El gobierno debe impulsar una política de riego

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<strong>El gobierno tiene la oportunidad de hacer lo necesario para poder empezar a regar cinco millones de hectáreas potenciales

Este sistema permitira un ahorro en el uso del agua y una mayor eficiencia de riego

BUENOS AIRES (NAP, por Andrés Butta*) La Argentina ha entrado nuevamente en un ciclo de sequía. El tema nos lleva inmediatamente a pensar en riego y en que este es el momento de generar un esfuerzo nacional para difundir e incorporar intensivamente al agro argentino esta herramienta milenaria.
Obviado las enormes pérdidas económicas privadas y las distorsiones que la sequía provoca en las finanzas públicas, el riego es un tema que necesita ser comprendido en todo su alcance por los que toman decisiones. No sólo porque protege la economía del productor y hace más estables sus ingresos en el mediano y largo plazo con independencia del clima, sino también porque hace viable el negocio agropecuario en zonas marginales, allí donde se necesita crear riqueza, trabajo y retención de población, donde se necesita disparar un círculo virtuoso ligado a la producción.
Pero además hay que considerar las divisas de exportación y los impuestos que se generan a partir de una actividad más estable. Es el Estado el principal beneficiado de una política intensiva que lleve el riego a cinco millones de hectáreas. Cada dólar invertido en riego será recuperado por el Estado en solo tres años, con el efecto colateral positivo de los beneficios sociales y el agregado de valor en las regiones. Y el impacto se acrecienta si el equipo de riego y sus componentes fueran mayormente de fabricación nacional.
La gestión actual, hay que reconocerlo, ha innovado con algunas herramientas para estimular al agricultor a regar. Pero viendo el bajo nivel de adopción se puede inferir que no han sido lo suficientemente audaces o flexibles para motivar al agricultor a endeudarse para regar.
Afortunadamente, la oportunidad sigue latente. Es aquí donde la crisis se transforma en oportunidad. La oportunidad de hacer lo necesario para poder empezar a regar cinco millones de hectáreas potenciales. El agua está allí abajo, en abundancia, esperando brotar para irrigar los cultivos.
El gobierno llama a discutir una agenda positiva para el campo y lo celebramos. El riego es una herramienta productiva que supera ampliamente la capacidad de generación de riqueza y trabajo de otras alternativas como los seguros, actividad con la que es, no obstante, totalmente complementaria.
El riego intensivo en el campo argentino equivale a un agro nacional más sustentable que es, justamente, lo que estamos buscando. Y hace más real la esperanza de un país desarrollado y sin pobreza(Noticias AgroPecuarias).

(*) Andrés Butta es ingeniero y titular de la empresa Pampa Riego SA.

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