Descartan riesgo de diabetes infantil tipo 1 por consumo de leche de vaca

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Así lo reveló un estudio internacional de 15 años con más de 2.000 niños. El trabajo fue publicado por una revista científica.

BUENOS AIRES (NAP). La teoría de que la leche de vaca aumenta el riesgo de padecer diabetes tipo 1 entre los niños ha sido desmentida después de más de 15 años de investigación internacional, según un estudio que publicó este miércoles la revista Journal of the American Medical Association (JAMA).

Los resultados del primer gran ensayo internacional para tratar de prevenir la diabetes tipo 1 demostraron que la fórmula modificada para bebés en la que las proteínas de la leche de vaca se dividen no previene la diabetes tipo 1 en niños con factores de riesgo genéticos para padecer esta enfermedad, publicó el corresponsal de la agencia española EFE en Washington.

“Después de más de 15 años de esfuerzo, este estudio pone fin a la controversia sobre el posible papel de la leche de vaca en el desarrollo de la diabetes tipo 1”, afirmó Dorothy Becker, investigadora principal del Hospital de Niños y la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh (Pensilvania, EE.UU.). El equipo investigador liderado por Becker, conjuntamente con grupos de otros países, determinó que “no hay evidencia” para revisar las recomendaciones dietéticas actuales para los bebés con alto riesgo de diabetes tipo 1.

“Esto una vez más nos muestra que no hay una forma fácil de prevenir la diabetes tipo 1”, afirmó la profesora.

Investigaciones previas concluyeron que la exposición temprana a proteínas extrañas complejas, como las de la leche de vaca, podían aumentar el riesgo de diabetes tipo 1 en niños pequeños con riesgo genético.

A pesar de que la tipo 1 es la menos frecuente de las diabetes, al suponer solo un 10 % de los casos de esta enfermedad, su incidencia es elevada y está aumentando en los países desarrollados.

El estudio divulgado ayer tuvo una muestra de 2,159 niños con un miembro de la familia afectado por diabetes tipo 1 y con riesgo genético de padecerla para averiguar si retrasar la exposición a la leche de vaca disminuiría el riesgo de diabetes.

Después de ser amamantados, los bebés recibieron un tipo de leche con caseína hidrolizada, es decir, con las proteínas de la leche de vaca divididas.

Los bebés fueron alimentados con la fórmula del estudio durante al menos dos meses hasta la edad de 6 a 8 meses y, al mismo tiempo, no recibieron proteínas de leche de vaca de ninguna otra fuente de alimentos.

Los niños fueron seguidos durante al menos 10 años para determinar cuáles de ellos desarrollaron diabetes.

Después de más de una década de seguimiento en la mayoría de los casos, se concretó que el tipo de leche modificada no redujo la incidencia de diabetes tipo 1 en comparación con la fórmula regular de la leche de vaca.

Los hallazgos, publicados en la revista Journal of the American Medical Association, ofrecieron una muy esperada respuesta a la pregunta de si las fórmulas infantiles preparadas con leche de vaca desempeñan un papel en el desarrollo de diabetes tipo 1.

Estudios anteriores señalaron que la exposición temprana a proteínas ajenas complejas, como las de la leche de vaca, podrían incrementar el riesgo de diabetes tipo 1 en las personas con riesgo genético de padecer la enfermedad.

En 2002, un equipo dirigido por Dorothy Becker, profesora de pediatría de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, inició la revisión de 2.159 niños en 15 países para descubrir si retrasar la exposición a proteínas ajenas complejas podría reducir el riesgo de padecer diabetes.

Todos los niños tienen familiares con diabetes tipo 1 y propensión genética para la enfermedad determinada con pruebas sanguíneas en el nacimiento.

Después de la lactancia, los bebés fueron destetados con una fórmula convencional con proteínas de leche de vaca intactas o con una fórmula especial en la que las proteínas de la leche de vaca fueron divididas en unidades más pequeñas llamadas péptidos.

La fórmula especial, de caseína hidrolizada, imita el proceso de digestión del cuerpo y rompe las proteínas en partes más diminutas.

Los niños fueron alimentados con la fórmula de estudio durante al menos dos meses hasta la edad de entre seis y ocho meses y también recibieron proteínas de otros alimentos.

Los resultados mostraron que no hubo una diferencia estadísticamente significativa entre los dos grupos en cuánto al número de niños que desarrollaron diabetes.

“Esto nos muestra una vez más que no hay forma fácil de prevenir la diabetes tipo 1. Por consiguiente, no hay evidencia para revisar las recomendaciones nutritivas actuales para los niños con alto riesgo de padecer diabetes tipo 1”.

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