La lechería argentina necesita un cambio

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Dentro del sistema, desde lo ambiental, “se evalúan todo lo que es consumo de agua, el uso de electricidad, la reutilización de los efluentes.

De izquierda a derecha: Matías Charmandarian, coordinador técnico de Valor Ganadero; Hugo Quatrocchi; Javier Baudracco; Ernesto Pittaluga

ROSARIO (NAP). La situación de la lechería argentina en el escenario actual para el mercado local y su posicionamiento en el mercado mundial, fue el eje de una de las presentaciones ofrecidas en el encuentro bianual Valor Carne que convoca la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) que se realizó en esta ciudad.

“Argentina es un país con tambos grandes, de más de 100 vacas por tambo en promedio. Además, en la escena mundial tenemos un costo de producción de leche bajo, pero también un precio bajo de la leche”, sostuvo el ingeniero agrónomo Hugo Quatrochi, al abordar la situación de la producción lechera argentina en el contexto global.

El profesional al referirse al costo global de la mano de obra, consideró que “tenemos una competitividad cuanto menos frágil porque si bien el costo es competitivo, la productividad de esa mano de obra es muy baja comparada con nuestros competidores”.

Por otra parte, indicó que “hay poco capital invertido y eso vuelve más vulnerables a nuestros sistemas productivos”.

En cuanto a endeudamiento, sostuvo que el porcentaje de endeudamiento de un productor típico, incluyendo la tierra, es bajo respecto de otros países productores de leche.

Respecto de la alimentación, expresó: “En Argentina producir leche con grano es barato, pero con alta volatibilidad en su conveniencia económica a diferencia de otros países”.

Asimismo, destacó la importancia que revisten las demandas de los consumidores en la actualidad: “El consumidor tiene voz y voto sobre la manera en que se producen sus alimentos” y esto es un tema clave según Quatrocchi. También consideró como una limitante fundamental la cuestión de las regulaciones ambientales y las referidas al bienestar animal.

Luego, el ingeniero agrónomo de la Universidad de Santa Fe, Javier Baudracco, señaló: “Necesitamos sistemas flexibles que sean rentables, la productividad de nuestros tambos está limitada tres puntos principales: la producción de forrajes, la cantidad de vacas y la infraestructura”.

El especialista llamó a aumentar el número de animales por hectárea y hacer un uso eficiente de la tierra.
Asimismo, indicó que el agua, la sombra, los callejones, las instalaciones de ordeño subdimensionadas y las viviendas, son los principales problemas de infraestructura en los tambos argentinos. “Tenemos una aguada cada 34 hectáreas, es decir, tres aguadas cada cien hectáreas”, precisó.

Baudracco contó que hoy en día “la gente huye del tambo” en todo el mundo. “Hay que poner el foco en las personas, así los resultados empiezan a aparecer; es la gente la que va a cuidar a las vacas y al ambiente”, aseguró.

A su turno, el ingeniero agrónomo Ernesto Pittaluga, destacó que el confort de las personas y los animales, la alimentación eficiente y el equipo de trabajo, son las claves para lograr un sistema sólido.

Tambo robotizado

Para completar el panel técnico sobre lechería Miguel Taverna, coordinador del Programa Nacional de Lechería del INTA, expuso sobre el funcionamiento de los robots de ordeñe.

En la Estación Experimental de Rafaela del INTA tienen desde hace 3 años un tambo robotizado. “Implementamos un sistema productivo en el cual incorporamos muchas tecnologías de punta o innovaciones. Estas tecnologías, genéricamente, se las conoce como tecnologías de precisión, robótica, automatización, y las tecnologías de la telecomunicación y de informática. Evaluamos todas estas tecnologías puestas en un sistema para evaluar los resultados desde el punto de vista productivo, económico, social y ambiental”, explicó Miguel Taverna, coordinador del Programa Nacional de Lechería del Inta.

“Los resultados son alentadores, muy buenos. Pero son sistemas que implican un trabajo gerencial muy fuerte para poder, a través de la cantidad de información que se genera, tomar buenas decisiones de manejo que permitan impactar positivamente sobre la producción, la eficiencia y los resultados económicos”, dijo.

Dos aspectos que destacó fueron que cada unidad robótica puede atender entre 60 y 65 vacas, y es atendida por 2 personas. “En Rafaela trabajamos con 2 empleados, que podrían atender hasta 3 unidades, lo cual impactaría muy fuerte en los costos de mano de obra”, indicó Taverna.

Dentro del sistema, desde lo ambiental, “se evalúan todo lo que es consumo de agua, el uso de electricidad, la reutilización de los efluentes. Y desde el punto de vista social, cómo impacta esto en la calidad de vida de la gente. Al robot lo evaluamos no solamente desde la eficiencia, sino también en calidad de vida”, aseguró. (Noticias AgroPecuarias)

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