El trigo, un cultivo ‘sin techo’ para aplicar más tecnología

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Fertilizar presentó los números de la aplicación de nutrientes. La relación costo del fertilizante valor de mercado del cereal “es mejor que la del año pasado”. Recomendaciones para el manejo del trigo.

Se espera este año una mayor inversión del productor en nutrientes para el suelo

BUENOS AIRES (NAP). Las condiciones para la siembra de los principales granos finos de invierno, trigo y cebada, vuelven a ser buenas para el ciclo 2018/19 y concretar una alta inversión en tecnología que permita explorar los mayores rendimientos de los cultivos y lograr calidad.

La ecuación económica de la fertilización las presentó la Asociación Civil Fertilizar, que cada año (desde 2009) antes del inicio de las respectivas cosechas de ‘fina’ y de ‘gruesa’ presenta los números del costo de la inversión en nitrógeno, fósforo, azufre y micronutrientes.

En la sede de la asociación en esta ciudad, el vicepresidente de Fertilizar, Jorge Bassi, aseguró que la campaña 2018/19 vuelve a ser favorable para concretar altas aplicaciones de nutrientes, tomando en cuenta la fórmula insumo-producto que mide la relación de “canje” entre el valor del cultivo y el costo de la inversión en nutrientes.

“Para la aplicación de 1 kilo de urea (nitrógeno) se necesitan 2,18 kilos de trigo que es una relación mejor que la del año pasado”, enumeró.

En el caso de MAP (fosfato), la relación es 1 kilo del nutriente se 2,95 kilos de trigo. “Es muy favorable para mejorar los márgenes”, resaltó.

Bassi llamó la atención sobre los cambios que operaron en los suelos, lo cual se reflejó en las últimas campañas en la importante caída en la calidad del trigo, medido en nivel de proteína en el grano, que frecuentemente no alcanza la calidad panadera.

“Hoy estamos retornando a los niveles históricos de aplicaciones de 200 kilos de fertilizante por hectárea pero no estamos igual que antes: el suelo se deterioró porque hubo muchos años de una agricultura muy extractiva; y hoy la genética de las nuevas variedades dan mucho rendimiento pero les falta proteína”, describió.

En este orden, presentó estudios realizados en Tres Arroyos (por el Inta Barrow), en Pergamino, Trenque Láuquen y Roldán, en los cuales con aquel nivel de aplicación de nutrientes -si bien se alcanzaron rindes altos- en la mayoría de los casos los trigos no superaron el 10% de nivel de proteína.

“Hoy la zona núcleo sojera tiene un alto potencial de rendimiento y con el manejo convencional (los productores) se quedan cortos. Incluso -reforzó Bassi- hasta los productores de punta que mantuvieron una historia con la nutrición están a la mitad de camino de lo que podrían tener”.

Bassi dejó recomendaciones para el tratamiento del trigo, como realizar análisis de suelo hasta 60 centímetros mieiendo nitratos, fósforo, materia orgánica y zinc; hacer fertilización balanceada (N, P, S y Zn); ajustar las dosis con modelos de simluación o de umbral; desdoblar las dosis “para cuidar el ambiente y el bolsillo”; y apuntar tanto al rendimiento como a la calidad. Recordó además que “una dosis alta de P y S en trigo tendrá efecto residual importante en la soja de segunda”.

 

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