Girasol: Un año promisorio para la Argentina

La oleaginosa presenta grandes oportunidades en el mercado y la apuesta tecnológica que le da rentabilidad y proyección al cultivo.
(NAP) Representantes de toda la cadena de valor de girasol explicaron cuánto y cómo se produce en Argentina, qué factores intervienen en la formación de precios y qué oportunidades tiene el país para insertarse a nivel mundial. La particular ventaja de nuestro aceite de cara a las demandas europeas y el porqué de las decisiones productivas.
La última edición del Día del Inversor, el ciclo de encuentros mensuales que organiza ADBlick, tuvo como protagonista al cultivo estrella de esta campaña: el girasol.
En lo que se espera que sea un año récord para esta oleaginosa en Argentina, distintos especialistas analizaron la coyuntura internacional y los aspectos productivos y tecnológicos que pueden perfilarnos como un proveedor clave de aceite.
Los oradores fueron Santiago del Carril, gerente general de ADBlick Granos; Esteban Romero, gerente de producción de la firma; Raúl Paillot, gerente comercial de NK Semillas (Syngenta); Francisco Pérez Brea, brand manager de NK Semillas (Syngenta); y Marcelo Cosso, líder del cultivo en COFCO y vicepresidente de la Asociación Argentina de Girasol.
Cada uno de ellos representa a los distintos eslabones de la cadena productiva de este cultivo que marca la agenda productiva en el país, y donde, además del rendimiento por hectárea, hoy se ponderan aspectos como el contenido oleico, la calidad, y la trazabilidad. Una ventana por la que Argentina puede insertarse al mundo.
La apuesta por el girasol alto oleico
Las proyecciones para la campaña 2025 son promisorias. Se estima que, a nivel país, el área sembrada se incrementará en un 10% y la producción podría alcanzar las 5.750.000 toneladas.
En el caso de ADBlick Granos, Santiago del Carril aseguró que este año “se está haciendo una apuesta muy grande, con un crecimiento histórico de más del 45% de la superficie a comparación del año pasado”.
A éste se le destina un tercio del área sembrada total, unas 26.000 hectáreas, y desde hace ya 17 campañas, es el cultivo que mejores resultados arroja dentro del portfolio de la compañía.
Respecto a la elección de la variedad, como gerente de producción de ADBlick Granos, Esteban Romero señaló que el girasol alto oleico (AO) es el más utilizado porque “es estable y rentable, y se adapta muy bien a los distintos ambientes y fechas de siembra”.
El aceite de calidad, una oportunidad que arroja el mundo
Marcelo Cosso, de COFCO, empresa líder en el procesamiento de girasol a nivel nacional. describió dónde están hoy las oportunidades que pueden convertir a esta oleaginosa en el cultivo del año y que explican, en parte, por qué cada vez más productores la incorporan en sus esquemas productivos.
Cosso destacó que se incrementó la cantidad de compradores que ingresaron a este mercado, en el que no muchos países se consolidan como grandes productores. En la variedad alto oleico, específicamente, la Unión Europea produce 3,2 millones de toneladas, Ucrania 1,3 millones, Argentina 350.000 y Rusia 178.000.
Una de las vías de inserción, en ese sentido, la otorga la industria, que este año afronta niveles récord de molienda y procesamiento, y que mira muy de cerca lo que sucede en los eslabones anteriores.
“El mundo va hacia los productos premium, y el aceite de girasol es uno de ellos. En eso, Argentina tiene un muy buen posicionamiento”, evaluó el representante de COFCO, uno de los jugadores más importantes del mercado local.
La contracara de esa apuesta está en la investigación y el desarrollo genético, un aspecto en el que NK Semillas, la firma líder de Syngenta, trabaja a la par con ADBlick.
Francisco Pérez Brea, brand manager de la firma, destacó la importancia de la red de investigación y desarrollo y la fuerte inversión hecha en materia de mejoramiento genético, que ha permitido contar hoy con “híbridos oleicos estables, con muy buen rendimiento, y con mayor margen de ganancia que un linoleico”.
“El consumidor hoy demanda más información y está dispuesto a pagar por la calidad adicional”, afirmó Pérez Brea.
La formación de precios y el rol el Mar Negro
Argentina corre con la desventaja de no erigirse como formadora de precios del girasol, que en realidad depende de lo que sucede en el Mar Negro, donde se concentran los principales productores. Sin embargo, afirmó Cosso, el país cuenta con “mucho volumen” -fruto de las más de 2,6 millones de hectáreas que se proyectan para este cultivo-, por lo que la clave será “comercializarlo en el momento justo”.
Eso implica saber con exactitud qué es lo que sucede del otro lado del Océano Atlántico. Actualmente, los países que más demandan girasol alto oleico son China, Estados Unidos, Sudáfrica, Malasia, Australia, Francia y España, pero las cadenas de abastecimiento están supeditadas a vaivenes comerciales, conflictos bélicos y condiciones climáticas.
Por ejemplo, en Francia, que es uno de los principales productores de girasol en Europa, las altas temperaturas amenazan con limitar los rendimientos en la presente campaña. En paralelo, a pesar de que se recupera la superficie tras las sequías en Ucrania y Rusia, y las inundaciones en Bulgaria, aún los stocks no muestran mejorías, lo que también permite que los precios se sostengan.
Una cadena colaborativa con desafíos por delante
Para que el país pueda consolidarse como “el mejor plan b para el mundo”, de acuerdo a la evaluación del mercado que hizo Cosso, las oportunidades no están sólo tranqueras afuera, sino también adentro. Eso hace que el trabajo dentro de la cadena girasolera, más aún en lo que respecta a las variedades oleicas, requiera de esfuerzos conjuntos.
Al respecto, el gerente comercial de NK Semillas, Raúl Paillot, destacó que, además de los programas de mejoramiento, también se busca mejorar la rentabilidad del cultivo con sinergias que van más allá de lo tecnológico, y que están enfocadas en la sustentabilidad, la agricultura regenerativa y la trazabilidad. Todos ellos, factores que agregan valor al girasol argentino.
De ese modo, observó Pérez Brea, se cumple con el doble objetivo de obtener alimento de forma eficiente y a bajo costo, pero además cubrir las demandas de los mercados consumidores premium y más exigentes.
Para un mercado en expansión, como lo es el de esta oleaginosa, la investigación sigue también muy de cerca el marco normativo, que en Argentina está pendiente de actualización desde hace décadas. “La Ley de Semillas, más que una deuda, es una oportunidad, porque cuanto más se invierte, más ganancia genética y más rinde se logra”, afirmó el brand manager de NK Semillas.
Por el lado de la industria, Cosso destacó que el notable incremento de la superficie productiva es la base para que, en adelante, lleguen inversiones de largo plazo en ese último eslabón de la cadena. “El primer paso ya lo hizo el productor creciendo en área”, explicó el representante de COFCO, que confía en que, siempre y cuando haya estabilidad económica, “la industria va a acompañar ese crecimiento”.(Noticias AgroPecuarias)