El control de las malezas y las plagas es una cuestión política

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El monitoreo de problemas sanitarios en cultivos extensivos es una técnica casi Argentina. No es común en países de grandes extensiones agrícolas como Brasil, USA o Australia.

BUENOS AIRES (NAP) Cuando en la gran mayoría de las reuniones o jornadas que se desarrollan en todo el país, la tendencia es es tocar más temas políticos y filosóficos, que sanitarios, en cambio los organizadores del XIII Congreso de Monitoreo de Malezas, trabajan en la senda de la tecnología, porque la identidad del Encuentro fue y seguirá siendo la misma, el monitoreo para el control de las malezas y la presencia de plagas.
Los aportes técnicos son los que apoyan las decisiones en el campo. El devenir filosófico y político de la agricultura Argentina es un aspecto no resuelto que debe tratarse y discutirse, pero no es este el ámbito.
La resistencia de malezas a herbicidas y de organismos genéticamente modificados a oruga cogollera en maíz son cuestiones políticas que debieran resolverse aún en ámbitos legislativos, pero el día a día del manejo del lote requiere el aporte tecnológico y la actualización técnica permanente. Qué difícil es asimilar lo filosófico del entorno de la resistencia. De repente las entidades gubernamentales y las empresas están sumamente preocupadas y comprometidas a solucionar el problema.
La pregunta es: ¿Si nunca aprendimos a manejar correctamente plagas, enfermedades y malezas; ahora de golpe y porrazo, aprenderemos a manejar la resistencia? ¿O es que caímos en una trampa comercial que las políticas agrícolas nunca vieron o quisieron ver, o el “facilismo” criollo del menor esfuerzo llevó por delante y superó la filosofía de una agricultura pensada y desarrollada en la tecnología del manejo inteligente del recurso? Posiblemente todo junto.
El monitoreo de problemas sanitarios en cultivos extensivos es una técnica casi Argentina. No es común en países de grandes extensiones agrícolas como Brasil, USA o Australia. Sin dudas somos líderes en esta temática, no por la propuesta en sí, sino por hacer efectivo el monitoreo en cultivos como soja, maíz o trigo. La mitad de la superficie de soja del país es monitoreada directa o indirectamente, es decir casi 10 millones de hectáreas.
Y sin duda este es el camino, aunque todavía sea sendero; tiene rumbo. Y por él vamos transitando con nuestros Encuentros de Monitoreo, siempre proponiendo tecnología para hacer más rentable las explotaciones agrícolas, pero a la vez con el menor impacto posible en el ambiente y la sociedad(Noticias AgroPecuarias)
EB.

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