Las lluvias y los altos costos complican la situación de los feedlots

La ganadería intensiva atraviesa un panorama crítico por la suma de factores como las inundaciones, suba del maíz y problemas financieros.
(NAP) Los establecimientos de engorde de bovinos a corral del centro-oeste bonaerense, sur de Córdoba y parte de Santa Fe, afectados por el exceso de lluvias e inundaciones suman además dificultades financieras y el aumento en los costos de alimentación, que están erosionando la rentabilidad.
El presidente de la Cámara Argentina de Feedlot , Fernando Storni, advirtió que las lluvias constantes complicaron la operatividad de los corrales de engorde.
“Muchos establecimientos están complicados, no sólo por este momento particular, sino porque fue un año llovedor que no permitió hacer los mantenimientos correctos. Eso baja la eficiencia, incrementa los costos y alarga los encierres”.
Storni también señaló a NAP el impacto del exceso hídrico en la logística: “Los caminos rurales complican mucho el ingreso de terneros, la salida de la hacienda terminada y la llegada de los insumos de alimentación, que tienen una frecuencia permanente en los corrales”.
Movimiento de hacienda paralizado
Las lluvias del último fin de semana agravaron la situación hídrica en el centro del país. Con accesos y rutas cortadas y campos bajo agua, los movimientos de hacienda recién podrán retomarse en las próximas semanas, según fuentes del sector.
Si bien en provincias como La Pampa y San Luis las precipitaciones resultaron beneficiosas para recomponer humedad en los suelos, en el centro-norte bonaerense, sur de Santa Fe y sudeste cordobés los excesos superaron ampliamente la capacidad de absorción, generando severos anegamientos.
Esta situación empuja a muchos establecimientos mixtos —en particular en Buenos Aires, donde predomina la invernada pastoril— a replantear sus sistemas de terminación, recurriendo al encierre como alternativa obligada.
El frente económico: pérdidas crecientes
A la emergencia climática se suma un cuadro financiero cada vez más adverso. Según cálculos de la CAF, con tasas de interés que hasta hace semanas rondaban el 30% anual, una operación convencional de 130 días de engorde ya arrojaba pérdidas cercanas a $65.000 por cabeza. Con las tasas actuales, 2,5 veces superiores, la pérdida proyectada se eleva a más de $160.000 por animal, equivalente al 14% del costo total de la operación.
El precio del maíz, principal insumo del feedlot, también presiona: en los últimos dos meses subió en promedio un 14%, mientras que el precio del gordo apenas avanzó un 3%. Hoy, comprar una tonelada de maíz exige alrededor de 70 kilos de novillo terminado, una relación que tiende a encarecerse con la mayor oferta de hacienda gorda que se espera para esta época del año.
Perspectiva incierta
Actualmente, los feedlots mantienen un stock de 1,98 millones de cabezas, con capacidad física para absorber un nuevo pulso de encierres. Sin embargo, el índice de reposición cayó a 0,76 en agosto, el nivel más bajo para ese mes en los últimos 15 años, reflejando un freno en el negocio.
“La situación achica márgenes o directamente nos pone en pérdida. Con menos eficiencia y mayores costos, el kilo producido se vuelve mucho más caro”, resumió Storni.
El combo de exceso hídrico, dificultades logísticas, suba de tasas y encarecimiento del alimento deja a la actividad frente a un escenario de máxima tensión, donde la continuidad de muchos establecimientos dependerá de la capacidad de atravesar lo que los propios productores definen como una “tormenta perfecta”. (Noticias AgroPecuarias)