La cáscara de sandía, el nuevo superalimento: fibra, antioxidantes y múltiples usos saludables

De residuo a recurso: la parte blanca de la sandía tiene alto valor nutricional y múltiples formas en que puede aprovecharse en la cocina, y hasta la cosmética y hasta la jardinería.
(NAP) Estudios recientes y prácticas culinarias tradicionales están demostrando que su parte blanca concentra fibra, antioxidantes, vitaminas y minerales que aportan beneficios a la salud y la convierten en un verdadero superalimento.
La cáscara es rica en fibra insoluble, que mejora la digestión y ayuda a controlar el colesterol, y en fibra soluble, aliada de la salud cardiovascular.
Contiene además L-citrulina, un aminoácido que se transforma en arginina en el organismo y contribuye a la relajación de los vasos sanguíneos, favoreciendo la circulación y el rendimiento físico.
A esto se suman antioxidantes como el beta-caroteno y la vitamina C, que protegen a las células del daño oxidativo, además de vitaminas del grupo B, potasio, calcio, fósforo y zinc, esenciales para el metabolismo y el sistema inmune.
Con creatividad y hábitos de consumo responsables, esta fruta típica del verano deja de ser solo una opción refrescante para convertirse en un ejemplo de aprovechamiento integral y alimentación sostenible. (Foto de una bandeja de cáscara de sandía como se venden en supermercados de Japón)
Usos culinarios
Encurtidos gourmet: su textura firme permite prepararla en vinagre con especias como canela o clavo de olor, dando lugar a un aperitivo original y nutritivo.
Mermeladas caseras: cocida con azúcar, jugo de limón y especias se transforma en un dulce natural, ideal para acompañar postres.
Jugos y licuados: la parte blanca puede incorporarse a bebidas junto con frutas como piña, manzana o limón, aportando fibra extra y frescura.
Cáscara en almíbar: basta con hervir los trozos en agua con azúcar y ralladura de limón hasta que queden tiernos y brillantes, un postre tradicional con un toque gourmet.
Otros usos
Cuidado de la piel: aplicada como mascarilla, hidrata y calma irritaciones gracias a sus propiedades refrescantes.
Fertilizante natural: en el compost, la cáscara enriquece el suelo por su rápida descomposición y alto contenido nutritivo.
Antes de incorporarla a la dieta es fundamental lavar la sandía bajo agua corriente y frotar la cáscara con un cepillo especial para eliminar restos de suciedad y de posibles agroquímicos. Si no se consume en el momento, debe refrigerarse, ya que es un alimento perecedero. (Noticias AgroPecuarias)