Desde la fundación en 1991, el Mercosur atravesó dificultades comerciales y políticas para alcanzar el objetivo de integración en un mercado común regional.

Los estados miembros del grupo son Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela; pero en diciembre de 2016, el bloque suspendió la membresía del país caribeño por entender que no cumplía con los requisitos establecidos en el compromiso democrático del mercado común, en tanto Bolivia está en proceso de adhesión.

Una de las razones por las cuales el Mercosur no avanzó hacia un estadio real de integración radica en la inexistencia de un proyecto estratégico colectivo porque cada estado miembro desarrolla políticas macroeconómicas basadas en intereses individuales, divorciadas de una acción común.

En la actual etapa histórica, con el mundo en crisis tras la pandemia y la guerra en Ucrania, que trajeron demandas altas de combustibles y alimentos, el Mercosur podría ocupar un rol relevante en la oferta global.

Además de la posición de Uruguay, la posición brasileña frente al conflicto en Europa del Este también creó tensión. Bolsonaro viajó a Rusia para reunirse con su par Vladimir Putin en febrero, muy pocos días antes de que el Kremlin lanzara el ataque a Ucrania, y ambos volvieron a dialogar en junio de este año.

Bolsonaro se mantuvo neutral ante la guerra y reacio a un pronunciamiento condenatorio a la invasión y anunció que Putin le garantizó el suministro de fertilizantes en septiembre de este año.

El mandatario brasileño también es uno de los responsables del freno al tratado de libre comercio entre Mercosur y la Unión Europea, que podría ser clave en el estado actual y no activó la protección de la selva amazónica, una de las preocupaciones centrales de varios miembros del grupo europeo.

La mirada de la vicecanciller argentina
La secretaria de Relaciones Económicas Internacionales, Cecilia Todesca Bocco, destacó la importancia histórica del Mercosur y consideró que para que los socios del bloque “puedan seguir juntos, hace falta cierto grado de flexibilidad”.

“Primero porque los ciclos económicos no son exactamente iguales; segundo, porque a los gobiernos los vota la gente, tienen un mandato, una plataforma electoral y en consecuencia cierto margen para hacer las cosas”, señaló la funcionaria en una entrevista concedida a la agencia pública de noticias Télam.

Sobre el planteo de Lacalle Pou, la vicecanciller recordó que la negociación de un país del Mercosur de manera individual no está permitida en la normativa del bloque que tiene su “sentido de ser” desde su fundación en 1991 “y mucho más ahora”

En una entrevista con Télam, Todesca Bocco distinguió las dos maneras de negociación y al respecto puso como ejemplo el acuerdo con Singapur alcanzado por “los cuatro países juntos”, a diferencia de la decisión de Uruguay de hacerlo con China en forma individual.

Consultada sobre si la flexibilidad que el Mercosur le permitió a Brasil en adelantarse a la rebaja del Arancel Externo Común, no se puede aplicar a la postura uruguaya, la secretaria consideró que son distintas.

“Uruguay ha estado planteando que quiere acelerar las negociaciones para firmar acuerdos de libre comercio de última generación, que incluyen bienes y servicios, propiedad intelectual, compras, etc. Los famosos TLC no son sólo aranceles entre bienes, incluyen un montón de cosas más.

Respecto de eso creemos que sí se tiene que avanzar, pero tenemos que negociar de modo tal de vender más, que es exactamente lo que los otros países quieren hacer con nosotros. Como el perfil exportador del Mercosur está muy sesgado a commodities y dentro de ellas a los alimentos, muchas veces pasa que en los TLC se baja la protección en el sector industrial pero no se logra el mismo ingreso de nuestros productos. Y como son alimentos, empiezan a aplicarse las barreras arancelarias, para-arancelarias, de protección del ambiente, etc”(Noticias AgroPecuarias).