La agricultura frente al desafío de incrementar los rindes en forma sustentable

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En el Simposio Fertilidad un argentino que dirige proyectos en la U. de Nebraska afirmó que la agicultura debe mejorar el manejo y la nutrición de los cultivos más que esperar la ayuda de la tecnología.

(NAP) La famosa brecha de rendimientos (el resultado de cosecha versus el potencial) “está menos limitada por el aporte de agua y más por el manejo” que realiza el productor, afirmó hoy el profesor de la Universidad de Nebraska, Patricio Grassini (haciendo la salvedad de que no hablaba del reciente caso de Argentina que padeció una de las mayores sequías de su historia agrícola) en la apertura del Simposio Fertilidad 2023, que organiza Fertilizar Asociación Civil en el Complejo Metropolitano de Rosario.

Grassini  apuintó que “hay una brecha de rendimientos muy grande para explorar a través de la intensificación de los sistemas de producción” evitando de esta forma “la expansión de cultivos a expensas de sistemas que debemos preservar”. Y enfatizó que “hay un doble desafío de producir más en las tierras ya cultivadas pero justificando las prácticas de manejo”.

El ingeniero agrónomo graduado en la UBA enumeró como “lista de metas”:
-Alcanzar rindes promedio de 80% respecto del potencial;
-Mejorar en eficiencia de agua, nitrógeno y energía;
-Reducir los GEI;
-La rentabilidad;
-Incrementar la productividad;
-Mantener el incremento de los stocks de carbono y nutrientes;
-El manejo integrado de plagas;
-Tener metas de biodiversidad.

A su vez, alertó que “los sistemas de producción están bien por debajo de alcanzar el 80% del potencial de rindes por falta de nutrientes, manejo inadecuado, impacto de las malezas, insectos y enfermedades”, situación que alcanza específicamente a la Argentina que es uno de el país que menos nutrientes repone tal cual figura en el Atlas Global de Brechas que elabora la Universidad de Nebraska relevando 70 países.

Expuso luego tres ejemplos de oportunidades para cerrar las brechas de rindes. Citó el caso de los maíces bajo riego por pivots que empezaron a realizar los productores de Nebraska con los cuales alcanzan producciones anuales estables de 13 toneladas, y que completan además con cambios en el manejo del cultivo, como un aumento en la densidad de plantas, aumentos en los aportes de nitrógeno y aplicación de fungicidas.

El segundo caso fue el de la incorporación de soja en el Corn Belt (el cinturón maicero estadounidense) que permitió una mejora global en los resultados de los productores.

Y el tercer caso de oportunidad de reducción de brechas es el de Argentina, donde la diferencia entre los resultados y el potencial es del doble en el caso de los cereales y de un tercio en la soja. “En dosis promedio de fertilizantes, Argentina es la que menos aplica. El país tiene un rinde alcanzable en maíz de 11 toneladas, igual que el de Estado Unidos, pero Argentina aplica una tercera parte. Se aplica menos N que en África”, acusó.

“El futuro es desafiante: hay que incrementar los rindes y no hay que esperar el aporte de las nuevas tecnologías, pero si del uso del agua y del nitrógeno”, insistió.

Como mensajes finales, Grassini dejó:
-Aumentar los rindes y reducir el impacto ambiental negativo de la agricultura actual.
-Apuntar a obtener rendimientos del 80% del potencial.
-Priorizar opciones que contribuyan a las metas de intensificación sustentable.
-Análisis de datos de los productores
“Las opciones para cerrar la brecha que no pasan por las tecnologías de insumos sino con el conocimiento y la creatividad”.

(Noticias AgroPecuarias)

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