Desarrollan un aerosol inocuo para reemplazar agroquímicos en cultivos frutihortícolas

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Utiliza herramientas de bio y nanotecnología. El spray reemplazaría además fortalecería a la planta frente al cambio climático. Pruebas positivas contra la ‘podredumbre gris’ del tomate.

BUENOS AIRES (NAP). Científicos interdisciplinarios pusieron en marcha un proyecto para desarrollar un aerosol (spray) inocuo que proteja a los cultivos de hortaliza frente a patógenos y a los efectos del cambio Climático.

Se trata de 1 de los 147 proyectos elegidos para la convocatoria “Ciencia y Tecnología contra el Hambre”, del Ministerio  de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, en el marco del Plan Nacional de Argentina contra el Hambre. El desarrollo cuenta con el apoyo del Estado y empresas de base biotecnológica.

“Apuntamos al desarrollo de tecnologías verdes que promuevan estrategias de una agricultura adaptable al cambio climático que reemplace el uso de agroquímicos que ponen en riesgo el ambiente y a la salud de los propios cultivos, de los consumidores, de los trabajadores rurales y de las poblaciones aledañas”, destacó el biotecnólogo Federico Ariel, director del Laboratorio de Epigenética y ARNs No Codificantes del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral, con sede en la ciudad de Santa Fe y dependiente del Conicet y de la Universidad Nacional del Litoral.

Según detalló la agencia CyTA Leloir y replicó Ambito.com, el grupo de Ariel lleva años realizando estudios con macromoléculas biológicas llamadas “ARNs no codificantes”, algunos de los cuales son capaces de activar o inhibir genes de las plantas para que fabriquen moléculas bioactivas que las vuelvan resistentes a patógenos (bacterias, hongos, virus e insectos) y también a cambios bruscos de temperatura (heladas o golpes de calor).

“Buscamos aclimatar a las plantas a los cambios bruscos de temperatura asociados al cambio climático gracias al uso de ARNs que desencadenen respuestas de adaptación”, indicó Ariel.

La tecnología propuesta es semejante a una “vacuna”: mediante un “spray” se le muestra a la planta una porción del genoma del patógeno, para que desarrolle defensas específicas.

“El uso de esta tecnología, que se aplica como aerosol, también puede dotar a las plantas la habilidad de resistir heladas, escasez de agua y otras adversidades, así como también activar un sistema de defensa al apagar genes de patógenos que causan plagas y generan importantes pérdidas de producción”, puntualizó Ariel.

El científico agregó que también van a explorar el uso de esa tecnología para el desarrollo de bioinoculantes que promuevan la interacción de la planta con bacterias, hongos y otros microorganismos benéficos o “simbióticos” que mejoren la producción agrícola.

Punto de partida

Estudios publicados en revistas científicas y revisados por pares demostraron que la aplicación de ARNs no codificantes exógenos lograron que plantas de tomate resistan al hongo Botrytis cinerea, el patógeno responsable de la “podredumbre gris”, una enfermedad de más de 200 especies vegetales que causa pérdidas millonarias.

Federico Ariel

Un estudio, liderado por Ariel y equipo, comprobó que si plantas de tomate eran expuestas a un aumento gradual de temperatura hasta los 45 grados sufría cambios epigenéticos que la volvían resistente a golpes de calor repentinos.

“Determinamos qué ARNs no codificantes se expresaron en esas plantas. Nuestra propuesta consiste en utilizar esos ARNs para preparar a la planta antes del cambio brusco de temperatura”, destacó. Y agregó que cabe imaginar que “en el futuro los productores puedan aplicar esta tecnología en base al pronóstico del tiempo vinculados a heladas o golpes de calor dependiendo de la latitud”.

El ARN no codificante es frágil y se degrada fácilmente por acción de enzimas. Para solucionar este problema, del proyecto participan especialistas en nanotecnología que desarrollarán nanopartículas que también servirán para la distribución de ARNs en plantas, las cuales modularán su liberación de forma controlada con el propósito de prolongar la duración de su efecto.

En esta parte del proyecto participan los grupos de Vera Álvarez, del Instituto en Ciencia y Tecnología de Materiales (INTEMA), que depende de la Universidad Nacional de Mar del Plata y del Conicet; y de Darío Falcone, del Instituto para el Desarrollo Agroindustrial y de la Salud (IDAS), que depende de la Universidad Nacional de Río Cuarto y del Conicet. En esta línea también aportará la empresa de base tecnológica Nanotica Agro.

Para realizar un buen control y asegurarse de que la tecnología basada en ARNs sea inocua, del proyecto participan especialistas en bioinformática que definirán que no tengan un efecto perjudicial en genes de las plantas y de los mamíferos. En esta línea trabajarán los grupos de Georgina Stegmayer, del Instituto de Investigación en Señales, Sistemas e Inteligencia Computacional, en la Ciudad de Santa Fe, que depende de la Universidad Nacional del Litoral (UNL); y el de Gabriela Merino, del Instituto de Investigación y Desarrollo en Bioingeniería y Bioinformática (IBB), que depende de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER).

Además de Ariel, del diseño y producción de los ARNs también participan Pablo Manavella y Carlos Figueroa, del IAL. (Noticias AgroPecuarias)

 

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