La producción orgánica es más rentable que la convencional

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El consumidor está preocupado por la sustentabilidad global y premia a quien le ofrece algo diferente.

Gran arte de la Patagonia Argentina reúne las condiciones para realizar producción orgánica (Imagen:Patagonia sur sur)

BUENOS AIRES (NAP). Desde hace más de un cuarto de siglo Argentina ocupa un lugar preponderante como productor de alimentos orgánicos con una superficie destinada a esa práctica de más de 3,6 millones de hectáreas a lo largo y lo ancho de su dilatada geografía, pero principalmente por la producción ovina patagónica.

Inclusive, desde 1992, cuenta con un marco regulatorio, que es considerado por la Unión Europea como un modelo a tener en cuenta y uno de los primeros en América Latina.

Las prácticas orgánicas en la Argentina, durante los últimos años permitieron un importante  avance en la oferta y demanda de productos de ese origen. La Argentina tiene de los 3,6 Ms de hectáreas,  3,4 Ms corresponden a la producción de ganadería (*)

Según datos de Senasa, la Argentina exportó  en 2018 un total de 164.000 toneladas de productos orgánicos, un negocio  que en el mundo representa 90 mil millones de dólares anuales (**).

Para la FAO, la Agricultura Orgánica es un “sistema holístico de gestión de la producción” que fomenta y fortalece la salud de los agroecosistemas, la diversidad, ciclos y la actividad biológica del suelo, y cuyo objetivo es lograr una producción sostenible en lo ecológico, social y económico.

La Organización Internacional Agropecuaria (OIA) de Argentina publicó en su página una entrevista al titular de la entidad, Ingeniero Pedro Landa, quien contó una experiencia que se lleva adelante en la estancia “La  Floradora y El Lobo”, ubicada en la provincia de Santa Cruz, que desde hace dos años trabaja en el proceso de certificación Responsable Wool Standard (RWS) y que en 2022 obtendrá su certificación como producción orgánica.

Landa explicó los múltiples beneficios que tiene la producción orgánica y el trabajo de agricultura regenerativa que se desarrolla en ese establecimiento del sur del país.

En ese sentido recordó que la producción orgánica hoy ocupa un lugar de privilegio en el mundo y sigue creciendo a pasos agigantados y no sorprende a nadie porque el consumidor lo pide, tiene una gran sensibilidad y un despertar que también se ve reflejado en la Argentina, con un consumo interno que sigue creciendo.

“Hoy sabemos que el consumidor está preocupado por la sustentabilidad global, premia a quien le ofrece algo diferente entonces todos queremos llamarnos “naturales” y/o “sustentables”. La realidad, es que esa naturalidad o sustentabilidad puede tener corto, mediano o largo plazo, y la que ofrece las garantías a largo plazo es la producción orgánica porque tiene reglas, se sabe cómo se produce, se sabe cómo se controla”, definió.

El SENASA en la norma orgánica, le impuso la Patagonia, hace unos años, la obligación de realizar la evaluación de pastizales para todo campo que sea orgánico.

A la hora de marcar diferencias entre la producción orgánica y la convencional, el director de OIA explicó que los productores que: “Nos dedicamos a la producción orgánica pensamos en términos de productividad (saqué tantos kilos por hectárea, tantos litros de leche, tantos kilos de lana, etc.), y la realidad es que lo orgánico no ofrece más productividad desde el punto de vista económico, brinda más rentabilidad, porque ofrece una diferencia en los costos productivos”, precisó

Otro aspecto que remarcó el ingeniero Landa se relaciona con la evaluación de pastizales en los campos orgánicos de la Patagonia argentina. En ese sentido destacó que tiene  características interesantes y el SENASA por ejemplo, en la norma orgánica, le impuso a la Patagonia hace, unos años  la obligación de realizar la evaluación de pastizales para todo campo que quiere sea orgánico.

“Cuando lo miramos en el largo plazo, la evaluación de pastizales hace que uno tenga una carga adecuada para un campo y que el año si viene malo de sequía, uno lo pueda sortear porque no tiene una sobrecarga de la que que hay que deshacerse inmediatamente. Es por ello que en la Patagonia la norma orgánica argentina acompañó la realidad del sistema y generó una cosecha estable de beneficios para las partes (todos los actores involucrados en la cadena: los productores y las laneras) y el país”, explicó.

Respecto de las nuevas normas de agricultura regenerativa, Landa precisó que con esas prácticas se tienden a tratar de volver el sistema desde el suelo hacia arriba, a su estado original. Mejorar toda la pérdida de suelo que se produjo por tratarse de de un proceso natural.

“Hay dos procesos que se enfrentan: por un lado la formación de suelos, que es muy lenta y la destrucción de suelos, producida por la erosión. La agricultura regenerativa trata justamente de ayudar a acelerar la formación de suelos”, explicó.

“Cuando miramos las normativas que aplica el Senasa con los aspectos de evaluación de pastizales, estamos frente a lo que se premia hoy como agricultura regenerativa, que es una agricultura orgánica de altísima responsabilidad y la Patagonia lo está cumpliendo”, resumió.

Landa aseguró que el mundo despierta y está diciendo: “¿Sos orgánico, pero además de mantener sistema, lo estás mejorando?”. Y la regenerativa es la parte pura del orgánico que trabaja sobre el suelo para regenerarlo y reconstruir el sistema perdido (Noticias AgroPecuarias).

(*) (**)Información tomada del artículo Valor agregado, grandes posibilidades, publicado por Eduardo Bustos en la revista Super Campo.

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