Destete precoz y mejor nutrición: claves para la eficiencia reproductiva en la ganadería mesopotámica
Durante la Jornada del Ipcva en “La Lucrecia”, Entre Ríos, se enfocaron en la importancia del manejo de la lactancia y del peso al primer servicio en las hembras de reposición.
(NAP) La Jornada a Campo del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina sobre “Nuevas Tecnologías para la Ganadería Mesopotámica”, realizada en el establecimiento “La Lucrecia” en Jubileo, Entre Ríos, contó con la disertación del veterinario Juan Sebastián Vittone, del INTA Concepción del Uruguay, quien abordó dos aspectos centrales para mejorar la eficiencia productiva: el manejo de la lactancia y la suplementación de las hembras de reposición.
“El aspecto principal cuando uno habla de lactancia es la alta demanda energética que tienen los animales en ese momento y cómo impacta la intervención con distintas herramientas tecnológicas”, explicó Vittone, recordando que el INTA Concepción del Uruguay es pionero en la práctica del destete precoz.
Según el especialista, esta herramienta permite reducir de manera significativa los requerimientos energéticos de las vacas, ya que una hembra en lactancia demanda hasta un 60% más de energía que una vaca vacía. “Esa reducción impacta directamente sobre la preñez y permite además ajustar mejor los tiempos de servicio”, señaló.
Destete precoz e hiperprecoz
Vittone detalló que, con la tecnología de alimentación actual, es posible destetar terneros a partir de los 40 kilos de peso, incluso con apenas 30 a 40 días de vida, en lo que se conoce como destete hiperprecoz.
“Un ternero que nace con entre 18 y 35 kilos puede ganar cerca de 900 gramos diarios y llegar a 40 o 50 kilos al mes y medio. Ese es el momento ideal para intervenir”, explicó.
En tanto, el destete precoz tradicional se realiza sobre terneros de 60 días de edad y unos 70 kilos, aunque Vittone aclaró que el peso no debe ser el único indicador: “Hay que observar siempre la condición corporal de la vaca. Si se ven más huesos, costillas o cadera, es señal de que está utilizando reservas. Esas reservas son claves para la fertilidad y para sostener la gestación, sobre todo en el invierno”.
También advirtió que muchas veces los productores retrasan el destete esperando una mejora forrajera. “Cuando eso ocurre, los terneros ya perdieron estado y las vacas no llegan a tiempo al servicio, con lo cual se pierde el beneficio reproductivo de la práctica”, subrayó.
Hembras de reposición
En su exposición, Vittone abordó el manejo nutricional de las vaquillonas de primera aparición, destacando la importancia del peso al primer servicio.
“En general en ganadería de carne trabajamos con mínimos —dijo—, pero hoy debemos pensar al revés: buscar el máximo peso posible que permita el sistema”.
El veterinario indicó que, con una buena alimentación y manejo, una vaquillona puede llegar a los 15 meses con más de 300 kilos y haber tenido dos o tres ciclos estrales previos, lo que mejora su fertilidad futura y acorta el intervalo entre partos.
“Si llego con 270 o 280 kilos, puedo lograr preñarla con protocolos hormonales, pero su vida productiva será más limitada”, advirtió.
Por eso, a modo de recomendación técnica final, Vittone apuntó: “el deber es preñarla a partir de los 15 meses, pero con el mayor peso posible. No pensar en los mínimos —270 kilos en británicas o 300 kilos en cruzas índicas—, sino en alcanzar el máximo que permita el establecimiento. Cuanto más peso tenga al primer servicio, mejor será su desempeño reproductivo a lo largo de su vida”. (Noticias AgroPecuarias)










