A pesar de las dificultades, el sector le ve muchas oportunidades a la lechería argentina

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El Ocla publicó una encuesta en la que se destacan cuestiones como la oportunidad de mercado, las posibilidades de mejorar los índices productivos pero siempre remándola contra las política nacional.

Producir un litro de leche en Argentina le cuesta al productor entre 30 y 45 centavos de dólar, más barato que en USA y Australia (Foto: INTA Rafaela)

BUENOS AIRES (NAP)  Una encuesta realizada por el Observatorio de la Cadena Láctea Argetnina, entre representantes de la cadena láctea permitió determinar que producir un litro de leche  en Argentina tiene un costo estimado de entre 30 y 45 centavos de dólar, valor similar para los países de la región.

Pero por otra parte, entre se observa una gran diversidad de debilidades, entre las que se destacan la “política en general y a la económica y sectorial en particular”

La medición tuvo por objetivo establecer las perspectivas de la Lechería Argentina 2022-2023, en base a 264 consultas entre productores que debieron responder a la pregunta: ¿Cómo visualiza a la lechería de Argentina para 2022/2023, teniendo en cuenta no sólo las cuestiones domésticas sino también el contexto internacional?

El Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (Ocla) es una iniciativa de la fundación FunPel y desde 2016 trabaja en la obtención de información confiable en el ámbito de la producción lechera.

Para determinar las perspectivas de la actividad, se recurrió a un formato tipo Foda (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades, Amenazas), una herramienta que iba a permitir analizar sus características internas (debilidades y fortalezas) y su situación externa (amenazas y oportunidades).

El objetivo del análisis Foda es determinar las ventajas competitivas de la cadena bajo análisis y la estrategia genérica que más le convenga, en función de sus características propias y de las del entorno en que se mueve.

Entre las fortalezas el aspecto más indicado por quienes respondieron la encuesta se refiere a los “bajos costos de producción de leche comparados” ya que en función a los datos disponibles y medido en dólares, Argentina se encuentra en el rango de países con menores costos, entre 35 y 40 centavos de dólar por litro.

Ese indicador la ubica junto a la producción lechera de Uruguay, Paraguay y Chile y mejor que Nueva Zelanda, Australia y Brasil y muy lejos de Estados Unidos y los países de la Unión Europea.

La “resiliencia, adaptabilidad y capacidad de reacción” es una cualidad que ha tomado el empresariado primario e industrial argentino al sortear a diario los avatares de la política económica, que le dan fortaleza para enfrentar el entorno turbulento del clima, la economía y volatilidad de los mercados.

Asociado a la “disponibilidad de recursos naturales, a las favorables condiciones climáticas y agroecológicas y al conocimiento del negocio y la tradición lechera”, es que surge el “gran potencial de crecimiento que puede tener la lechería de Argentina”, si a las ventajas comparativas se las acompaña con “condiciones competitivas”.

Como se sabe, el mercado internacional de productos lácteos es sólo el 11 al 12% de la producción mundial de leche, con lo cual es muy sensible sobre todo a la oferta disponible de leche. O cuando la demanda se mantiene firme, manteniendo altos los precios de las commodities lácteas, incluso a pesar de las dificultades económicas (caídas de PBI e incremento de las tasas de inflación) o la aparición de productos alternativos.

Por diferentes restricciones, no sólo ambientales sino también por disponibilidad de mano de obra o por el elevado costo de oportunidad de los recursos, la producción en países lecheros centrales se viene amesetando e incluso disminuyendo en muchos de ellos.

Estas cuestiones son las que abren una gran oportunidad para que la lechería de Argentina despliegue todo su potencial de crecimiento.

De los cuatro tópicos del Foda, lamentablemente las debilidades son las que presentan un gran número y diversidad. Independientemente de las cuestiones ideológicas o partidarias se presenta a la “política en general y a la económica y sectorial en particular”, como un gran inconveniente para el normal desempeño de la cadena de valor lácteo.

Como contraposición se señala a la “marginalidad impositiva” como un factor distorsivo del mercado, sobre todo por la competencia desleal que genera y por la tendencia hacia la baja de los precios finales.

Y por otro lado, la fuerte “presión impositiva” –prácticamente 40% del valor final de un producto lácteo son impuestos– que a su vez incentiva a la marginalidad impositiva debido a la falta de controles en algunos actores de la cadena en cualquiera de sus etapas primaria, industria y comercial. La “falta de infraestructura básica” (caminos rurales, rutas, ferrocarriles, desagües, electrificación, gas natural, puertos, vías navegables, entre otras) es una gran limitante para la cadena.

Se trata de una circunstancia qué, si guardara un correlato con la alta presión impositiva que enfrenta la cadena láctea, no debería ser una limitante, sino por el contrario una ventaja.

Con importancia por igual, la falta de “financiamiento adecuado” (en acceso, montos, tasas y plazos) para inversiones en el sector primario e industrial, comparte el puesto con la “falta de confianza entre las partes” y la “ausencia de una coordinación entre producción e industria”.

El cumplimiento de la resolución 229/16 que contempla la mayoría de las relaciones entre las partes, carece hasta ahora de un cumplimiento efectivo y entorpece la posibilidad de formalizar contratos entre las partes y no permite una transparencia adecuada; incluso para pensar en el uso de herramientas de mercados de futuros, seguros, nuevas formas de financiamiento, aseguran los encuestados.

La encuesta ubica a la “política” en las debilidades y en las amenazas el comentario de los encuestados se hace más fuerte respecto.

La “intervención de los mercados”, la “inestabilidad político-institucional recurrente”, “la altísima volatilidad de las variables económicas locales”, lo cual viene acompañado de una fuerte “inseguridad jurídica” que impide un adecuado clima de negocios, aleja la inversión y expulsa a muchos de los actores sectoriales.

También entre las amenazas se identificó el temor a que se “profundice el cierre de tambos” y “la profundización de las políticas populista y anti mercados”(Noticias AgroPecuarias).

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