Impacto del manejo de rotaciones en el suelo

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El Inta Cuenca del Salado midió el impacto de diferentes secuencias de cultivos en los almacenes de carbono orgánico del suelo.

RAUCH, Buenos Aires (NAP)  En los últimos años la región pampeana argentina experimento un proceso de intensificación de la producción. Ese proceso que en el centro de la Provincia de Buenos Aires genero cambios en el modo de producir y en la composición de sus suelos, es materia de estudio.

Según describen los profesionales del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), “la Cuenca del Salado bonaerense, típicamente ganadera, incorporo la agricultura en sus mejores suelos”, mientras que “la concentración de la ganadería en suelos de menor aptitud, motivó la siembra de cultivos para producir forraje y granos, desconociendo la sustentabilidad de esos ambientes”.

El estudio de los suelos permite determinar su dimensión productiva y cómo los mismos fueron evolucionado ante los cambios registrados en los sistemas agrícola – ganaderos, referentes de la Estación Experimental Cuenca del Salado han realizado un “muestreo de lotes en campos de productores para investigar el impacto de la agricultura sobre los contenidos y stocks de carbono en los perfiles, la estabilidad de agregados y la densidad aparente”.

El trabajo, según los profesionales a cargo se generó puesto que “no se conoce el impacto de esta nueva actividad en suelos que, a priori, lucen más vulnerables por sus problemas de anegabilidad o halomorfismo”.

“Los cambios en el uso del suelo impactan en los almacenes de carbono orgánico del suelo (COS), y en parámetros físicos como la estabilidad de agregados (EA) y la densidad aparente (Dap)” explican los técnicos del INTA. “La magnitud de los efectos que genera una rotación de cultivos está condicionada por las especies vegetales que se intercalan y que difieren en el volumen de residuos que retorna al suelo y en la arquitectura del sistema radical”. Todos estos beneficios, “pueden ser disminuidos a la luz de las limitantes edafo-climáticas de la región bajo análisis”, estiman los profesionales.

En suelos hidro – halomórficos, “las limitantes a la producción de biomasa por cultivos no adaptados presupone una mayor susceptibilidad a la degradación de la fertilidad edáfica”. Debido a los escasos antecedentes y las recientes modificaciones en el uso de los suelos, el trabajo se enfocó en “evaluar el impacto de diferentes secuencias de cultivos en los almacenes de carbono orgánico del suelo, e indicadores físicos de suelos hidro-halomórficos de la Cuenca del Salado.

Las muestras de suelos se extrajeron durante el año 2018 en la post-cosecha del cultivo estival. Se evaluaron 13 sitios en tres establecimientos ubicados en los partidos bonaerenses de Chascomús, Maipú y Gral Guido, bajo cuatro diferentes secuencias de cultivos que comprendieron “lotes de pastizales naturales poco intervenidos que los productores utilizan para pastoreo directo con ganado bovino”; lotes agrícola/ganaderos “manejados bajo una secuencia que alterna 4 años de pasturas perennes seguido de 4 a 6 años de cultivos de cosecha”; lotes agrícolas que “presentan una rotación típica Maíz-Soja-Trigo/Soja y lotes monocultivados en los que “8 de los últimos 10 años se realizó soja”. Para cada sitio de muestreo se extrajeron muestras disturbadas en diferentes profundidades.

Como resultados los técnicos del INTA pudieron observar que el contenido de Carbono Orgánico del suelo mostró una “mayor estratificación a nivel superficial sin manifestar grandes variaciones entre los diferentes tratamientos”.

En cuanto a la estabilidad de agregados “los Diámetros Medios Ponderados difirieron estadísticamente entre tratamientos que presentan y/o presentaron pasturas respecto a las rotaciones que no, en las dos profundidades analizadas

Los profesionales a cargo del estudio notaron además que “la densidad aparente presentó variaciones asociadas a las rotaciones solo en los estratos superficiales, mientras que en las profundidades los valores no difirieron”.

En cuanto a los stocks de carbono orgánico del suelo “fueron similares entre pastizales naturales, lotes agrícola/ganaderos y agrícolas”, mientras que “fueron 41,4 % menores en la secuencia de monocultivos que bajo pastizales naturales.

En lotes con rotaciones de pastizales naturales, lotes agrícola/ganaderos y agrícolas, “es esperable un mayor retorno de biomasa que en los monocultivados, lo cual contribuye a mantener elevados los almacenes de carbono orgánico del suelo en las situaciones analizadas”, indican los técnicos del INTA, al tiempo que advierten que “las mayores diferencias en carbono orgánico del suelo respecto a otras subregiones pampeanas puede relacionarse con el halomorfismo y anegabilidad de los suelos estudiados, limitantes importantes para el desarrollo vegetal, lo cual genera una menor producción de biomasa y por ende una menor captura de carbono”.

Con el trabajo los técnicos del INTA Cuenca del Salado pudieron determinar que “la agricultura bajo siembra directa y con rotación de cultivos y/o pasturas mantiene los contenidos de carbono orgánico del suelo en niveles similares a los del pastizal natural. El monocultivo de soja causó descensos de los contenidos y stocks del carbono orgánico del suelo”. “Los incrementos del mismo generaron descensos de la densidad aparente, e interesante de notar, mayores diámetros medios ponderados solo en sistemas bajo pasturas”.

Con agricultura, el carbono orgánico del suelo “parece no ser suficiente para mantener la estabilidad de agregados, lo cual debiera considerarse en futuras normas de manejo de los suelos”, indican los profesionales a cargo del estudio, quienes a partir de estos resultados, sugieren la agricultura en éstos suelos “siempre y cuando sean rotados adecuadamente o combinados con pasturas”, observando que “el mayor deterioro se observa con monocultivo de soja”.

El seguimiento contó con el apoyo e intervención de los propietarios, asesores y personal de campos nucleados en Consorcios Regionales de Experimentación Agropecuaria (CREA) en los que se realizaron los estudios, la Cátedra de Edafología de la Facultad de Agronomía de la UBA y el Instituto de Suelos del INTA (Noticias AgroPecuarias).

 

 

 

 

 

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