Tabaré Bassi: “En los últimos años en Río Negro hemos generado valor agregado de 150 millones de dólares por año en la ganadería”

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El funcionario rionegrino destaca el valor de la formación de grado y la solidez de los conocimientos técnicos para el futuro desempeño laboral.

Ing. Zoot. Tabaré Bassi,

(NAP)Nacido y criado en General Roca, en el Alto Valle de Río Negro, Tabaré Bassi desde chico supo que quería dedicarse a la actividad ganadera, casi seguramente vinculada a los campos y los animales que su abuelo tenía muy cerca de allí, en Villa Regina.

Pero la vida lo trajo a Buenos Aires a estudiar periodismo deportivo, hasta que en forma casi fortuita se encontró con la carrera de Ingeniería Zootecnista en la Facultad de Ciencias Agrarias de Lomas de Zamora, y allí pasó una década de su vida entre cursada y los primeros trabajos rentados en el Laboratorio de Forrajes, mientras se seguía perfeccionando.

Hoy, ya de vuelta en su provincia natal, pero radicado en Viedma, y en calidad de secretario de Ganadería de la provincia, Bassi es uno de los responsables del desarrollo que tuvo la ganadería en los últimos diez años, desde  que se estableció el estatus libre de aftosa sin vacunación en la región patagónica (al sur del Río Colorado).

Para Tabaré Bassi es una conquista que debe resguardarse ante la amenaza del relajamiento de las restricciones al movimiento de hacienda y carne con hueso que impulsa el gobierno nacional. Este es el diálogo que compartió con el ciclo Cosecha Propia.

“El mayor aporte de Agrarias-UNLZ es el sustento técnico y amplio para la toma de decisiones a nivel profesional”

¿Por qué elegiste estudiar en la Facultad de Agrarias de la UNLZ?
Cuando era un adolescente la carrera de Zootecnia era totalmente desconocida. Era muy fanático de los deportes y como no tenía muy en claro qué estudiar, mis padres me dijeron ‘por qué no vas a Buenos Aires, estudias periodismo deportivo y mientras vas viendo qué orientación seguir’. Así que fui a Buenos Aires y comencé en DeporTea la carrera de Periodismo Deportivo y, en forma paralela, comencé a hacer el CBC en la UBA para después ver qué continuar. Mi abuelo tenía campos ganaderos en la provincia de Río Negro y si bien mi idea era dedicarme al campo, la carrera de Agronomía no me convencía y Veterinaria tampoco.

En 1996 estaba en segundo año de periodismo, cuando indagando en la Guía del Estudiante -hoy no existe más- conocí la carrera de Zootecnia, así que me acerqué a la UNLZ. Me encantó la facultad, el lugar donde estaba emplazada, el predio, las instalaciones. Así que no lo dudé. Y relacioné la currícula de la carrera con las posibilidades personales que teníamos en el campo familiar. Terminé la carrera de Periodismo Deportivo y al año siguiente, en 1997, comencé Zootecnia en Lomas.

¿Cómo fueron esos años en la Facultad de Agrarias?
Fueron años maravillosos, una etapa de la vida inolvidable. La primera virtud de la universidad fue encontrar ahí una especie de segundo hogar, un lugar que nos acaparaba. Estábamos prácticamente todo el día, de la mañana a la noche por los horarios de cursada.

Una diferencia con la UBA es que ahí, uno era un número y con eso te identificaban, mientras que en nuestra facultad uno era una persona, todos te conocían con nombre y apellido, éramos una especie de gran familia. Vi una diferencia muy grande entre una universidad multitudinaria y otra universidad como la que me tocó atravesar en aquella etapa, donde hicimos un grupo de amigos maravilloso y conociendo personas extraordinarias.

¿Qué te dio la facultad para tu desarrollo profesional?
El mayor aporte de la facultad es el sustento técnico y amplio para todas las decisiones que hemos tenido que tomar. La carrera de Zootecnia te da muchísimas herramientas, amplitud de conocimientos y una base técnica muy sólida para afrontar cada una de las decisiones que te toca en el día a día. Estoy muy agradecido a eso.

Al graduarte ¿volviste a Río Negro o te quedaste en Buenos Aires intentando insertarte laboralmente?
Terminé en 2003 y me quedé trabajando en la facultad, en el Laboratorio de Forrajes, durante tres años. Comencé a hacer un posgrado dentro de la facultad, pero ya en abril de 2006 me trasladé a Viedma porque la provincia de Río Negro había lanzado un concurso para un programa de fomento de la producción ganadera bovina.

Mi deseo siempre fue volver a mi provincia, había estado muchos años en Bs As. La intención original era volver a Gral. Roca, para tener vínculo con el establecimiento familiar, pero surgió este concurso, al que me presenté y gané. Quedé como coordinador del programa ganadero bovino de la provincia, así que me trasladé a Viedma en abril de 2006 y aquí sigo.

¿Desde ese momento trabajas en el sector público?
Sí, estuve casi dos años como coordinador del programa ganadero bovino de la provincia y a partir de ahí me ofrecieron asumir el cargo de director de Ganadería en diciembre de 2007. Luego fui subsecretario de Ganadería y actualmente secretario de Ganadería.

En paralelo, junto con mi hermano, que es veterinario egresado de la UBA, llevamos adelante el emprendimiento familiar, que es un establecimiento ganadero de ciclo completo en Villa Regina en el Alto Valle. Originalmente, era un establecimiento de cría, pero desde que estamos nosotros lo transformamos de cría a ciclo completo. Hoy hacemos la cría, la recría y tenemos un pequeño engorde. Todo lo que sale del establecimiento sale con destino a faena.

“Permitir el ingreso de carne con hueso a la Patagonia pone en riesgo todo el desarrollo ganadero de la región”

¿Dónde está la provincia de Río Negro en el mapa nacional de ganadería bovina?
Somos una provincia en una zona marginal, en una zona árida y semiárida, y poco tenemos para compararnos con provincias de la Pampa Húmeda como Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, La Pampa, incluso provincias de la Mesopotamia. Tenemos un stock de 700.000 cabezas bovinas, cerca del 2% del stock nacional, pero sí estamos muy bien posicionados en el territorio patagónico.

En toda la Patagonia compartimos un estatus sanitario único, que es libre de aftosa sin vacunación, por lo tanto, más allá de la provincia se genera un bloque o una región con muchos vínculos y movimientos internos de hacienda. Río Negro encabeza la región, manejando cerca del 45% del stock de la Patagonia.

En los últimos 10 años hemos tenido un crecimiento muy importante. Estamos en un punto de equilibrio entre lo que permite la receptividad de los campos y la carga animal que tenemos a nivel provincial.

¿A qué responde este crecimiento?
Río Negro siempre fue una provincia de cría, que producía terneros para  comercializarlos en la Pampa Húmeda, no agregábamos valor, pero en 2013 hubo un punto de inflexión, porque en el norte de la región Patagónica que aún vacunaba, se dejó de vacunar y se integró todo el territorio de la Patagonia en un único estatus sanitario.

A partir de ahí no pudo entrar más novillo con destino a faena a la región, ni carne con hueso, y la región se vio obligada a producir sus propios novillos. Por lo tanto, se comenzó a retener todos los terneros que se iban (150.000 cabezas por año). Esos animales quedaron en la región y nos transformamos en una región de recría y engorde, con incentivo a la producción de maíz y de alfalfa para poder abastecer esos novillos para engorde.

Hemos generado un círculo virtuoso para la ganadería, en los últimos años hubo un desarrollo muy significativo. Estimamos que en los últimos 10 años hemos podido alcanzar un valor agregado de 150 millones de dólares por año, que para estas zonas marginales es algo muy positivo.

El gobierno nacional sacó una resolución para habilitar el movimiento de hacienda y el ingreso de carne con hueso a la Patagonia. Si bien está suspendida, ¿cómo podría impactar la medida?
Fue una medida sorpresiva y la consideramos avasallante hacia el trabajo que se viene desarrollando en conjunto desde las provincias patagónicas y los productores, porque fue un cambio de paradigma sanitario de lo que venía pasando en los últimos 20 años.

En 2001, cuando se estableció el nuevo esquema sanitario contra la fiebre aftosa, se fijaron zonas con vacunación y sin vacunación, con estas restricciones, que se respetaron siempre a rajatabla. Esto se hizo con el mercado internacional, con los países importadores, dijimos éstas son las condiciones con las que vamos a exportar.

Hoy tenemos exportación de carne ovina con hueso hacia la UE, a Japón de carne bovina, algunos vínculos comerciales con Chile, con el que estamos gestionando para hacer acuerdos y que se puedan comercializar hacienda en pie, pero se ha tomado en Argentina una decisión interna, que va a contramano de lo que hacen los mercados mundiales, sin consultar con el resto de los mercados sobre qué puede significar este cambio interno.

¿Corren riesgo las exportaciones de la provincia por este cambio de escenario?
Sí, porque cada país que te compra carne evalúa tus condiciones internas. En Argentina no somos confiables, recordemos que en 2001 cuando tuvimos el brote de fiebre aftosa, Senasa lo primero que hizo fue esconder ese brote. A partir de ahí generamos desconfianza y cada cambio que hacemos el mundo nos mira con cuidado.

¿Hacia dónde va la ganadería de Río Negro?

Que entre la carne con hueso por la resolución del Senasa va a ser otro punto de inflexión. Los costos de producción en la Patagonia son muchos más altos que en el resto del país y naturalmente mayores que en la Pampa Húmeda. Es muy probable que, si se implementa esta medida, todos los engordes a corral que se han desarrollado en la provincia, el incentivo a la producción de maíz y a la producción de alfalfa, se caigan o retrocedan significativamente.

Ésta es una cuestión geopolítica de qué queremos hacer como país en estas áreas marginales, que no somos competitivos como otras áreas que son más beneficiadas por las condiciones edafoclimáticas y que tienen otras posibilidades.(Noticias AgroPecuarias)

 

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