil toneladas anuales (carcaza equivalente), respectivamente, en el bienio 2017/2018.

Las exportaciones de Brasil superan a la producción completa de carne de cerdo de Argentina que fue estimada para 2019 en 660 mil toneladas aproximadamente en 2019.

El consumo interno de carne de cerdo seguirá creciendo por varios años más y podría alcanzar a un promedio de 22 kilos/cabeza/año, considerando la estructura de consumo que se observa en otros países productores y exportadores de carnes. Pero para que el consumidor local acepte 6/7 kilos más a los actuales, implica desplazar a otras carnes y a su vez requerirá sostener la calidad del producto, además de mantener un precio de mercado (góndola) competitivo.

En este sentido, algunas referencias de otros países indican que hay una brecha de precios entre las carnes bovina y porcina  que oscila entre el 30% y el /35%, a favor de esta última y podría ser suficiente.

Si bien la producción enfrenta oportunidades importantes de expansión tanto en el mayor abastecimiento del mercado local como en el crecimiento internacional, la inversión fluirá hacia las granjas en la medida que los resultados económicos que se obtengan en la producción de animales sean atractivos, lo suficiente como para compensar riesgo y costo de oportunidad de los fondos.

Respecto a estos último, de acuerdo a las últimas estimaciones de IERAL, luego de un 2018 adverso para el sector, con rentabilidad negativa durante muchos meses, los márgenes muestran una recuperación (leve) en lo que va de 2019, en los distintos tipos de granjas intensivas de referencia que se monitorean.

Para los planteos de menor productividad, la recuperación de los márgenes solo alcanza para reducir las pérdidas; este segmento de granjas continúa en terreno negativo (-$2,9 y -$0,8 por kilo de capón producido y comercializado, 250 y 500 madres respectivamente, promedio cinco meses a precios constantes de mayo de 2019). Por su parte, en las dos granjas de alta productividad, los 4 resultados económicos volvieron al terreno positivo $4,9 y $6,5, promedio kilo año, 250 y 500 madres), aunque con valores sensiblemente menores a los observados en 2016 y 2017 (Noticias AgroPecuarias).

EB

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