Situación de los suelos y recomendaciones de fertilización (I) para la región agrícola núcleo

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En el Simposio Fertilidad 2023 especialistas de todas las regiones detallaron cómo estaban y cómo quedaron los suelos después de la peor sequía en sur de Córdoba y de Santa Fe y noroeste de Buenos Aires.

(NAP) En el Simposio Fertilidad 2023, que organizó Fertilizar AC la semana pasada en Rosario, especialistas de distintas regiones del país compartieron la situación actual y las recomendaciones de manejo para cada zona, las explicitaron en el panel “Nutrientes para sistemas sustentables a nivel regional: ¿Qué hay de nuevo viejo?”.

En esta primera nota, publicamos la exposición de los especialistas que trabajan en la zona agrícola núcleo de Argentina: Gustavo Ferraris, Gabriel Espósito y Adrián Rovea. El Panel estuvo moderado por Andrés Grasso, responsable de Desarrollo Técnico y Comercial de Recuperar SRL, socio activo de Fertilizar AC.

Santa Fe

Adrián Rovea es ingeniero agrónomo asesor del grupo Crea Teodelina del sur de Santa Fe, y presentó el estado de situación en su zona. “Estamos siendo eficientes en el uso de fertilizantes y en el resto de los factores que impactan en el rendimiento como las tecnologías de insumos y procesos”, destacó.

“Cuando comencé a trabajar como asesor los productores me decían: primero los quintales, luego el costo, y esto me marcó”, recordó Rovea. “En general, primero se pone el costo y luego la productividad. Con este pensamiento siempre logramos cultivos restringidos y nunca logramos obtener sus máximos potenciales. Con el tiempo entendimos el sinergismo que hay entre los nutrientes y la residualidad, el reciclaje de los mismos en el tiempo”, explicó el asesor. Al pasar los años fueron viendo los efectos favorables de una correcta nutrición en los distintos cultivos.

“Al obtener mejores rendimientos vamos logrando mayores aportes de materia orgánica al suelo y vemos como la fertilidad física y química de los suelos mejora”, desatacó.

El ingeniero remarcó que a lo largo de más de 20 años de agricultura continua han visto que los valores de fósforo y nitrógeno en el suelo han mejorado.

Según contó, la fertilización con azufre en soja les permitió aumentar significativamente los rendimientos. “Las respuestas promedio fueron de 300 a 500 kilos en soja de primera y de 800 a 1000 kilos en cultivos de segunda”, destacó. Luego, comenzaron a incorporar el azufre en trigo y maíz. “Hoy la nutrición de nuestras gramíneas es nitrógeno-fósforo-azufre-zinc y en soja fósforo-azufre”, detalló Rovea.

En los sistemas de alto aporte de rastrojo, el nitrógeno es clave para el funcionamiento general de la mineralización y para evitar la inmovilización que va a afectar al cultivo siguiente. Por eso, en el Crea Teodelina encontraron respuestas a nitrógeno residual en soja de primera en lotes con altos aportes de rastrojos, por caso en antecesor trigo/maíz de segunda, siempre aplicando con incorporación.

Buenos Aires

Gustavo Ferraris, del Inta Pergamino, habló de las estrategias y manejo para la nutrición de cultivos en zona núcleo Pampeana, enfocado en el trigo ,maíz y soja, los tres cultivos principales de la zona.

Arrancando por el trigo, Ferraris advirtió que la campaña 2023-24 se inicia “con la peor reserva de agua en el suelo” y recordó que “los rindes del trigo están relacionados con el contenido de humedad de agua en el suelo en el inicio”, por lo que a la hora de encarar la siembra del cultivo “es una prioridad medir el nivel de agua lote por lote” y elegir “los ambientes que tienen un poco más de reserva”.

“En caso de tener una recuperación de humedad los precios del nitrógeno (N) y de fertilizantes en general se acomodaron a relaciones que están en línea con las históricas, con lo cual habría una factibilidad económica para hacer trigo en la región”, recomendó.

Ferraris enfatizó que el N fue “una herramienta que en estos años secos permitió asegurar la disponibilidad del nutriente para las plantas”, dado que provoca una buena remoción y calentamiento en el suelo que le da un mejor crecimiento a las plantas. En tanto, señaló que la estrategia de incorporar fertilizantes nitrogenados en un periodo húmedo puede no ser necesario.

Respecto del fósforo (P) informó que “hay un remanente importante que quedó de campañas pasadas porque no fue transformado en grano a causa de las bajas precipitaciones”, es decir que “no se perdió” por lo que “va a estar disponible para los cultivos siguientes”. Sobre el P resumió que “cuanto más intensiva sea la rotación más rápido se va a recuperar” el nutriente para la planta.

Pasando al maíz el ingeniero agrónomo de Pergamino dijo que “hay que trabajar en la interacción entre N y la densidad de genotipo”, dado la diferente respuesta que tienen las variedades respecto del nutriente. “En nuestros ensayos observamos que el incremento de la densidad de plantas requiere de niveles de fertilización más altos”.

En Soja, Ferraris indicó que la fertilización “completa” con fósforo, azufre y micronutrientes “ayuda a estabilizar los rindes” y más aún cuando la prescripción se hace con las variedades más adaptadas a la región. “Las mejores variedades son las que tienen mayor capacidad de respuesta a la fertilización fosforada”.

Córdoba

Finalmente Gabriel Espósito, de la Universidad de Río Cuarto, quien describió la situación de los nutrientes apuntando a sistemas sustentables en el sur de Córdoba, donde se está dando “un creciente deterioro de la fertilidad física, química y biológica afectando la productividad de los cultivos”.

Citó concretamente deficiencia de fósforo y más recientemente de calcio (Ca) y magnesio (Mg), con la consecuente disminución del pH; “también están apareciendo respuesta a la incorporación de los micronutrientes zinc y boro”. Además, advirtió que en la zona se detectó también falta de potasio (K), debido a la “severa compactación del suelo” que hace que las raíces de la planta tengan dificultad “en interceptar capas de suelo con K suficiente”.

Así, para mejorar la sustentabilidad del manejo nutricional de los cultivos del sur cordobés, Espósito recomendó volver al “triángulo de la fertilidad del suelo en sus características físicas, químicas y biológicas del suelo”.

Espósito describió que en algunos sistemas de producción hubo buenos resultados tras el empleo de bioestimulantes, fertilizantes biológicos y el uso de ácidos fúlvicos y aminoácidos vegetales sobre la absorción de nutrientes, sobre el crecimiento vegetal (aéreo y radical) y, finalmente, sobre el rendimiento de los cultivos. “Esta situación exige un mayor esfuerzo en la experimentación de la fertilidad biológica de los suelos para establecer criterios de remediación”, concluyó. (Noticias AgroPecuarias)

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