Huertita

Otro envío de la columna semanal sobre la Comunicación campo-ciudad. Hoy, una nota de ‘observación’ (no de opinión) sobre la agroecología y todo lo que despierta.

BUENOS AIRES (NAP, por Lola López*). Hace unos días hice una nota sobre un emprendimiento de huerta agroecológica que generó debate. La principal crítica desde el sector agropecuario fue (es) que este tipo de producción es sólo para superficies chicas y que es más una mirada romántica que otra cosa.

Desde la Comunicación (no desde lo técnico-productivo) resultó interesante observar la irritación que despertó este emprendedor y su no uso de agroquímicos. En Tuiter recibió desde el calificativo de “estúpido” hasta sugerencias de que se fuera a vivir a la selva si tanto le gustaba la naturaleza.

El tema a destacar es que “la huertita agroecológica” interesa mucho (pero mucho) a los urbanitas, que justamente son aquellas personas que el sector agropecuario busca alcanzar con su discurso para que de una vez por todas valore lo que el campo hace por el país y por ellos mismos.

Quizás entonces sería oportuno escuchar y desmenuzar un tema que sí despierta interés en quien vive en departamento y por el cual está dispuesto a detenerse un instante a pensar “algo” del campo (como no ocurre con otros temas que resultan muy lejanos para estas personas, como hablarles de soja de primera y de segunda).

Quiero decir que para llegar al mundo urbano PRIMERO es necesario hablar de los temas que a ellos les interesan para LUEGO hablar de los temas que interesan al sector.

“La agroecología es hippismo, un delirium tremens, eso no es producción de verdad”, se puede argumentar… Pero ese no es el punto. El punto es encontrar el hueco para poner el pie y desde ahí saltar a una comunicación campo ciudad que sea efectiva en el sentido de que “llegue” y que un día cuando el urbanita abra su heladera piense con orgullo: “Uf, todo lo que produce la gente de este país”.

En eso estamos. ¿En eso estamos? (Noticias AgroPecuarias)

*Periodista. Lic. en Comunicación.