Crece la producción de diésel renovable en Estados Unidos

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Avanza, además, una potencial amenaza para las exportaciones argentinas. El nuevo combustible se pude producir en destilerías similares a las de petroleo. 

El avance de las investigaciones en tecnología permitió llegar a una nueva forma de combustible no fósil,  el HVO, que se produce a partir de residuos industriales grasas y aceites de cocina usados (UCO).

Este biocombustible de origen renovable que puede contaminar hasta un 90% menos que el combustible fósil tradicional derivado del petróleo, lo que lleva necesariamente a menos gases de efecto invernadero, consignó un informe de la BCR.

El HVO puede ser producido con cualquier tipo de aceite vegetal o grasa que dispongan de triglicéridos y ácidos grasos: aceites de colza, girasol, soja, maíz y palma, aceite de cocina usado, tall oil (subproducto de la producción de pasta de papel) y grasas animales.

De acuerdo con datos presentados por Andrés Lölster en ACSOJA, el HVO puede ser producido en destilerías similares a las del petróleo. Una de las características más destacadas del HVO es la ausencia de corte de ser necesario, se puede usar prácticamente al 100% sin necesidad de cambiar los motores.

En este marco, en Estados Unidos se realizan importantes adaptaciones de grandes refinerías de petróleo para convertirlas en plantas de elaboración de HVO, mayormente con aceite de soja.

Esto se realiza con el amparo de una serie de subsidios muy importantes, donde destacan los llamados RIN (Renewable Identification Numbers), que permitieron reducir el precio de venta al consumo debido a su alto costo de elaboración. Estos subsidios afectan favorablemente el precio final del HVO, haciéndolo competitivo con el diésel fósil.

Con este contexto de fuerte subsidio a la actividad, la producción de HVO en Estados Unidos creció un 88% entre enero y septiembre del 2022 respecto al mismo período del 2021. Más aún, la producción en los primeros nueve meses del año pasado supera a la de todo el 2021.

Esta suba productiva tiene su correlato necesario en una mayor demanda, ya que el HVO consumido en los primeros nueve meses del 2022 ya supera con creces al de todo el 2021.

Si se toma el promedio de consumo de los últimos cinco años, el 2022 debería cerrar con un volumen de consumo de HVO entre las 5 y 6 Mt, con potencialidad de llegar a 9 Mt este 2023.

Las proyecciones indican que en 2024 se podrían alcanzar cerca de 12 Mt en 2024, estos dos últimos años de acuerdo con datos de Andrés Lölster. Para tomar dimensión de este notable crecimiento, en términos de consumo, de enero a septiembre del año pasado se consumió un 7% más de HVO que biodiesel.

Este contexto de alza de demanda por HVO ya de por sí viene generando una ampliación de plantas de crushing y construcción de nuevas plantas en EEUU y Canadá. Sin embargo, como es sabido, del procesamiento del poroto de soja se obtienen dos productos al mismo tiempo: el aceite y la harina de soja.

Consecuentemente, esta alza de la capacidad de procesamiento para abastecer al HVO de aceite de soja generará una oferta extra de harina proteica de soja (cerca del 80% del tonelaje del poroto procesado), que entraría a competir con uno de los principales productos de la canasta exportadora argentina. No conforme con ello, la potencial sobreoferta deprimiría los precios de los pellets de soja, debilitando la ya de por sí la compleja situación de las cuentas externas nacionales.

De cara a los próximos cinco años y tomando algunos supuestos anexados al final del presente trabajo, estimamos que la producción de harina de soja en Estados Unidos podría crecer en más de 11 Mt, y sus exportaciones más de 6,4 Mt, en un mercado mundial que podría no ampliar su demanda en la misma magnitud. Mientras persista este programa de subsidios con fines medioambientales y unos robustos márgenes de procesamiento, se espera que persista esta dinámica de crecimiento productivo en los Estados Unidos

Más aún, la preferencia por parte de China de importar poroto y no subproductos del Complejo Soja limitan aún más las potencialidades exportadoras en una potencial búsqueda de mercados para colocar la harina de soja.

Dentro de este panorama, exportar aceite de soja argentino a EEUU, sería una oportunidad, pero las condiciones para-arancelarias que nos imponen no lo permiten, ya que el aceite de soja importado no califica para los subsidios estadounidenses(NAP).

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