Lechería: Argentina no logra superar la crisis que afecta a la actividad

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A los problemas de costos se suman la falta de eficiencia que achican las inversiones por la fuerte presión tributaria

El 40 por ciento de los tambos no poseen sistemas de sobra en el playón de pre ordeñe.

BUENOS AIRES (NAP) La producción argentina de leche se encuentra estancada, mientras crece en forma sostenida en los principales países competidores, tales como Uruguay, EE.UU. y Nueva Zelanda. En tanto el consumo interno de lácteos se encuentra en el límite de sus posibilidades, mientras que las exportaciones muestran una tendencia decreciente.

Entre los factores macroeconómicos desfavorables se incluyen la inflación de costos, sobreapreación cambiaria, tasas de interés excesivas, alta presión tributaria y cargas burocráticas sobredimensionadas. También forman parte del problema los déficits logísticos, por ejemplo, los caminos rurales afectados por los excesos hídricos, así lo indicó Jorge Giraudo, director del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), durante una conferencia ofrecida en el Outlook de la Cadena Láctea Argentina 2018 realizado recientemente en la ciudad de Buenos Aires..

Otra de las cuestiones que hacen a la falta de competitividad es el hecho de contar con producciones inferiores a las potenciales por un desaprovechamiento de los recursos disponibles.

Un relevamiento reciente realizado por INTA reveló que más de la mitad de los tambos argentinos no cuenta con sombra en el corral de espera y que más del 90% tienen sombras artificiales para vacas sub dimensionadas y carecen de ventiladores y aspersores para bajar la temperatura corporal de los animales en el período estival.

“En lo que respecta al sector industrial, el índice de concentración es uno de los más bajos del sector lácteo mundial”, explicó Giraudo.

En el mercado local abundan las plantas industriales de baja escala y la capacidad ociosa, que hoy supera el 40%, lo que contribuye a promover situaciones de informalidad y competencia desleal.

La elaboración, además, cuenta con una bajo nivel de especialización con una concentración en un solo producto (quesos).
La productividad de la mano de obra en la industria láctea argentina es muy baja con un volumen de 800 litros de leche procesados por cada trabajador registrado versus, por ejemplo, más de 4200 litros por empleado en Nueva Zelanda.

“La incidencia del costo de la mano de obra en el precio mayorista de los productos lácteos oscila entre 14% y 24%, dependiendo del nivel de eficiencia de la industria”, indicó Giraudo.

Otra de las falencias es la carencia de instituciones sólidas capaces de generar espacios de articulación entre los diferentes integrantes de la cadena láctea, tales como Dairy NZ , con un presupuesto de 48,5 millones de dólares estadounidenses, Dairy Australia con 47,1 millones de dólares o, el más cercano, el Instituto Nacional de la Leche de Uruguay tiene una asignación anual de 1,77 millones de la moneda estadounidense. En la Argentina la Fundación PEL dispuso el año pasado de un presupuesto de apenas 0,18 mil dólares (Noticias AgroPecuarias).

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