Obras y estrategias para expandir la ganadería en la Cuenca del Salado
En la Rural de Saladillo se debatió sobre cómo salir de las cuestiones estructurales de la región: infraestructura hídrica, adaptación climática, eficiencia productiva y reglas claras.
(NAP) Con más de 120 asistentes entre productores, técnicos y dirigentes, la Sociedad Rural de Saladillo fue sede de la jornada El Desafío Ganadero en la Cuenca del Salado en la cual se elaboraron propuestas para convertir las limitaciones históricas de la región (hídricas, climáticas y de manejo del territorio) en una oportunidad estratégica para impulsar un crecimiento sostenido de la ganadería.
El encuentro contó con la presencia del intendente de Saladillo, José Luis Salomón; el presidente de la Sociedad Rural local, Ignacio Bustingorri; el vicepresidente de la Sociedad Rural Argentina, Marcos Pereda; y Alberto Larrañaga, presidente del Consejo Asesor del Plan Maestro del Río Salado de Carbap.
La ganadería es una actividad económica fundamental en la Cuenca del Salado, con la mayor parte de su territorio (11.25 millones de hectáreas) dedicada a ella, principalmente en sistemas mixtos de cría, invernada y ciclo completo
Producción: los referentes ganaderos Ricardo Orazi (Cabaña La Pastoriza) y Alejandro Aznar (Cabaña La Esencia) aportaron la mirada del productor. Coincidieron en que el modelo para la Cuenca del Salado debe basarse en animales rústicos y fértiles, adaptados a las condiciones ambientales, pero con una producción orientada a los mercados premium.
Destacaron además el fuerte crecimiento en los pedidos de certificación, una herramienta que “permite ordenar sistemas, diferenciar productos y capturar más valor”.
Infraestructura hídrica: el ingeniero Guillermo Jelinski presentó un diagnóstico detallado del funcionamiento hidrológico de la Cuenca del Salado y el estado del Plan Maestro del Río Salado. Señaló que existen $190.000 millones disponibles en la cuenta asignada al programa, pero advirtió que la ejecución se encuentra prácticamente detenida, pese a que finalizar las obras demandaría unos $30.000 millones.
Jelinski, junto con el climatólogo Eduardo Sierra, coincidió en la necesidad de crear una autoridad específica del Río Salado, capaz de gestionar los recursos y garantizar la continuidad de las obras en una región caracterizada por su baja pendiente y alta sensibilidad a los excesos hídricos.
Clima: Sierra aportó una mirada climática estratégica: la creciente frecuencia de eventos extremos obliga a diseñar sistemas ganaderos más flexibles y adaptados, no solo por la cantidad de lluvias, sino por su mayor concentración en períodos más cortos. Para la Cuenca, esto significa planificar con mayor anticipación y ajustar manejos para convivir con escenarios de variabilidad creciente.
Producción: el ingeniero Rodrigo Troncoso analizó el desempeño de la ganadería y su proyección. Afirmó que el crecimiento exportador no es un fenómeno reciente, sino un proceso que se inició entre 2016 y 2018 y se consolidó con la mejora de las condiciones macroeconómicas.
La próxima etapa, dijo, debe enfocarse en producir más y vender mejor, combinando aumento del stock, más kilos por animal y una estrategia comercial orientada a los mercados que mejor pagan.
Reglas claras: en el tramo final, Marcos Pereda, vicepresidente de la SRA, afirmó que “no hay crecimiento ganadero posible sin planificación, estabilidad y previsibilidad”. Sostuvo que el rol de las entidades es construir condiciones reales para que el productor invierta, produzca más y mejor. “El desafío gremial es transformar reclamos en resultados”, enfatizó.
Propuso también consolidar una agenda unificada del campo, capaz de priorizar temas y sostenerlos en el tiempo para impulsar el desarrollo de la actividad.










