Árboles y arbustos problemáticos ganan terreno en la Argentina

A estas plantaciones y ni el frío los detiene. El cambio climático las favorecería a través del aumento de lluvias, pero ¿cómo responden a las heladas.(NAP) Un estudio de la FAUBA encontró que plantas jóvenes de acacia negra y de espinillo aguantan hasta -6 °C y cambios de hasta 35 °C en un mismo día.
Diferentes árboles y arbustos se expanden en el centro de la Argentina y afectan la producción agropecuaria y la biodiversidad. El problema es grave y se estima que el aumento de las lluvias por el cambio climático lo intensificará.
En cambio, se desconoce si las heladas le pondrán un freno. Un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) observó que plantas jóvenes de acacia negra y de espinillo sobrevivieron a temperaturas de -6 °C y a cambios de hasta 35 °C en un mismo día. Señalan que para controlar estas especies es necesario el trabajo en conjunto entre productores.
“Las leñosas son árboles y arbustos. Cuando aumentan su densidad en sistemas históricamente dominados por herbáceas, como son los pastizales y las sabanas, pueden traer problemas ecológicos y económicos”, explicó Melina Aranda, docente de Dasonomía en la FAUBA.
Perjudican a la agricultura y a la ganadería al achicar el área disponible para animales, forrajes y cultivos; también cierran caminos y hasta dañan tendidos eléctricos y camiones. Además, afectan la biodiversidad, ya que reducen los recursos para el resto de las especies. Por ejemplo, limitan la luz que le llega a las plantas más petisas y las pueden desplazar.
Aranda señaló que el proceso está ocurriendo en todo el mundo y que una de las causas es el aumento de las precipitaciones que trae el cambio climático. “Sin embargo, aún se sabe poco sobre cómo la temperatura puede afectar la expansión de las leñosas en los ecosistemas”.
Por eso, un estudio de la FAUBA analizó cómo las bajas temperaturas impactan en dos leñosas que causan problemas en el centro del país. Por un lado, la invasora acacia negra —Gleditsia triacanthos— en la Región Pampeana y el espinillo —Vachellia caven, una especie nativa— en el Espinal. También estudiaron si su origen influye en la respuesta al frío.
Florencia López Arnal, docente del Departamento de Métodos Cuantitativos y Sistemas de Información de la FAUBA, contó que tomaron leñosas de distintas zonas del país: acacias negras de Tucumán, Córdoba y Buenos Aires, y espinillos de Catamarca y de Corrientes. “Las plantas jóvenes —plántulas— crecían en el exterior a 30 °C, y durante 3 noches seguidas las metimos en cámaras de frío y las expusimos a bajas temperaturas, de hasta -6 °C”.
López Arnal destacó que el frío afectó a ambas especies, pero de forma diferente. “El 92% de las plántulas de espinillo sobrevivió independientemente de su origen. En cambio, en la acacia negra sí importó su procedencia. Las de Buenos Aires alcanzaron valores cercanos al 70%, y las de Córdoba y Tucumán, menos del 50%”.
Además, la docente agregó: “Observamos que las plántulas de acacia tuvieron un daño en hojas cercano al 90%, y las de espinillo, al 40%. Otro resultado que nos sorprendió fue la capacidad de rebrote de ambas leñosas. Un mes después de exponerlas al frío, cerca del 80% de las plantas rebrotaron”.
El estudio sugiere que la expansión de estas dos especies no estaría limitada por las heladas. De todas formas, la docente aclaró que falta hacer experimentos a campo donde entren en juego otros factores como el agua, la luz y el suelo. “Lo que sí sabemos, es que si no se hace un control activo, va a empeorar este problema”, advirtió Florencia a Sobre La Tierra.
Barreras conjuntas
Con respecto a los controles de las leñosas, Melina Aranda comentó que en otro trabajo encuestaron a diferentes productores sobre las medidas que usan para frenar a la acacia negra. “Por un lado, se eligen estrategias químicas a base de herbicidas. Por otro, aplican estrategias mecánicas como la tala y el anillado”.
El anillado —explicó Aranda— consiste en remover un anillo de corteza y madera de 5 cm de ancho alrededor del tronco para interrumpir la circulación de savia y nutrientes, y que el árbol muera en pie. “El beneficio de esta técnica con respecto a la tala es que impide que las leñosas rebroten”.
A partir de años de trabajo, la investigadora consideró: “Aprendimos que lo mejor es combinar las estrategias mecánicas con las químicas y hacerlo lo antes y más frecuentemente posible. Por supuesto, sabemos que es costoso y que conlleva tiempo y energía”.
También agregó que para controlar las leñosas de forma efectiva es clave que se coordinen productores y municipios. “Como cualquier problema ambiental, es fundamental encararlo de forma integral. Aunque tengas tu lote controlado, no va a durar mucho si tu vecino tiene un monte de acacias”.
Pausa y curva
Aranda comentó que el estudio del frío formó parte de un proyecto más grande en el que se estudia de qué manera los factores bióticos y abióticos afectan la lignificación de los ecosistemas de la Argentina. “Como un montón de otras investigaciones, se frenó por falta de financiamiento”.
A pesar de eso, siguieron con otra línea de investigación. “En el partido de Rivadavia, en la provincia de Buenos Aires, estamos trabajando con productores perjudicados por el aumento de la densidad de leñosas. Visitamos campos, analizamos el problema, vemos cómo lo están controlando y sugerimos qué medidas se podrían adoptar”.
Para cerrar, reflexionó: “Nuestros experimentos suelen ser más bien ecológicos y ahora le agregamos el componente social. Es un desafío y tenemos mucho para aprender. Los productores aportan información muy valiosa y son actores clave para frenar la lignificación de nuestros ecosistemas”.(Noticias AgroPecuarias)
Trabajo producido por Por: Sebastián M. Tamashiro (SLT), FAUBA