Trigo: la roya amarilla generó pérdidas de más del 50% en los rindes

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Para los investigadores, la campaña pasada registró la presencia más importante del hongo de los últimos 90 años. Recomiendan medidas preventivas para la campaña 2018.

En esta imagen se observa la presencia de pústulas en forma de estría sobre una hoja e trigo.

BUENOS AIRES (NAP, por Pablo Roset *). Más de 3 millones de hectáreas implantadas con trigo en todo el territorio nacional fueron afectadas por la roya amarilla en 2017 y los campos más perjudicados perdieron hasta el 53 por ciento del rendimiento, de acuerdo a un estudio desarrollado por técnicos de la facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires.

“En 2017, campos con variedades de trigo susceptibles y sin control químico perdieron hasta el 53% de rendimiento. Esto enciende una señal de alarma para la campaña 2018, ya que gran parte de las variedades de trigo que se siembran son poco resistentes y el hongo de la roya se disemina a grandes distancias en el viento”, advierte Marcelo Carmona, docente de la Fauba.

Para los investigadores esta es la peor epidemia de roya amarilla detectada en los últimos 90 años esta roya impactó en zonas más cálidas como Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba y Buenos Aires, donde nunca había sido un problema.

La roya amarilla es una enfermedad fúngica que en la Argentina siempre afectó de forma esporádica a áreas templadas como el sudeste de la provincia de Buenos Aires.

“Hasta donde entiendo, esto no sucedía desde la década de 1930. Normalmente, en la Argentina se realiza una aplicación de rutina de fungicida en los lotes de trigo. Sin embargo, como en 2017 la roya amarilla apareció de forma muy temprana y agresiva, en casi 3 millones de hectáreas los productores debieron realizar aplicaciones adicionales. Así y todo, ciertas variedades vieron afectado hasta el 50% de sus hojas en las primeras etapas del cultivo. Esto hizo que un número importante de lotes vieran reducidos sus rindes entre 3 y 4,7 t/ha”, añadió el especialista.

Por su parte, Francisco Sautua, también docente de la Fauba, puntualizó: “Teniendo en cuenta que nuestros trigos son muy susceptibles a esta enfermedad y que las esporas del hongo recorren grandes distancias llevadas por el viento, es importante que encendamos una luz de alerta: la epidemia podría volver a suceder en 2018. Esto dependerá principalmente de la proporción de genotipos susceptibles que se siembren y, en menor medida, de las condiciones ambientales que acompañen al cultivo”.

Precauciones

Frente a una eventual reaparición de la roya amarilla, Carmona y Sautua recomendaron anticiparse y tomar medidas de prevención.

En ese sentido los docentes recomiendan:

-Verificar el grado de susceptibilidad del trigo a sembrar, ya que varía entre cultivares, y usar el menos susceptible.

-Usar triticonazole y/o en mezcla con carboxamida o flutriafol en las semillas podría proteger a las plántulas de las primeras infecciones que provoquen las esporas que traiga el viento.

-Monitorear los lotes de trigo, en particular los sembrados más temprano con variedades poco tolerantes. Lo ideal es controlar cada 3-4 días por lote (o como mínimo cada 7 días).

-Detectar lo antes posible los focos de roya amarilla dispuestos en “manchones amarillentos”. Si existe, debería planificarse el uso de fungicidas en los lotes con genotipos susceptibles y cuando llueva o haya rocío.

-Planificar el control químico. Es probable que también se deba manejar con fungicidas a la roya anaranjada y/o a la roya negra, además de las manchas foliares.

-En lo posible, aplicar mezclas de al menos dos principios activos con diferente mecanismo bioquímico de acción.

Cómo se hizo

Carmona y Sautua coordinaron el muestreo a nivel nacional, del cual también participaron profesionales del Inta, de otras universidades y de empresas.

Las muestras se enviaron al Global Rust Reference Center (GRRC), con base en la Aarhus University (Dinamarca). Allí se identificaron tres genotipos distintos de roya amarilla en los campos afectados.

Esos genotipos fueron los mismos que causaron las epidemias del 2015 y 2016 en Europa y África del Norte.

El hecho de encontrarlos en Argentina y en otros continentes, y de manera casi simultánea, confirma la gran capacidad de este hongo para dispersarse a miles de kilómetro (Noticias AgroPecuarias)

(*) Pablo Roset se desempeña en el área de Comunicación de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires

Foto: Silvana Di Nubila (Fauba)

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