La necesidad y la oportunidad de fertilizar la soja

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Con mayores dosis de nutrientes se multiplican los rindes y las ganancias en una sola campaña. La relación insumo-producto sigue siendo favorable. Consejos de Fertilizar y del Inta 9 de Julio.

BUENOS AIRES (NAP). Los rendimientos de la soja se mantienen “estancados” en los últimos 15 años, como una consecuencia del bajo nivel de aplicaciones de fertilizantes aunque “en estos años los suelos se deterioraron y aumentaron los potenciales de respuesta”, advirtió el vicepresidente de la Asociación Civil Fertilizar, Jorge Bassi.

“Tenemos las tecnologías disponibles para mejorarlos sustancialmente”, aseguró la gerente ejecutiva de la entidad, María Fernanda González Sanjuan. Fertilizar convocó a la charla ‘Un año para desafiar a la soja’ con la participación del Jefe de Agencia del Inta 9 de Julio, Luis Ventimiglia.

Al inicio de cada campaña, la entidad informa sobre la relación insumo/producto (cuánto se puede recuperar en la inversión en fertilizantes). En esta campaña 2018/19 es de 2,97 (“con 3 kilos de soja pago un kilo de fertilizante fosfatado”), una ecuación que “sigue favorable” a pesar que cayó respecto a la campaña anterior (2,56, en 2017).

Ventimiglia, Gonzalez Sanjuan, Bassi

“Hoy la respuesta a la fertilización de soja es contundente y generalizada. Debemos aplicar el paquete completo de fertilización ya que la soja responde al apilado de nutriente. Si buscando ahorrar, no aplicamos los nutrientes balanceados, le daremos erraticidad a la respuesta”, aseguró el vicepresidente de Fertilizar, Jorge Bassi.

 

Las recomendaciones para el manejo de la nutrición en soja en el que el paquete nutricional debería ser el siguiente:

-Nitrógeno: inocular adecuadamente,

-Fósforo: hacer análisis de suelo y aplicaciones divididas cuando se apliquen dosis altas (anticipada en invierno la mayor parte y luego el resto),

-Azufre: aplicar de 10 a 12 kg/ha. “No puede faltar”, sentenció,

-Zinc: hacer análisis de suelo y aplicar. “Estamos viendo respuestas considerables en muchas regiones”,

-Boro: para la fijación, aplicar vía foliar.

“Este paquete tiene respuestas que se dan en el mismo año y que en lo que hace a ganancias pueden llegar al 100%. No hay tantas inversiones que den 100% en dólares en 6 meses”, desafió Bassi.

Cambiando la dosis

Según los números de Fertilizar, el productor de soja aplica desde hace 15 años un promedio de 50 kilos de fertilizantes con fósforo y azufre (P y S) con los cuales logra entre 3.000 y 4.000 kilos de soja por hectárea.

“Ahora, con las dosis que trabajamos para lograr altos rendimientos, que representan 30 kilos de fósforo y 16 de azufre, logramos una ganancia de 639 kilos por hectárea, que significa un margen de 72 dólares/ha frente al testigo”, dijo Bassi.

“Nuestra actual recomendación genera mejores resultados y están probadas con un serio trabajo de ensayos con resultados contundentes. Tenemos la oportunidad de aumentar rendimiento con buena rentabilidad”, dijo el directivo.

Bassi describió que “en Argentina tenemos 9 millones/ha de soja sembradas en lotes con bajos contenidos de fósforo y por lo tanto en condiciones de mejorar su manejo. Si aplicamos la tecnología propuesta de fertilizantes (30 P y 16 S) el país obtendría 5,6 millones de toneladas más por año, con el agregado de haber sostenido y mejorado la calidad del grano (% de proteína), y mejorando también el balance de nutrientes que hoy es altamente deficitario.”.

Un nuevo dato de las deficiencias en la nutrición se generó al analizar un número importante de muestras foliares de la región pampeana, los mismos indicaron que a través del análisis foliar de la soja la presencia de nitrógeno era normal pero en P era bajo en el 52% de las muestras analizadas, y 31% bajo en S.

Un ensayo de 6 años

Luis Ventimigia del Inta 9 de Julio maneja la red de ensayos del oeste bonaerense que provee de datos a la Asociación Civil Fertilizar y dio consejos para mejorar los rendimientos basados en un aumento en la aplicación de nutrientes, especialmente el fósforo.

El ingeniero agrónomo describió que el rinde máximo logrado en un lote de soja en el mundo se dio en Estados Unidos con toda la tecnología posible -incluido el riego- y fue de 11.700 kilos por hectárea. Pero apuntó que en el partido de 9 de Julio se lograron 9.000 kilos. Sin embargo, el promedio en su región es de 4.000 kg/ha. “Estos números nos orientan sobre las posibilidades de mejora que tenemos en mi región”. También destacó que “Tenemos que ser más profesionales”, “tenemos muy altas tasas de extracción de fósforo y así los suelos se van degradando. Y cuando la cantidad de nutrientes del suelo es baja, la calidad del grano va a ser baja”, sentenció.

Ventimiglia describió que un lote “virgen”, sin agricultura, posee 58 partes por millón de fósforo y que “hoy en el partido de 9 de Julio el 74% de los lotes tienen menos de 10 ppm; esto ocurrió porque se consumió y no repusimos. Tenemos tasas de extracción muy altas en nitrógeno, fósforo y azufre”.

En rendimientos, un lote sin fertilizar logró un rinde de 3.340 kilos de soja “y fue negocio para el productor porque no gastó nada”. En el mismo ensayo se midió que con una aplicación “homeopática de 40 kilos de superfosfato triple de calcio”, como es el promedio de uso en la zona, se cosecharon 4.547 kilos. Sin embargo, cuando se aplicaron 140 kg de fertilizante/ha (100 anticipados y 40 a la siembra) se alcanzaron 5.318 kilos. “En 1,6 años se duplica la ganancia del lote testigo”, graficó.

En cuanto al suelo, después de seis años de producción, en el testigo sin aplicación se extrajeron 56,6 kilos de fósforo “elemento”; en cambio en el tratamiento recomendado (140 kg) quedó un saldo positivo de 59,5 kilos entre lo que extrajo el grano y lo que aportó el fertilizante. “Sin dudas se produjo más y mejoró el suelo”.

En el mismo ensayo, en el 4to año se comenzó a aplicar 1,5 kg de zinc (sulfato de zinc), gracias al cual se lograron ganancias adicionales de promedios anuales de 500 kg/ha. “Con los nutrientes P y S ya no alcanza, también hay que aplicar micronutrientes”, aportó Ventimiglia.

Otra arista de la deficiencia de nutrientes es la calidad del grano y la menor cantidad de proteína. “Proteína es sinónimo de nitrógeno. Una soja bien fertilizada con P y S logra sostener mayor cantidad de nódulos, más grandes y más activos, lo que se traduce en mayor fijación de nitrógeno atmosférico. En resumen, mejor fertilización, mayor fijación, más nitrógeno y mejor calidad”.

“La fertilización con altas dosis incrementó sustancialmente los rendimientos y, no solo no diluyó la proteína, sino que la mejoró en al menos 1,5% respecto del tratamiento sin fertilización”, agregó.

El ensayo se hizo por 6 años, en los cuales el productor que aplicó 140 kilos de superfostafo obtuvo casi 2.000 kilos más de soja promedio por año; y el que aplicó la dosis homeopática logró 1.200 kilos en promedio.

Y teniendo en cuenta la cotización de la soja y el valor del fertilizante durante las 6 campañas, el margen económico obtenido de la práctica de fertilización fue de 317 dólares por hectárea de promedio.

“En la relación peso ganado-peso invertido fue un promedio anual de 5,54 dólares por cada kilo de fósforo aplicado en la soja. Es una fortuna”, aseveró. Con este argumento, el técnico afirmó que aquellos contratistas o arrendatarios que no fertilizan porque tienen contratos anuales, deben re evaluar su estrategia. “No podemos dejar pasar esta oportunidad de mejora”. (Noticias AgroPecuarias)

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