El fotógrafo de las últimas pulperías

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Enry Bonanna recorre el país descubriendo y retratando las que quedan de estas geografías de los cuentos de Borges. Un documentalista al que le gusta el traje de chasque moderno. 

BUENOS AIRES (NAP). Desde su Tandil natal, Enry Bonanna comenzó en 2000 a recorrer el país para fotografiar las pulperías y almacenes de campo que aún funcionaban, lo que lo llevó a ser hoy el principal documentalista de estos bares, comercios o clubes -o todo junto- que fueron un faro en la historia del poblamiento de la larga y ancha Argentina.

Su trabajo de fotógrafo -que comparte con el de mecánico- se basa en salir a la ruta a encontrar aquel local que está, quizás, en aquel pueblo que no se puede ubicar porque nadie lo ha puesto en un mapa, por lo cual hay que ir hasta la zona para que alguien pueda guiarlo hasta el destino final… Que puede que ya no exista más.

Hace unos días, Enry estrenó la web Pulperías Argentinas (www.pulperiasargentinas.com) donde pueden verse las fotos de las que quedan y -más que eso- retratos de hombres que viven y trabajan en profunda relación con la tierra, el sol y el viento y actúan un intercambio de mercaderías y de momentos muy diferentes.

NAP: ¿Cómo se inició tu acercamiento a las pulperías y almacenes para hacer este trabajo artístico e histórico?

EB: En 1999, por pura curiosidad, comencé a indagar y me di cuenta que había un vacío en la información bibliográfica y fotográfica de estos lugares. Entonces empecé una búsqueda que al principio fue preguntar a la gente de campo y a personas mayores en los pueblos vecinos de Tandil, a la vez siempre buscaba bibliografía para obtener nombres y lugares. Con la llegada de internet se puso mucho más fácil. 

En la Colonia y durante el 1800 había una persona denominaba chasque que era la encargada de llevar el correo y las noticias de una pulpería a otra. Desde hace unos años me siento un chasque moderno que les cuenta a unos pulperos las novedades de otros y les muestro las imágenes que voy logrando.  

NAP: ¿Cuántas estimás que quedan en pie?

EB: En pie funcionando solo un puñado de pulperías. Sí hay muchos más almacenes de campo. Entre las dos deben ser alrededor de 70. A medida que me fui haciendo conocido me llamaban de distintas ciudades para darme datos y en 2009 me convocaron del programa En el Camino, de TN, y ahí se produjo una explosión de personas que me buscaban por redes sociales para pasarme más datos, de esta forma he podido relevar muchas.

NAP: ¿En qué zona trabajás?

EB: La zona de trabajo es todo el país. Primero fueron las pude ir encontrando alrededor de mi ciudad y en mi provincia, luego cada vez más lejanas. Ahora debo relevar dos: una en la provincia de Río Negro y otra en el noroeste de La Pampa. El problema es que no tengo ningún tipo de sponsors ni ayuda económica. Todo este trabajo de relevamiento histórico y fotográfico lo hago a pulmón. Y se pone cada vez más duro por las distancias. Me pasó de viajar a Mendoza y no poder encontrar la pulpería; situación que me ocurrió también y varias veces en Buenos Aires.

NAP: ¿Cuál es hoy la relación del hombre de campo con la pulpería o el almacén?

EB: La relación ha cambiado bastante. Antiguamente la pulpería era un mojón para el viajero, para el aventurero que se adentraba en las Pampas; era un sitio de intercambio para los primeros pobladores y lugar de descanso dominical para el trabajador de nuestros campos. Hoy, por la inferior cantidad de gente que trabaja en los campos, sumado a la posibilidad que dan los vehículos y las mejoras de los caminos rurales, la mayoría de estos lugares son taperas, incluso solo un contrapiso en medio de la soledad de la llanura. Las pocas que quedan funcionando atienden solo un pequeño grupo de gauchos y gracias a la difusión que le voy dando en los medios desde hace 17 años, la mayor parte de su clientela son turistas.

El fin

Apasionado de su trabajo y de su arte y experto como se ha hecho en este breve espacio de la geografía y de la historia, Enry (autorretratado en la foto de apertura) no quiere terminar la entrevista sin darle a las pulperías y almacenes un lugar bien encumbrado en la construcción de la Argentina. 

“Si hoy podemos vivir en nuestras ciudades es porque alguna vez -después de que pasó el ejército ganando territorio a los originarios de estas tierras- se instalaron valientes pulperos que se pusieron detrás de las rejas que los guarecían de los bandidos y de los mismos originarios en plena lucha. Ellos formaron los mojones de civilización en medio de la nada, a 20 ó 25 leguas de la anterior y de la siguiente; allí los jinetes y las diligencias encontraban el recambio de caballos, allí comieron nuestros patriotas camino a las guerras internas y en las avanzadas a países vecinos, allí el gaucho compraba desde el alimento hasta las herramientas para trabajar creyendo en un país de oportunidades. Allí también se encontraba su descanso y amistad. Estoy totalmente convencido, de que si no hubiese existido este lugar denominado pulpería no existiría hoy nuestra nación como la conocemos. Si hasta el barrio de Caballito, que es hoy el centro geográfico de una de las metrópolis más destacadas del mundo, lleva su nombre por una veleta que estaba instalada en el techo de una pulpería”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(Noticias AgroPecuarias)

GQ

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