La cobertura para el cultivo de trigo alcanzará al 6,7 M/ha

Mientras que la cosecha del cereal podría alcanzar a los 20,5 M/t. El clima juega a favor porque se observa un buen un perfil de humedad en el suelo.
(NAP) La campaña de trigo correspondiente al ciclo 2025/2026, se presenta con mejores características, respecto del ciclo anterior, porque la siembra del cereal arranca en un momento en que el perfil del suelo tiene un buen promedio de humedad en el perfil del suelo, con lo que la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCdBA), proyectó una superficie de 6,7M/ha.
Cabe recordar que en la campaña 2024/25 estuvo influenciado por un evento “La Niña”, que redujo considerablemente las lluvias durante la ventana de siembra. En cambio los pronósticos actuales indican la posible consolidación de un evento “Neutral Cálido”, asociado a mayores precipitaciones, incluso durante el semestre frío, lo que permitirá cumplir los planes de siembra, y durante el desarrollo de la primavera, abasteciendo el cultivo durante su mayor demanda.
Las zonas del centro y norte del área agrícola muestran intenciones de siembra superiores a las del ciclo previo, destacándose el oeste de Buenos Aires, Córdoba y el norte del país como las regiones con mayores incrementos interanuales, luego de haber registrado fuertes reducciones entre las campañas 2020/21 y 2023/24 debido al déficit hídrico.
Además, en la región norte, las últimas dos campañas resultaron particularmente adversas para los cultivos de gruesa, por lo que la posibilidad de implantar un cultivo de invierno que permita generar ingresos —aun en un contexto de márgenes ajustados y alta variabilidad en la cobertura de costos— también incide en las decisiones de siembra. Por su parte, la relación insumo-producto muestra una mejora respecto a campañas anteriores.
Sin embargo, los márgenes proyectados continúan siendo reducidos o, incluso negativos en muchas zonas. Por lo cual, la evolución futura tanto de los precios como de los costos de producción del cereal será determinante de la decisión de siembra.
En este contexto, se estima una superficie de trigo que alcanzaría las 6.700.000 hectáreas a nivel nacional, igualando el máximo histórico de siembra registrado en la serie PAS para este cultivo (campaña 2021/22), y reflejando un incremento interanual del 6,3 % y de 6,7 % respecto al promedio de las últimas 5 campañas.
En cuanto a la producción, el volumen final alcanzaría 20,5 MTn, superando al ciclo previo en 10,2 % y al promedio de las últimas 5 campañas en 20,2 %.
La región centro-oeste del área agrícola nacional, que entre las campañas 2020/21 y 2023/24 registró una retracción sostenida en la superficie destinada a trigo como consecuencia del prolongado déficit hídrico, presenta actualmente un escenario con elevado potencial de recuperación (variación interanual: +10 %).
En el centro-este del área agrícola, la segunda región más representativa en términos de superficie y volumen de producción de trigo a nivel nacional, se prevé también una expansión del área implantada durante la campaña 2025/26 (variación interanual: +8 %).
Esta proyección se fundamenta en una adecuada disponibilidad hídrica acumulada durante el otoño y en las favorables perspectivas climáticas para el trimestre mayo-julio, que indicarían una continuidad en los aportes de humedad a lo largo de la ventana de siembra.
A su vez, la mejora en la relación insumo-producto fortalece los márgenes proyectados bajo esquemas tecnológicos intermedios y altos, predominantes en estas zonas.
En este contexto, el trigo recupera competitividad frente a otras alternativas productivas, consolidándose como una opción atractiva dentro de la rotación invernal.
En el sur del área agrícola, la región históricamente especializada en la producción de fina, la relación trigo/cebada es la variable que termina de ajustar el área nacional. Hasta el momento, las previsiones sugieren que el área de ambos cultivos se mantendría.
Sin embargo, dado que esta relación se define al momento de iniciar las labores de implantación (las cuales se extienden hasta mediados de agosto con la inclusión de ciclos cortos), en los próximos meses podría registrarse una inclinación hacia alguno de estos cereales que modifique el escenario planteado a la fecha.
En este sector, el área de cereales de invierno se mantiene prácticamente constante, pero las precipitaciones recientes que han recargado las reservas hídricas del perfil, sumadas a un escenario de mejora en la relación insumo/producto, fortalecen la intención de mantener y eventualmente incrementar el paquete tecnológico.
Escenario internacional
En lo que respecta al precio en el mercado de Chicago, el trigo alcanza un promedio 204 dólares por tonelada respectivamente, ubicándose 6 % por debajo del promedio alcanzado el año anterior.
En cuanto a las primeras estimaciones elaboradas para la campaña 2025/26, indican que la producción mundial de trigo alcanzaría los 807 millones de toneladas (+ 1 % i.c.).
Con respecto al consumo se mantendría por encima de la producción, lo que provocaría una nueva caída en los stocks globales, que hasta la campaña 2024/25 se ubica en los niveles más bajos en 10 años.
Asimismo, los principales países exportadores están enfrentando distintos desafíos productivos: Australia atraviesa un ciclo de sequía, Estados Unidos mantiene una situación frágil para su trigo de invierno, y Rusia muestra signos de retroceso respecto a la campaña anterior, por lo que podría limitar significativamente la disponibilidad de trigo en el mercado internacional, que es muy posible que se refleje con efecto alcista en los precios en el mediano plazo.
En contraste, Brasil, el mayor comprador de trigo argentinos, anticipa una buena cosecha local, lo que podría limitar
su necesidad de importar en la próxima campaña.
Mercado local
En cuanto al precio local del trigo, la posición a cosecha se sitúa en los 205 USD por tonelada, lo que representa una caída del 5 % respecto al año anterior y del 11 % en comparación con el promedio de los últimos cinco años.
Sin embargo, la baja en los costos mejora la relación insumo/producto y permite proyectar una leve mejora en la rentabilidad proyectada. Específicamente, los precios de la urea y el fosfato diamónico presentan una baja interanual del 24 % y 14 %, respectivamente.
Los herbicidas también muestran caídas relevantes: el 2,4-D registra una disminución del 19 %, mientras que el glifosato retrocede hasta un 29 %. Por el contrario, los combustibles experimentan un aumento del 7 % en comparación con abril del año anterior.
En términos relativos, la relación insumo/producto muestra una mejora significativa durante 2025
en comparación con los años previos.
En el caso de los fertilizantes, se requieren menos quintales de trigo para adquirir una tonelada de urea (-29 % interanual) y de fosfato diamónico (-20 % i.a.), reflejando una mejora sustancial frente a los niveles registrados en 2023 y 2024.
Una dinámica similar se observa en los herbicidas, donde tanto el 2,4-D como el glifosato exhiben una relación más favorable durante la mayor parte del año. Por el contrario, la relación con el gasoil se mantiene relativamente estable, aunque aún en niveles más accesibles que los observados en las dos campañas anteriores.
Sin embargo y pese a que la relación insumo-producto muestra una mejora respecto a campañas anteriores, los márgenes proyectados continúan siendo reducidos o incluso negativos en muchas zonas.
No obstante, cualquier incremento en los precios o una disminución adicional de los costos podría generar
diferencias significativas en el resultado económico del productor.
En cuanto al aporte a la economía local, se estima que el trigo genere USD 3.600 millones, esto significaría una recuperación del 26 % en relación con la campaña previa, como consecuencia de mayor cantidad producida y caída en los costos. Por otro lado, el aporte a la recaudación fiscal sería de USD 937 millones (+7 %), y exportaciones por USD 3.404 millones (+14 %).(Noticias AgroPecuarias)