Ya se producen vinos con menos alcohol
Desde el 2004, la Organización Internacional del Vino (OIV), aprueba la Desalcoholización como método para su uso en bodega
MENDOZA (NAP) Nuevos estilos de vida y hábitos de consumo en el mundo llevaron a que el hombres y mujeres tiendan a consumir menos calorías por día. Esta forma más light de vivir, genera un doble desafío para la industria vitivinícola de Argentina.
Por un lado, sostener –con fundamentos científicos- los aportes del vino como alimento dentro de una dieta saludable y equilibrada a partir de un consumo medido y responsable, por otro, un mandato impostergable que está enviando el consumidor a la industria a partir de profundos cambios fundados en la innovación de productos.
El Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), no es ajeno a esos desafíos y desde hace tiempo trabaja y promueve el consumo responsable y moderado de alcohol. Pero a la vez, actúa en función a los requerimientos de ese nuevo perfil de consumidor que quiere una vida más saludable.
A partir de diferentes normativas que son el resultado del propio consenso de la industria, se respalda y se alienta la elaboración de vinos de bajo grado alcohólico con nuevas técnicas y estilos de elaboración con modernas herramientas de desalcoholización.
Un claro ejemplo son los vinos livianos o de cosecha temprana. A través de la Resolución C09/2011, el INV posibilita la elaboración de vinos a partir de cualquier variedad de uva para obtener lo que se denomina “Vinos Cosecha Temprana”, cuyo contenido alcohólico puede ser desde los 5,0% v/v hasta menos de 11,50% v/v.
A su vez, está permitido el agregado de anhídrido carbónico hasta 1 atmósfera de presión cuando quede detallado en la etiqueta del producto. La normativa establece nuevos procesos de elaboración/control y la posibilidad de realizar una cosecha anticipada que otorgue un contenido alcohólico más bajo a este tipo de vinos.
Otro aporte del Instituto, es la Resolución C38/2013, que agrupa e identifica a un estilo de vino que denomina “Vino Dulce de Bajo Grado” o “Dulce de Baja Graduación Alcohólica”.
Podrán emplear ésta identificación, aquellos productos cuyo contenido alcohólico sea entre 5% y 11,5% y su contenido azucarino residual sea mayor a 30 gramos por litro. Éste producto nace de un vino que responde al grado mínimo de la zona y luego es edulcorado con productos autorizados, lo que permite al sector ofrecer vinos con bajo contenido alcohólico, dulces y refrescantes que respondan a las preferencias de la demanda.
Desde el 2004, la Organización Internacional del Vino (OIV), aprueba la desalcoholización como método para su uso en bodega. En ese sentido y a partir del 2006, el INV autoriza a las diferentes empresas que tienen para ofrecer como servicio los sistemas que utilizan membranas como técnica sustractiva para separar hasta un máximo de 2% v/v, el alcohol de cada vino.
Guillermo García, titular del INV explicó que “es necesario que nuevos productos se vayan adaptando a los requerimientos de un consumidor que ha cambiado su estilo de vida”.
Aclaró que “no se van a dejar de hacer los vinos tradicionales, la idea es que se incorporen nuevos productos a la oferta. Hay una necesidad de adaptarnos a los gustos del mercado y contar con productos que respondan a las preferencias de los segmentos de jóvenes y mujeres”, razonó.
Hasta ahora la vitivinicultura elaboraba vinos en función de su fiscalización, cuyo esquema fiscalizador data de la década del 50’ cuando los productos que se podían hacer eran los que se podían controlar. Esto ha cambiado radicalmente.
“El INV apostó por los avances tecnológicos y la sistematización, y hoy estamos en condiciones de generar una nueva oferta a partir de la innovación, siempre con el acompañamiento del INV. Ahora, solo hace falta que los empresarios decidan arriesgarse por estos profundos cambios que pide la demanda”, añadió el titular del INV.
En ese sentido, García aseguró que “la industria vitivinícola ha alcanzado una madurez lo que nos permite implementar medidas que flexibilicen antiguas normas. Con las inversiones realizadas en tecnología para el control y fiscalización, podemos mantener un alto grado de seguridad y brindar confianza al consumidor y a los actores del conglomerado vitivinícola”
En materia de aportes, el INV contempló la producción de uvas y, en función de las características de ciertas variedades blancas y rosadas, se dictó la Resolución C 32/2014 que agrupa a las Semillón, Sauvignon Blanc, Chardonnay, Chenin Blanc y la rosada Pinot Gris, para incorporarlas a un segmento de menor grado alcohólico.
Todas las normas dictadas por el Instituto, incluyen a todos los niveles de precios y a todo tipo de envases. Por eso, el consumidor hoy puede encontrar en el mercado un amplio abanico de productos -vino liviano o de cosecha temprana, vino dulce de bajo grado o vino dulce de bajo contenido alcohólico-, abriendo así las alternativas de elección.
En un mundo tan competitivo y cambiante como el de las bebidas que cada vez se complejiza más a partir de los cambios en los hábitos de consumo, la industria del vino –que ya está jugando en las grandes ligas de las bebidas-, tiene un desafío apasionante por delante.
Debe dar una fuerte batalla a partir de la innovación estratégica y estructural para captar la atención de un consumidor que permanentemente envía señales claras de lo que quiere consumir. El INV está preparado con sus recursos humanos y técnicos para acompañar a la industria vitivinícola a dar ese “Gran Paso” (Noticias AgroPecuarias)
EB