SanCor: “Sueño con el pasado que añoro”

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Los argumentos que llevan a la láctea a su reconversión desde una cooperativa -una de las principales de Argentina- a una sociedad anónima.

 

SANTA FE (NAP, por José E. Bordón*). Todo parece indicar que estamos asistiendo al principio del fin de la tradicional láctea sunchalense. SanCor está obligada a tomar decisiones profundas para salvar su prestigio y el de miles de tamberos, que a lo largo de la historia trabajaron para que la empresa fuera sólida, pujante, orgullo de la lechería santafesina, integrante de la principal cuenca lechera de América Latina.

El proceso de transformación está en marcha y, a pesar de cuestionamientos internos, sus directivos le plantearon al gobierno que están dispuestos a terminar con la cooperativa de productores para transformarse en una Sociedad Anónima, a vender sucursales, a despedir personal y a reducir erogaciones, incluidas las correspondientes a su planta de personal.

Hay cosas que no nos imaginamos que puedan suceder de un día para otro. Por ejemplo: hay que romper la idiosincrasia de los chacareros-tamberos del oeste santafesino, asociados a la cooperativa, que no parecen dispuestos a ceder el formato legal para transformarse en una S.A. donde pocos tienen voz y voto. Hubo generaciones de productores que siguieron una tradición y no se muestran convencidos a otorgarles a los directivos el mandato para que hagan lo que quieran. Incluso, ayer, muy cerca de Sunchales, un grupo se reunió para evaluar la postura que llevarán a una hipotética asamblea donde se adoptarán decisiones “calientes”.
Nadie deja de reconocer que el problema de la planta láctea es casi “terminal”. Necesita cerca de 6 millones de litros diarios de leche para producir bajo condiciones de relativa normalidad, para satisfacer la demanda interna y externa. Por todos los motivos que se conocen, SanCor procesa hoy apenas 1,4 millón de litros/día. O porque hace 6 meses que no paga a los tamberos, o porque los transportistas dejaron de colaborar. El mercado, aun cuando se reconozca una baja, sigue siendo importante. SanCor parece no haberlo entendido.

Otra cuestión es la falta de fondos en los bancos para seguir operando. Pero si uno observa el informe elevado al gobierno nacional -aseguran que los funcionarios quedaron anonadados por la cifra-, SanCor tiene un pasivo de casi 6 mil millones de pesos. En otras palabras, ni vendiendo todo lo que posee podría cancelar ese pasivo.

El resto es más conocido: la grilla salarial promedio se ubicó, hasta fines de 2016, en los 40 mil pesos y los honorarios para la línea gerencia y miembros del Consejo de Administración en montos difícil de imaginar para un trabajador de esos pueblos. Por otra parte, ahora se pretende achicar los costos haciendo caer esa decisión sobre los trabajadores. Que hay mil de más en una grilla de 4 mil es el discurso repetido por estos días. Pero acaso nadie sabe que en este tipo de cuestiones no sólo es achicar sino cómo hacerlo?

SanCor se vino achicando hace tiempo. Plantas como las de San Justo, Ceres y varias más en el oeste y en el sur de la provincia, terminaron cerradas por decisiones de concentrar producciones en otras más cercanas a los tambos proveedores. El resultado no varió: los sueldos siguieron altos, los costos no se modificaron y los mercados se fueron perdiendo.

Parece que nadie se dio cuenta de que el mercado comenzaba a cambiar su gusto. Ni la venta de su línea de productos frescos pudo frenar la caída. Pero siguieron las indemnizaciones millonarias a los asesores que buscaban irse antes de que el desastre los involucrara. SanCor se debe y debe una explicación. Esta vez tiene que ser acorde al presente y de cara a un futuro que hoy parece impredecible. (Noticias AgroPecuarias)

*Periodista. Publicado en el diario El Litoral.

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