‘Segregación física’, el mayor desafío para cumplir con la norma europea antideforestación

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El nuevo reglamento europeo que exige productos ‘libres de deforestación’ abre una oportunidad para Argentina, pero impone desafíos técnicos y económicos.

(NAP) A partir del 30 de diciembre de 2025, toda exportación de soja y carne vacuna con destino a la Unión Europea deberá demostrar que su producción no ha contribuido a la deforestación. Así lo establece el Reglamento 1115/2023, que se enmarca en el Pacto Verde Europeo y obliga a contar con trazabilidad precisa, cumplimiento legal y una declaración de debida diligencia por parte del operador importador.

Para analizar estos requerimientos, el Instituto de Capacitación Agropecuaria (Incagro) organizó un encuentro entre actores clave del comercio agroindustrial. Participaron Viki Lövenberg, consejera de la Delegación de la UE en Argentina; Gustavo Idígoras, presidente de CIARA-CEC; y Fernando Rivara, titular de la Federación de Acopiadores. La moderación estuvo a cargo de Raúl Dente, presidente del Instituto.

Metas ambientales ambiciosas

“El cambio climático es una realidad”, advirtió Lövenberg al presentar los fundamentos del reglamento. Y agregó: “Esta norma refleja el compromiso europeo con la protección de los bosques y busca garantizar que nuestros productos —europeos e importados— no provengan de zonas deforestadas”. La funcionaria explicó que la norma se basa en definiciones de la FAO y que no representa una prohibición, sino un mecanismo de verificación.

Uno de los puntos centrales es la geolocalización obligatoria de los campos de producción, lo que representa un salto en los estándares de trazabilidad. “Conociendo la realidad argentina, esto también puede ser una oportunidad”, destacó Lövenberg, y valoró el rol de VISEC, la plataforma nacional que ya opera como sistema de certificación voluntario, gratuito y respaldado por la Bolsa de Comercio de Rosario.

“La segregación física es el mayor escollo”

Desde el sector exportador, Gustavo Idígoras coincidió en la necesidad de avanzar en sostenibilidad, pero fue enfático respecto a las dificultades que plantea la implementación práctica. “El primero de enero es pasado mañana. No queda margen para seguir debatiendo. Hay que actuar ya”, advirtió, en alusión al poco tiempo que resta para que entre en vigencia el reglamento.

Idígoras convocó a toda la cadena a sumarse al sistema Visec, que integra información del Renspa y de la Carta de Porte, y permite asegurar el origen no deforestado del grano. Sin embargo, subrayó que el principal obstáculo técnico es la segregación física de los productos, que implica mantener separados aquellos que cumplen con los requisitos de los que no. “Es el punto más difícil, más costoso y, en muchos casos, sin sentido práctico”, cuestionó, aunque reconoció que su implementación es obligatoria mientras la norma esté vigente.

“Defender el ambiente, sin perder el sentido común”

Aún más crítico fue Fernando Rivara, presidente de la Federación de Acopiadores. Si bien reafirmó el compromiso del sector con el cuidado del ambiente, calificó a la segregación física como “innecesaria, ineficiente y costosa”. “Es como pedirle a un banco que clasifique los billetes según el barrio del que provienen”, ironizó.

Además, advirtió sobre posibles efectos adversos: “Si se impide mezclar, muchos granos deberán secarse de forma artificial, lo que aumentará el consumo de energía y gasoil. Para bajar un punto de humedad en un camión se necesitan 75 litros de combustible. Vamos a terminar calentando más el planeta”, alertó.

No obstante, Rivara destacó el consenso alcanzado en torno a la creación del protocolo VISEC: “Es un sistema simple, confiable y transparente. La certificación es una garantía y es el camino más razonable para cumplir con lo que pide Europa”. (Noticias AgroPecuarias)

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