El impacto de la sequía en el maíz implicará pérdidas de medio punto en el PIB

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La industrialización de los granos de maíz y sorgo con fines energéticos es una de las actividades de mayor crecimiento en el mundo.

Morelli, junto al ministro de Agroindustria de Buenos Aires, Leonardo Sarquis

BUENOS AIRES (NAP) Los integrantes de la cadena de maíz y sorgo aseguraron que el impacto negativo de la sequía en el PIB (Producto Interno Bruto) será de medio punto, a la vez que reclamaron de los legisladores una “Ley de semillas”, acorde a las circunstancias, al hablar durante la apertura de la última edición del Congreso Maizar que se realizó este martes en Parque Norte.,
Estas apreciaciones correspondieron al presidente de Maizar, Alberto Morelli, cuando analizó la coyuntura en su discurso de apertura del Congreso: “Sólo los impactos directos de la sequía sobre el sector agropecuario le costarán a la economía argentina medio punto del PIB”.
En ese sentido, destacó que el rinde del maíz será el más bajo de las dos últimos sequías (2008/2009-2011/2012). En el caso del maíz, el rinde promedio nacional será el más bajo de los últimos cinco ciclos.
Morelli reclamó también una “ley de semillas” equitativa y que incluya aspectos referidos a la innovación tecnológica en ese sentido agregó: “Abogamos por la aprobación de una Ley de Semillas que respete la propiedad privada, que contemple los avances que se produjeron en la agricultura en los últimos años”.
Esa la legislación debe asegurar, asimismo, la llegada a la Argentina de las próximas innovaciones tecnológicas. Y redundará en un gran beneficio para el país. Argentina no puede perder la oportunidad de contar con una nueva ley de semillas que reconozca la innovación científica pública y privada.
“Vemos con gran satisfacción que se ha retomado la senda en lo que se refiere a aprobaciones de eventos biotecnológicos, ya que este año se han producido tres nuevas aprobaciones para el cultivo de maíz”, consign{o Morelli.
Definió, asimismo, como tema pendiente “la ley de fertilizantes”: porque los beneficios de aplicar un esquema de incentivos a su utilización fueron sido destacados en diversos ámbitos. Recomponer el balance de nutrientes en los suelos permitirá, a su vez, la sostenibilidad de la producción en el largo plazo, así como reducir las brechas entre los rendimientos observados y los potenciales que se logran hoy.
Estimó asimismo que es indispensable desarrollar todo “nuestro potencial como cadena, en carnes, lácteos, productos de molienda, bioetanol, biogás y biomateriales. Hay algunos sectores, como el lácteo, que hoy encuentran situaciones particularmente difíciles.
“Debemos ayudarlos a sortearlas y trabajar para que la cadena de valor vaya resolviendo los problemas que afectan su competitividad”.
Reclamó, asimismo, la reforma del sistema tributario y pidió que haya “Una conducta fiscal prudente y sostenible, así como también una activa coordinación de la misma con la administración monetaria y cambiaria, parecen medidas que irán en el camino de dar señales para generar confianza en la sociedad y favorecer la generación de expectativas de mayor crecimiento que apuntalen el proceso de inversiones”.
Respecto del comercio internacional de los productos de la cadena, Morelli aseguró que crece en forma exponencial y esto nos ofrece una gran oportunidad.
La industrialización de los granos de maíz y sorgo con fines energéticos es una de las actividades de mayor crecimiento en el mundo. La generación de biocombustibles y biogás tiene un impacto central en la economía, a nivel regional, provincial y nacional. Por su parte, la industria de biomateriales es una de las de mayor sofisticación y tecnología. Y la principal materia prima para producirlos es el grano de maíz.
Sin embargo, mientras los Estados Unidos transforman internamente un 87% de su producción de maíz, y Brasil un 65%, la Argentina procesa menos del 35 por ciento.
Por otra parte el dirigente celebró el trabajo que desde el Ministerio de Agroindustria y la Cancillería se viene realizando para la apertura de nuevos mercados internacionales, a través de acuerdos económicos o sanitarios, como el Protocolo firmado la semana pasada para el ingreso de carne bovina argentina a China, y la apertura de carne bovina y ovina desde la Patagonia a Japón (Noticias AgroPecuarias)
EB.

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