Innovaciones y potencial de la bioindustria forestal argentina

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Desde la AFCP alentaron a mejorar la posición Argentina en la región y remarcaron la necesidad de impulsar bioproductos y química verde. Alerta por la continuidad del déficit en papel.

(NAP) “La celulosa ya no debe pensarse solo como insumo para papel, sino como base para una amplia gama de bioproductos de alto valor agregado”, planteó Juan Sackmann, representante de la Asociación de Fabricantes de Celulosa y Papel (AFCP).

 

Entre las tendencias mencionó el avance de la viscosa (fibra de origen vegetal) como textil renovable, que pasó de 2 millones de toneladas en el año 2000 a un estimado de 8 millones en 2025 y podría alcanzar 10 millones hacia 2030, desplazando al algodón y a los sintéticos derivados del petróleo. “La viscosa ya es parte de la vida cotidiana; basta con mirar la ropa que usamos para entenderlo”, ejemplificó.

También destacó el desarrollo de embalajes avanzados y papeles inteligentes con chips RFID o NFC -microdispositivos que almacenan información y la transmiten de forma inalámbrica utilizando ondas de radio a un lector compatible- que permiten trazar y seguir productos, el aligeramiento de envases para reducir peso sin perder resistencia, y los avances en reciclaje y eficiencia hídrica, dado que el papel reciclado utiliza hasta cinco veces menos agua que la fibra virgen.

Otra innovación en crecimiento es la incorporación de bioplásticos y biografito en la industria automotriz, incluso en componentes de baterías de autos eléctricos.

“Es la misma cadena de carbono que antes se transformaba en petróleo, pero ahora trabajada desde lo renovable. La diferencia es el tiempo y el proceso”, explicó.

Sackmann disertó sobre “Economía e inversiones: celulosa, papel, textiles, química verde y bioproductos. Argentina en el contexto regional e internacional” en el Taller de Capacitación sobre la cadena forestal argentina organizado por la Asociación de Periodistas Agroalimentarios de Caba y el Consejo Foresto Industrial de Argentina (Confiar).

“Tenemos la materia prima y la tecnología para dar un salto. La clave está en transformar el potencial en políticas estables e incentivos que atraigan inversiones y desarrollen innovación local”, propuso.

Papel

Por otra parte, Sackmann advirtió que, en lo que hace al papel, el derivado más usado de la celulosa de las plantas, Argentina mantiene un déficit estructural de la balanza comercial, que estaría en condiciones de revertir con inversiones a través del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI).

Argentina tiene una capacidad de producción de alrededor de 1,8 millones de toneladas de papel anual enfocada especialmente en el mercado interno (en 2018 exportó alrededor del 10% de su producción). Con un consumo nacional aparente promedio de alrededor de 2,35 millones de toneladas, la producción cubre entre el 60% y el 70% de las necesidades nacionales. (Noticias AgroPecuarias)

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