Un criadero de Roque Pérez convierte los residuos porcinos en energía, fertilidad y producción sostenible

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Transforman 400.000 litros diarios de efluentes en electricidad y biofertilizantes, reduciendo emisiones, mejorando suelos y cerrando el ciclo productivo. Economía circular para potenciar la actividad porcina.

(NAP) En Roque Pérez, provincia de Buenos Aires, el criadero de cerdos Pacuca se convirtió en un caso testigo de cómo un establecimiento puede transformar un problema ambiental en una oportunidad productiva: todos los residuos del criadero se procesan para generar energía eléctrica, biofertilizantes líquidos y sólidos y cerrar así un ciclo de economía circular donde nada se descarta y todo vuelve al sistema.

Desde 2020, la planta Pacuca Bioenergía procesa alrededor de 400.000 litros diarios de purines provenientes de unas 50.000 cabezas porcinas. Con tres biodigestores y tecnología de origen europeo, el establecimiento produce biogás que alimenta un motor capaz de generar 1 MW/hora de manera continua, energía suficiente para más de 5.000 hogares, superando los 8.000 MWh anuales aportados al sistema eléctrico nacional.

Pero el beneficio productivo va más allá de la energía. El proceso también genera biofertilizante líquido para fertirriego y sólidos compostados, aplicados en más de 300 hectáreas, mejorando estructura y fertilidad del suelo y reemplazando parte de los fertilizantes químicos. De este modo, PACUCA reduce emisiones, baja costos y devuelve nutrientes a la tierra sin residuos ni pasivos ambientales.

“Mejoramos ambientalmente al 100%: evitamos emisiones, generamos energía y producimos fertilizantes orgánicos”, resume Daniel Fenoglio, presidente de Pacuca Bioenergía.

Nutrición

La economía circular del criadero se apoya también en una nutrición adecuada, clave para la salud de los animales y la calidad del efluente que ingresa a los biodigestores. En esa área trabaja Provimi–Cargill Animal Nutrition & Health, que acompaña al establecimiento con soluciones nutricionales que apuntan a mejorar la eficiencia, la sanidad y la resiliencia de los animales a lo largo del ciclo productivo.

El enfoque, explican, es integral: una nutrición bien diseñada no solo mejora los índices productivos, sino que también genera un efluente más estable, lo que potencia la producción de biogás y hace más eficiente el sistema circular.

“La sostenibilidad necesita decisiones integrales: nutrición, bienestar animal y manejo responsable. Casos como Pacuca muestran cómo el sector puede ser parte activa de la solución”, señala Gastón Britos, veterinario y referente de Provimi, quien visitó las instalaciones para evaluar el impacto del sistema.

Un modelo que puede multiplicarse

En Argentina funcionan hoy unas 20 plantas de biogás basadas en diferentes tipos de biomasa, pero el caso de Roque Pérez se destaca por la integración completa entre producción animal, gestión de efluentes, energía y fertilidad del suelo.

El proyecto cuenta además con un contrato de energía a 20 años, lo que asegura previsibilidad económica, facilita nuevas inversiones y abre la puerta a usos adicionales del calor residual, como calefacción de lechones en invierno.

La articulación entre tecnología, ciencia y manejo responsable convierte a Pacuca en un modelo replicable para el sector porcino y para otras producciones que buscan reducir emisiones, mejorar eficiencia y generar valor donde antes había un pasivo.

Para PROVIMI, acompañar estos procesos forma parte de su misión: impulsar sistemas productivos donde la rentabilidad y el ambiente no compiten, sino que se potencian. (Noticias AgroPecuarias)

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