Las inundaciones ceden lentamente en el centro oeste bonaerense, aunque persisten los problemas

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La mejora en caminos permitió retomar la siembra, aunque mucha superficie sigue bajo agua. Llegó ayuda de los gobiernos, pero aún hay familias fuera de sus campos y pérdidas ganaderas significativas.

(NAP) Las zonas rurales más afectadas por las inundaciones en el centro oeste bonaerense atraviesan días de alivio parcial, con mejoras en la transitabilidad y el ingreso de maquinaria gracias al calor y a una pausa en las lluvias; aunque los productores advierten que la emergencia dista de haber terminado: aún hay establecimientos aislados, caminos intransitables y una gran parte del área productiva inutilizada.

“Estos días de sol mejoraron muchísimo la situación de los caminos, que era uno de los problemas más graves además del agua”, explicó Hugo Enriquez, presidente de la Sociedad Rural de 9 de Julio, quien describió que el ingreso de maquinaria de la Dirección Nacional de Vialidad y la asistencia provincial permitieron avanzar en algunas reparaciones.

Pese al drenaje parcial del agua, continúan los establecimientos aislados. “Se han sacado familias de las viviendas y llevado a los pueblos. Esa situación se mantiene”, detalló en declaraciones al programa Agroindustria en Foco de Eco Medios AM 1220.

Muchos campos siguen con agua profunda o con caminos que continúan intransitables, lo que impide el regreso de los productores a sus casas y limita el acceso a las explotaciones. “Los lugares que están inundados siguen igual. Bajó un poquito el nivel, pero no cambió”, resumió el productor.

La siembra cobra impulso

La mejora temporaria permitió que, en los últimos 10 días, la siembra avanzara “de manera plena” en los lotes accesibles. Sin embargo, “la superficie efectiva será muy baja” y también hay que evaluar el efecto de las lluvias del fin de semana, que probablemente vuelvan a retrasar las labores.

El trigo apenas se sembró en un 30–35% del área habitual, y las pérdidas son profundas: “De lo poco que se logró sembrar, se perdió el 70%”, contó Enriquez luego de cosechar su propio lote.

Para la gruesa, la perspectiva es similar: “Vamos a llegar al 40% de la superficie posible. Hay mucha agua y zonas inaccesibles. Hay campos sembrables a los que directamente no se puede entrar”.

La disponibilidad de maquinaria vial también limita el avance: “No alcanzan las máquinas. Si llueve, estamos 4 ó 5 días parados”, añadió. Los pronósticos, que oscilaban entre 30 y 100 milímetros para el fin de semana, generan incertidumbre.

Fuerte impacto en la ganadería

La falta de forraje, la imposibilidad de mover hacienda y la inundación de los campos provocaron pérdidas importantes en el sector ganadero.

“La ganadería tuvo una pérdida muy fuerte de animales y de vientres. Algunos productores tuvieron que vender, mover o incluso abandonar parte de los rodeos”, explicó. En varios casos, los animales quedaron atrapados por el agua, dificultando su carga o traslado.

La región contabilizaba en la última campaña de vacunación antiaftosa unas 297.000 cabezas y 127.000 vientres. La magnitud final de la pérdida recién podrá cuantificarse entre marzo y abril, durante la próxima campaña antiaftosa: “Ahí veremos cuántos vientres quedan y cuánto disminuimos”, anticipó. (Noticias AgroPecuarias)

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