La producción de carne porcina argentina crece a un promedio del 8% anual

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Salvo determinadas naciones, la carne de cerdo y pollo predominan en la incorporación de proteínas en las dietas de los diferentes países en el mundo.

Crece la producción de carne porcina en 8 por ciento anual

ROSARIO (NAP). La producción de carne de origen porcino en Argentina crece a un ritmo anual de 8 por ciento, si se tiene en cuenta que en 2017 el país produjo más de 566 mil toneladas, favorecido por numerosas ventajas como la gran disponibilidad de maíz y soja, que es el principal costo de producción, además de contar con ventajas climáticas y sobre todo, libre de enfermedades como la “Peste porcina”.

La producción de carne de cerdo se destina, en su gran mayoría, al mercado interno. Aproximadamente el 40% de la producción total es elaborada por cinco establecimientos, los cuales poseen el mayor desarrollo industrial y tecnológico del sector.

En 2017, según datos la Asociación Argentina de Productores de Porcino, el consumo de carne de cerdo en la Argentina alcanzó los 14 kg/habitante/año, divididos en 11 kg de carne fresca y 3 kg de fiambres y chacinados, de acuerdo a datos relevados por el Departamento de Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario.

En comparación, el consumo de carne vacuna alcanzó 57,2 kg/habitante/año, siendo un valor cuatro veces mayor. El consumo local de carnes en Argentina en muy diferente a la composición del consumo mundial. En 2016 el 40 % del total de carnes consumido a nivel global fue carne de cerdo.

El sector porcino en Argentina es pequeño pero posee condiciones naturales y sanitarias óptimas para crecer, autosatisfacerse y exportar. El nivel sanitario porcino argentino fue reconocido internacionalmente como muy bueno. Está libre de las principales enfermedades que afectan a la especie: PPC – Peste porcina clásica, PRRS síndrome de reproductivo y respiratorio porcino, enfermedad de Aujeszky entre otras.

Se cumplen disposiciones sanitarias y existen numerosos controles: triquinosis, influencia, aftosa y tuberculosis.

Aun así, la coyuntura arroja resultados todavía no positivos si se observa el comercio exterior porcino de Argentina. La balanza comercial porcina argentina resultó fuertemente deficitaria en 2017. Las exportaciones de carne de cerdo y sus derivados se aproximaron a los 15 millones de USD (M USD) mientras que las importaciones sobrepasaron los 118 M USD, según datos del Indec.

Argentina se ubicó en el año 2016 en el puesto N° 54 del ranking mundial de exportadores de productos porcinos, con una muy baja participación del 0.002% del comercio global mientras que, por ejemplo, Brasil y Chile representaron cerca del 5 y 2% respectivamente.

Si se observan las importaciones de cerdo de Argentina, un 85 % proviene de Brasil. Gran parte de estos envíos es carne congelada de cerdo sin deshuesar.

El Ministerio de Agroindustria en un documento de diciembre de 2016 estimó en promedio un factor de conversión de 3,1 de alimentos a carne de porcino, mientras que el coeficiente ajustado alcanza 3,7. Asumiendo que un 60 % de la dieta de los cerdos en Argentina contiene maíz, en el año 2017 el consumo de maíz por parte del sector porcino habría alcanzado 1,25 millones de toneladas.

Argentina tiene 249 establecimientos procesadores de porcinos habilitados en el país, los mismos se distribuyen entre mataderos frigoríficos, mataderos municipales y mataderos rurales.

Los establecimientos faenadores e industrias de chacinados se encuentran vinculados con la configuración territorial de la actividad primaria y los centros de consumo. Cuatro de éstos, emplazados en la Provincia de Buenos Aires.

La distribución territorial de los establecimientos de producción primaria porcina (cría de animales) marca su mayor concentración en el norte de la provincia de Buenos Aires, sur de Santa Fe y centro de Córdoba, donde también se concentran mayormente las existencias, más allá de su distribución dispersa en todo el territorio nacional.

La localización se corresponde con la superficie implantada de maíz y la distribución de las plantas elaboradoras de alimentos balanceados, uno de los principales insumos de la producción primaria.

La producción de cerdos se encuentra fuertemente concentrada. Los establecimientos más grandes operan con más de 2000 animales (los cuales representan el 11 por cietno del total de los establecimientos de cría) participan con el 79 % del total de la faena (unos 5 millones de cabezas).

Estas plantas poseen 54 % del stock de madres a nivel nacional (unas 192.000 madres) (Ver cuadro adjunto). A pesar de esto existe una alta heterogeneidad de actores, si consideramos al volumen total de establecimientos que asciende a 5.178 unidades productivas. Así se observa que existe una importante presencia de pequeños productores en la etapa primaria e industriales.

Coexisten con establecimientos intensivos de mayor tamaño, con tecnología moderna y mejores condiciones sanitarias, los cuales han integrado las etapas primarias e industriales.
La mayoría de los productores porcinos argentinos (73 % del total, unos 3.800) presentan sistemas productivos de muy baja escala: menos de 500 cabezas anuales enviadas a faena, lo que equivale a en promedio a 1,5 cabezas diarias.

Estos sistemas de pequeña escala no permiten incorporar tecnología de punta y sistemas más eficientes en la faena, dificultan la estandarización de la calidad (la carne), tienen un mayor costo de negociación y elevada informalidad impositiva.

El problema es que el mercado internacional de carnes exige grandes volúmenes (muchas veces concentrados en pocos cortes), con suministro constante, para poder cerrar acuerdos con distribuidores y canales comerciales. Esta atomización impide el desarrollo de una estrategia de exportación más agresiva. (Noticias AgroPecuarias)

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