Importante salto en las ventas de equipos de conservación de forrajes

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Aumentaron las de segadoras, megaenfardadoras y rotoenfardadoras. Influyeron la sequía y la coyuntura económica pero fundamentalmente la mejor situación de la ganadería de carne.

CÓRDOBA (NAP). Argentina se encuentra en un claro camino hacia la incorporación de tecnología para la conservación de forrajes, buscando incrementar la eficiencia y ajustar el costo directo más importante como lo es la alimentación en los sistemas de producción de carne o leche.

Así lo reflejan las ventas 2020 de equipos de henificación: en segadoras creció 65%, en megaenfardadoras, 50% y en rotoenfardadoras el 25%, de acuerdo a un informe elaborado por los especialistas Pablo Cattani, Federico Sánchez y José Peiretti y publicado en TodoAlfalfa.

“Más allá de la necesidad de algunos productores de poner el beneficio del negocio en capital de trabajo, se sigue afirmando la tendencia de incrementar los niveles de ‘reservas’ en una ganadería que no se puede permitir un solo día sin el mayor potencial productivo para defender su eficiencia y rentabilidad”, analizaron.

Rubro por rubro

Las segadoras con acondicionador (foto de apertura) cerraron el año con 277 máquinas comercializadas, lo cual posiciona a 2020 como uno de los 3 años de mayor venta de la última década.

Las segadoras más vendidas son las máquinas de arrastre, de las cuales se vendieron 215 unidades, con preferencia hacia modelos de tiro central, acondicionador de rodillos ya sea de goma o acero, cambio rápido de cuchillas y anchos de entre 3 y 4,5 metros (sufrieron una marcada baja en ventas las hélices corta-hileradoras).

Dentro del rubro segadora, donde se visibilizan un fuerte incremento de la producción de forraje y sobre todo en economías más regionales, es en el de las segadoras de tres puntos que se utilizan en esos segmentos productivos y que en el último año creció 65% respecto al período anterior, demostrando que el negocio de forrajes no deja de explorar nuevas zonas productivas.

En segadoras autopropulsadas se comercializaron solo 17 unidades y la importación de estas máquinas para 2021 está muy limitada debido a que deben ingresan al país como categoría tractor incrementando su costo de comercialización y reduciendo el cupo de comercialización de “tractores reales”, con lo cual la mayoría de las marcas han restringido este producto.

Un cambio más que positivo mirando la calidad global del forraje que se produce en nuestro país, lo genera el rubro de rastrillos en donde sigue creciendo la participación de los modelos o sistemas de trabajo llamados “giroscópicos” que, si bien tienen un costo de adquisición sensiblemente superior a los demás sistemas de trabajo, la eficiencia y calidad de trabajo están más que demostradas y quizás esa sea la razón por la que alcanzaron un volumen de 21 unidades, suponiendo que en la medida que haya oferta, la demanda seguirá sostenida.

En rotoenfardadoras el incremento del volumen comercializado fue de 25%, alcanzando 514 unidades con 68% de unidades de origen nacional y el 32% restantes con maquinaria importada. Se consolida el atado a red que es ofrecido prácticamente en todos los modelos del mercado.

En referencia a las megaenfardadoras, destinadas casi en 98% a producir heno con destino a venta -interna y exportación- el incremento fue más que significativo: 50% comparando 2020 a 2019.

Razones

“Si buscamos entre las causas de esta performance de ventas de los equipos de pasturas, probablemente se puedan encontrar respuestas en la sequía de 2020 que, a diferencia de los granos, reactiva el mercado porque el heno de alfalfa se revaloriza notablemente ante la falta de pasto. Hoy el precio de referencia del kg de heno de alfalfa es de $10, lo que lo posiciona como una muy buena alternativa de negocio”, remarcaron Cattani, Sánchez y Peiretti.

Otro punto que marcaron es que “al igual que sucedió en el resto de los rubros de la maquinaria agrícola, la suba del precio de los granos acompañados con la posibilidad de comprar maquinaria a dólar oficial genera en los fierros una buena alternativa de inversión”.

Pero sin dudas el crecimiento de la eficiencia de la producción de carne, con buen precio interno e incremento de la exportación, hicieron visible la necesidad de contar con forrajes de calidad y con una cantidad que supere las adversidades climáticas dando sostenibilidad productiva a todo el sistema.

Por otra parte -apuntaron Cattani, Sánchez y Peiretti- el incremento del stock bovino nacional, la recría hecha en campos de cría que mejoraron los márgenes del negocio y otros factores productivos, hacen que los forrajes conservados sean cada vez más una herramienta productiva indispensable, dejando atrás el concepto de reservas forrajeras.

“El forraje conservado, traccionado por el mercado pecuario, marca una tendencia positiva y con un futuro más que promisorio si se trata de incrementar eficiencia y rentabilidad al sector”, dijeron. (Noticias AgroPecuarias)

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