La mejora genética alcanzada en las cerdas incremento notablemente su potencial reproductivo,

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Una dieta mal formulada obliga a las cerdas a movilizar reservas corporales para sostener el crecimiento de la camada, comprometiendo su salud, la de los lechones y su desempeño reproductivo futuro.

(NAP) La mejora genética alcanzada en las cerdas modernas incremento notablemente su potencial reproductivo, planteando nuevos desafíos en el plano nutricional. La implementación de estrategias específicas para cada etapa del ciclo reproductivo, junto con una correcta formulación de las dietas en términos energéticos y de aminoácidos, es clave para garantizar el bienestar, la productividad y la sostenibilidad del sistema productivo. Una cerda bien alimentada es la base de una producción porcina eficiente, rentable y sostenible.

En las últimas décadas, los avances genéticos transformaron profundamente la productividad de las cerdas modernas. El aumento sostenido en la prolificidad se elevo significativamente el número de lechones gestados, lactantes y destetados por cerda. Ante este nuevo escenario – con cuatro estadios esenciales que atender: gestación, periparto, lactancia e intervalo destete-celo –  que implica mayores demandas nutricionales, la especialista en nutrición de cerdos de Provimi Cargill, Cintia Fracaroli, explica lo fundamental que es actualizar y balancear cuidadosamente los programas de alimentación para permitir que las hembras expresen al máximo su potencial genético.

Las últimas recomendaciones publicadas por el NRC datan de 2012. Dada la evolución genética desde entonces, se presume que dichas guías están por debajo de los requerimientos reales actuales.

Una dieta mal formulada obliga a las cerdas a movilizar reservas corporales para sostener el crecimiento de la camada, comprometiendo su salud, la de los lechones y su desempeño reproductivo futuro, con consecuencias directas sobre la rentabilidad de la granja. Frente a este contexto, surge una pregunta clave: ¿qué estrategias nutricionales deben adoptarse para satisfacer eficazmente las necesidades de las cerdas modernas hiperprolíficas?

El objetivo nutricional durante la gestación es cubrir los requerimientos necesarios para el mantenimiento y crecimiento de la cerda, asegurando al mismo tiempo una condición corporal óptima.

Para lograrlo, se recomienda el uso de herramientas objetivas como el caliper y el medidor de grasa dorsal por ultrasonido, que permiten una valoración extremadamente objetiva de la condición corporal y, en consecuencia, realizar ajustes adecuados en la alimentación.

Cuando se implementa correctamente, esta estrategia permite alcanzar un objetivo clave: que al menos el 90% de las cerdas lleguen al parto con una condición corporal ideal.

 Gestación temprana (días 1 a 45):

Durante esta etapa, la prioridad es mantener la gestación y asegurar la viabilidad embrionaria, lo cual depende en gran medida de niveles adecuados de progesterona. Se ha comprobado que aumentar la alimentación tras el servicio (2,8 vs. 1,5 kg/día) mejora la secreción de progesterona y, con ello, la supervivencia embrionaria (Athorn et al., 2013).

Una desnutrición severa en los días críticos 10-11 de gestación puede reducir considerablemente el número de embriones viables y de lechones nacidos (Langendijk et al., 2016). Por ello, es fundamental evitar restricciones alimentarias y priorizar la recuperación de la condición en cerdas delgadas.

 Gestación media (días 45 a 90):

El objetivo es lograr una adecuada condición corporal que favorezca la eficiencia reproductiva, la longevidad y el bienestar de la cerda. La baja condición se asocia a mayor riesgo de fallas reproductivas, lesiones y mortalidad; mientras que el exceso de condición corporal se relaciona con distocias, menor ingesta en lactancia y mayor tasa de descarte.

Si bien en cerdas adultas la subalimentación no afecta el peso al nacimiento, en primerizas sí puede tener impacto, ya que sus propios requerimientos de crecimiento compiten con los del feto. Amdi et al. (2014) demostraron que primerizas delgadas alimentadas con 1,8 kg/día presentaron una reducción de 100 g por lechón en el peso al nacer.

 Gestación tardía (días 90 a 114):

Durante esta fase, el crecimiento fetal y el desarrollo mamario aumentan considerablemente los requerimientos de aminoácidos. Además, desde el punto de vista de la energía, una mayor ingesta energética puede aumentar el peso al nacer hasta en 30 g por lechón, aunque también se ha observado un incremento en la tasa de nacidos muertos (Gonçalves et al., 2016).

Aumentar la ingesta de alimento en 1 kg/día entre los días 90 y el parto se asocia a una ganancia de 7 kg en el peso corporal de la cerda. Sin embargo, por cada 1 mm adicional de grasa dorsal, se reduce entre 60 y 120 g la ingesta voluntaria en lactancia, lo que puede afectar negativamente la producción de leche, la ganancia de peso de la camada y la eficiencia reproductiva posterior de la hembra (Gonçalves et al., 2015).

Una sola dieta durante la gestación?

La resiliencia de las cerdas modernas permite aplicar una estrategia de alimentación de fase única durante la gestación. Se recomienda ofrecer entre 2,1 y 2,3 kg/día de una dieta que contenga 3.300 kcal/kg EM (o 2.560 kcal/kg EN) y 0,60% de lisina 

Periparto

Tradicionalmente se limitaba la oferta de alimento durante el periparto para evitar una menor ingesta en lactancia. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que las cerdas alimentadas ad libitum antes del parto autorregulan su consumo sin comprometer la ingesta postparto (Cools et al., 2014).

Permitir el acceso ad libitum desde el ingreso a la sala de partos mejora el crecimiento y peso al destete de los lechones, así como la calidad y volumen del calostro. Esta práctica es especialmente beneficiosa cuando la cerda llega en condición ideal (<22 mm de grasa dorsal) (Cools et al., 2014).

Además, existen diversas tecnologías nutricionales que permiten optimizar la calidad y eficiencia del parto. Entre ellas, se destacan las fibras funcionales, que ayudan a reducir la incidencia de constipación, y aditivos estratégicos que contribuyen a acortar la duración del parto. Asimismo, ciertos aditivos favorecen el desarrollo de una microbiota intestinal benéfica en la cerda, lo que permite disminuir su carga de patógenos y, en consecuencia, reducir el riesgo de transmisión fecal a los lechones durante el nacimiento.

Lactancia

Durante la lactancia, el objetivo principal es maximizar la ingesta para sostener la producción de leche sin una excesiva movilización de reservas corporales. Si la ingesta no es suficiente, la cerda recurre a sus depósitos de grasa y proteína, comprometiendo su recuperación y el desempeño reproductivo futuro.

Si bien la selección genética ha logrado camadas más numerosas, la ingesta de alimento en la cerda no ha aumentado al mismo ritmo, lo que genera un balance energético negativo durante gran parte del período lactante.

El uso de dietas de lactancia con una densidad energética de 3,25 Mcal EM/kg ha demostrado mejorar la condición corporal y la ingesta voluntaria frente a dietas con menor contenido energético. Además, dietas con más de 3,4 Mcal EM/kg pueden también disminuir el consumo (Xue et al., 2012).

También debe ser considerado un adecuado aporte de aminoácidos, ya que esto permite reducir la pérdida de peso y la movilización proteica. El ratio óptimo de SID lisina:EM es de 3,05 g/Mcal, lo que equivale a aproximadamente 60 g/día de lisina SID (Xue et al., 2012).

Intervalo destete-celo

En esta etapa, la estrategia nutricional debe enfocarse en recuperar las reservas corporales y estimular una alta tasa de ovulación.

En cerdas delgadas, un mayor consumo postdestete mejora la fertilidad. Sin embargo, en cerdas en buena condición, no se observaron diferencias significativas en la tasa de concepción ni en el tamaño de camada con distintos niveles de ingesta (2,7; 3,6 o 5,4 kg/día) (Graham et al., 2015).

Ofrecer 2,5 kg/día de una dieta gestante convencional es suficiente para cubrir los requerimientos, sin necesidad de recurrir a una dieta de lactancia ni a la alimentación ad libitum (Menegat et al., 2018) (Noticias AgroPecuarias).

Informe elaborado por Provini/Cargill

 

 

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